Sin ciencia no hay futuro.

Hemos comentado en este espacio que la ciencia es quizá el único segmento seguro de la sociedad mexicana que ofrece la posibilidad de construir un pensamiento crítico e independiente y a partir de él ofrecer a la población sus hallazgos y orientación para todo tipo de problemas y a partir de ellos contribuir a la edificación de una sociedad más justa, equitativa y moderna, lo cual puede sonar idealista, pero es la meta de las organizaciones científicas, nos guste o no.

Los científicos, desde los Premio Nobel hasta los más modestos investigadores en ciencia insisten en que en este país los gobiernos ni se ocupan ni se preocupan por los avances de la ciencia y sus investigaciones. Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, manifestó que el idioma español tiene una asignatura pendiente con la ciencia, el científico manifestó la baja inversión que realizan los países hispanos en esta materia.

En el VII Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en San Juan de Puerto Rico (2016), Mario Molina quien fuera asesor de Barack Obama en ciencia y tecnología, expuso su estudios sobre la capa de ozono y el efecto invernadero y aseguró que los países que invierten más en ciencia y tecnología tienen sin duda mayor desarrollo económico, por ello aseguró, mediante el uso de las pedagogías modernas es indispensable incorporar la ciencia en la escuela, para aprender de la ciencia haciendo ciencia a fin de que los países hispanohablantes superen la tendencia del predominio del idioma inglés.

En el Congreso otros científicos enfatizaron que el problema básico de la ciencia en español es el financiamiento y lamentaron que el idioma de la ciencia sea el inglés; se subrayó que los presupuestos en investigación y desarrollo han disminuido en los países hispanos provocando la fuga de cerebros que difícilmente se recuperan.

Llama la atención que científicos españoles hayan insistido en que, en la última década el idioma español en ciencia ha disminuido a la mitad lo que condiciona la investigación, exponen que se evalúa más alto a los investigadores que hayan publicado en inglés, lo cual, sin duda condiciona la elección de los temas de investigación e induce el abandono de temas contextuales porque los créditos se reducen al publicarlas en español aunque tengan alta calidad científica.

La defensa de nuestro idioma en el Congreso científico fue notable porque siendo el español el segundo más importante en el mundo, es menospreciado y en la ciencia esto es explícito al conceder prioridad al uso del inglés.

Y hablando de ciencia y tecnología, en México la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) reclama también el bajo presupuesto público que se asigna a la ciencia y el casi inexistente en materia de recursos privados, la empresa privada tiene muy poco interés en la ciencia y en la academia que es quien realiza casi el total de la investigación científica la AMC considera que no lo está haciendo muy bien, hay mucho que renovar opinan.

Para la AMC la ciencia debe ser considerada como parte de la cultura y la producción de conocimiento científico como la mayor riqueza de un país, la crítica y la evaluación permanente de los resultados de las actividades disciplinarias son tareas centrales del quehacer científico y tecnológico y una de las funciones más destacadas de las ciencias.

Es evidente que el desarrollo científico es un pilar fundamental para las sociedades de hoy para mejorar la calidad de vida de la población y encontrar soluciones a los problemas cotidianos, aunque estamos lejos de que los gobiernos asuman la convicción de que la ciencia es la mejor inversión.

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