Vivir en la frontera

Los límites, que en su interior otorgan seguridad y velocidad, pero castigan con comodidad e inflexibilidad, existen. Hemos nombrado esa línea divisoria, entre límites que se antojan cruzar como frontera. La frontera esa marca que nos une, pero también nos separa. En la vida nos enfrentamos a diversas fronteras; geopolíticas, religiosas, económicas, sociales, económicas, culturales, y un interminable etc. Todas tienen un ingrediente común, evidencian un límite. Tenemos fronteras entre países, pero también entre estados, ciudades, colonias, regiones o incluso al interior de las mismas casas, hay familias que habitan en la misma casa, pero divididos con muros fronterizos impenetrables.

Nos forman nuestras fronteras, esos límites que en algún momento dejaron de ser escurridizos y se clavaron fuerte. Límites que separan la niñez de la juventud, o la felicidad de la infelicidad. Límites fronterizos que nos dan identidad, igual que con los países pasa. Escribió Borut Brumen; “toda definición de las identidades depende de una conceptualización del tiempo y el espacio social”. Si pasamos mucho tiempo entre fronteras la vida se enturbia. Se cambia. Daña la pertenencia, incluso la identidad. Cuando es visible el límite comenzamos por olvidar el dintorno y el entorno se confunde en el contorno. Surge una nueva identidad, como el espanglish o el tex-mex. Porque a la lejanía de los límites las cosas se apasionan, en la frontera se someten a tal presión que pueden adaptarse a nuevos moldes.

México tiene 3,152 kilómetros de frontera con Estados Unidos de América, ocupando la 10ª posición en extensión fronteriza (el primer sitio lo tiene la frontera EUA y Canadá con 8893 kilómetros). También mantiene México una frontera de 956 kilómetros con Guatemala y 193 kilómetros con Belice. Así en lo físico, también en lo temporal estamos en la frontera del año, ya sea que leas este escrito antes del 31 de diciembre de 2022 o después del 1 de enero de 2023, la frontera nos enseña los finales y los principios. 

Hay otra frontera cercana también. Vivimos en la frontera política; en México 2024 será año electoral, el mayor de los registrados hasta ahora por la amplia cantidad de posiciones de elección pública que habrán de someterse a la decisión de los votantes. La presidencia nacional, 128 senadores, 500 diputados, 9 gubernaturas, 31 congresos locales, 1580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales. AMLO mantiene un porcentaje de aprobación popular muy alto que advierte a muchos analistas una certeza en la sucesión. Pero estamos ante una frontera, ante un límite de régimen. A nivel nacional los estados evaluarán el trabajo político, económico y social implementado por los gobernadores de MORENA y comenzará una revaloración de la esperanza. Muchos entendieron que las dádivas federales no son suficientes ante la escasez del estado. De los 8 estados más la jefatura de gobierno en la Ciudad de México que serán votados, seis están gobernados por MORENA. 

No podemos vivir mucho entre fronteras, los tiempos corren y muchos malestares ya no pueden adjudicarse a los periodos pasados, comienza la presión de lo apasionado, buscando ajustarse a nuevos moldes, a nuevos esquemas, que se ven cercanos, tan cercanos como una frontera. 

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