La ciencia elemento propulsor.

Uno de los efectos más fuertes de la Revolución Rusa de 1917 -cuyo centenario se conmemoró recientemente- fue el establecimiento de una política pública nacional que le dio identidad a lo que se constituyó como la Unión Soviética; desde sus inicios en 1917 hasta 1991 la ciencia y la tecnología se engarzaron a la funcionalidad y a la ideología del Estado Soviético como prioridad nacional, por lo que pronto se distinguió como, la ciencia soviética.

No obstante, desde la época de los Zares, Rusia contaba con una infraestructura científica formidable, por ejemplo, en 1869 el ruso Dmitri Mendeléyev finalizó la composición de la tabla periódica de los elementos químicos ese descubrimiento fue realmente un hallazgo científico fundamental que sentó las bases de la química moderna y permitió sistematizar los conocimientos de las sustancias y su interacción.

Otro ejemplo de los científicos sobresalientes rusos fue Iván Pavlov fisiólogo y psicólogo, creador de la ciencia sobre la actividad nerviosa superior y de obras científicas sobre el proceso de regulación de la digestión. Además, fue el fundador de la escuela fisiológica rusa que después se convertiría en una de las más avanzadas del mundo; se le otorgó el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1904 por su trabajo, Estudio sobre la fisiología de la digestión.

Después de la Revolución de octubre la URSS muy pronto sobresalió por el auge de las ciencias puras, la física, la química, la biología y la ingeniería de los materiales, por mencionar algunas, los científicos soviéticos destacaron también en astronomía, en física nuclear, así que en 1956 Nikolái Semiónov ganó el Premio Nobel de Química.

Igualmente fue notable el desarrollo de la investigación espacial siendo los rusos los primeros en enviar un hombre al espacio y para la década de los 60 desde 1962 más de 50 mujeres habían volado al espacio. De ellas, solo 3 fueron rusas pero su contribución a la “causa espacial” se considera inestimable, ellas son Yelena Kondakova, Valentina Tereshkova y Yelena Kondakova que realizaron verdaderas hazañas espaciales.

Diecinueve científicos rusos han sido galardonados con el Premio Nobel gracias a sus contribuciones a la ciencia. Es conocida también la grandeza del arte ruso, la música, la danza y la arquitectura.

El desarrollo científico en Rusia durante la etapa del socialismo real aunque alcanzó altos niveles no se dio como miel sobre hojuelas porque la dictadura de José Stalin persiguió y mandó al Gulag, los campos de concentración para presos políticos a aquellos científicos rusos que consideraba incómodos y que “dañaban” las ideas socialistas, de manera que es innegable que el progreso científico tuvo sus agujeros negros y el sueño del socialismo real concluyó en diciembre de 1991 cuando el presidente Mijaíl Gorbachov, declaró la disolución de las Unión Soviética, con ella cayó la Cortina de Hierro así como el orden mundial bipolar, formado por el capitalismo y el socialismo.

Con la independencia de los países que formaban la URSS, tras el colapso, Rusia sufrió casi dos décadas de estancamiento científico aunque en la actualidad reaparece con avances notables en aeronáutica, en biomedicina y farmacología, en técnica cibernética, robótica, transporte inteligente, etcétera. Lo que se observa es que la ciencia rusa se levanta con sistemas creativos e innovadores.

¿Por qué escribir sobre un tema aparentemente tan ajeno al contexto mexicano y latinoamericano en general? Porque en estas páginas he insistido sobre la importancia de la ciencia y que, “sin ciencia no hay futuro”, mientras el discurso anti científico trompiano prospera es preciso exigir a nuestros gobiernos aumentos significativos al presupuesto para la investigación científica.

Queridos lectores, lectoras, les deseo felices fiestas navideñas y un año nuevo colmado de bienestar.

Compartir