El paradigma de interpretar

Interpretar es desentrañar el sentido de lo oculto, de lo cerrado. Es menester de muchos y deber de todos buscar el más cierto significado partiendo de nuestra perspectiva de aquello que exploramos. 

La constitución no es solamente un documento histórico, no debe verse así, sino que instruye el presente y ella arraiga nuestra organización como país.

No es oculto que la constitución ocupa el lugar que jerárquicamente tenía quien confería la autoridad, para unos era el dicho del rey, del cacique, del hechicero, de dios o de los dioses. Aquello que para los estoicos era el logos theos y para los romanos la palabra divina. Sin un poder superior difícil es aceptar la supremacía del derecho por el mérito de la pura razón. “Hammur” debió hacerse el hijo de Dios, “Abi”, para construir el código de Hammurabi. 

La interpretación constitucional es dinámica. Desde la concepción pluralista de los albores del siglo 20, que fue capaz de nutrir y dar significado a: “we the people…” en Estados Unidos o en nuestro caso: “En los Estados Unidos Mexicanos…”, resultó interpretada con una idea clave, la sociedad. El conjunto. Los derechos sociales que cobraban sentido por identificar un grupo, una clase. 

En la actualidad la interpretación resulta individualista, es decir, interpretamos la constitución desde y para el individuo, como lo quiso la famosa generación “X” marcada con el “yo” sobre el “nosotros” de los baby boomers. El trabajo digno del artículo 123 solo se entiende desde el individuo y el impacto que el trabajo tiene sobre él. Así el derecho ahora cobra sentido desde la libertad del individuo en el que ya no es suficiente pertenecer al grupo sino ahora identificarse como parte de él. Ahora el trabajo digno no atiende la pertenencia sino las necesidades individuales de la persona, su estructura emocional, su desarrollo y potencial. 

Me parece que la siguiente interpretación será la familiar o como quiera que se vaya a llamar el grupo intermedio entre el individuo y la sociedad. Las vacaciones se orientarán al tiempo de calidad y no a la separación del centro de trabajo solamente. (creo yo)

Hoy se habla de una interpretación moral de la constitución, así entendido habrá que reformular elementos como “digno”, “igual”, “libre”, entre muchos otros que son diferentes en una perspectiva económica, social o ahora moral.

Las elecciones del 2 de junio, que se vivieron en aparente calma, tuvieron como colofón bastante desagradable, la salida antes de tiempo, para declararse vencedores. Esa situación más que alentar perjudicó mostrando lo que muchos concluyeron como una clase política no a la altura de la participación. Interpretar una elección es algo más que darle el resultado que esperamos. Es analizar y reflexionar del porqué afirmamos nuestro dicho. 

Muchos lentes podemos usar para ver la elección, al igual que lo hacemos con la Constitución, para algunos la frase: el hombre y la mujer son iguales ante la ley, no es suficiente para hablar de igualdad, dependiendo los anteojos con los que se lea.  Interpretar es algo más que solo ver lo que queremos ver. Engañar a otros describiendo nuestros quereres y no la realidad no es piadoso. Seguimos suponiendo que la apasionada euforia resulta suficiente para el disciplinado éxito. La interpretación debe ser tan objetiva como nos alcance y la inspiración con la que vemos admite varios aplomos, pero nunca a tal grado de engañarnos.

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