Cuento. “Mineros de Corazón Negro”

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…Advertencia metodológica. Éste, el que cuento en seguida, es tan solo un cuento de algo que nunca sucedió…Pero, hay historias tan parecidas, que cualquiera puede confundirse.
… Escrito de junio a septiembre del 2012.
… *Inscrito en el Primer Certamen Estatal de Cuento: Periódico Zócalo, (8 al 14 de septiembre del 2012).

Carbonero De Las Ánimas Benditas es mi nombre, pero la raza me conoce como el Ánima. El que les habla, fue un minero como cualquier otro, viví para trabajar en las Minas y Pocitos del norte de México, viví para morir, como vivimos y morimos munchos mineros pobres. En Barroterán, que es un pueblo de Múzquiz Coahuila, vi la luz por primera vez. Este caserío es un mineral, de la merita Región Carbonífera…Sí, los mineros son gente muy pobre pero no le hacen mal a nadie. Es un pueblo más bien chico, casi todos se dedican a labores que tienen que ver con las Minas…Los voy a llevar de la mano (pero no se asusten si está muy fría), por los pasillos del fondo de la tierra; son cuevas muy para abajo, pero en todo lo que a las Minas y Pocitos se refiere hay más sótanos de miedo arriba, que allá abajo en túneles. Si no me entendieron pues les ayudo. En este negocito de las minas hay más oscuridad arriba que abajo…Carbonero, el Ánima, será su acompañante en este cuento, que huele a gas y… a verdad. Aunque las páginas sean tan pálidas o tan negras, que los entretengan y se dejen llevar tan fácil, y aunque no vuelvan a oír mi nombre, acuérdense de mí, porque mi espíritu estará con ustedes…Y, este cuento comenzó…
Ámonos pal Pocito Apa, hace harta hambre, aquí no hay nada que tragar, dijo sufrido Retoñito a su padre, el famoso Dientes de Oro, del puro Barroterán. ¿Estás Minas son nuestra vida verdad Apa?, son nuestra muerte segura Retoñito, pero hay que jalar. Se despidieron de la vieja, como todos los días, sin saber si se volverían a ver. Dientes de Oro tiene 35, Toñito 13, ya son hombres ambos, ya dan su vida, tragando polvos de muerte, para tragar frijoles y tortillas. La bendición gañanes grito Abnegada, madre de Dientes de Oro, pos estos…Los bendijo, soltó unas verdes y rojas, pa los patrones y una suplicas para el divino. Las botas Toñito, ándale, ya les eché unas gordas, no guelita, esas son su comida de todo el día, nosotros al fiado de” doña Polvorina, que ajuera del pocito, nos empresta la vianda y unas bolsas de platico con agua de algo. Ha qué suerte de ustedes, dijo la abuela, comen diferente diario, como de la fonda, sí que son de privilegio… Si supieras guelita, ya debemos hasta las botas, ¿así de rotas quien las quiere de pago?, pues se las arrebatan, tan escasas, y estas son guenas, son de la tienda de Múzquiz, ¡quiúbole guelita!
La vida del minero es honrada, empezó Dientes de Oro con esas historias, esas que lo hacían famoso en todo Barroterán. Sufrimos, tenemos jornadas de 20 horas, los pulmones y el corazón del minero, son negros. De dolor y polvo de carbón, pero son negros, ni duda cabe. Caemos muertos sin aparente razón, antes de los cuarenta años, los pocos viejos que sobreviven, quedan locos o con fisema, ¿fisema Apa?, si el de las muertes que son de falta de aire. La madre de Retoñito, la pobre Fulanona, había partido para la frontera, a la vida galante; creyó que era su única opción de enviar dinero a la casa, lo que ganaban su esposo e hijito era tan poco (había que dar al Sindicato, al capataz, a doña Polvorina, las medicinas de la abuela, en fin).Como extrañaban a la madre, pero como el día se hacía largo en la oscuridad de la mina, pues el recuerdo solo venía, como cuchillada filosa, en la noche, en la que por el cansancio y el hambre acumulados, tardaban en conciliar el sueño.
En la boca del socavón los esperaba de mala gana Infuloso, el capataz. Era uno más del pueblo, pero vago y pendenciero, pues le echaron el ojo los patrones, para señor capataz. Ya les voy rebajando tiempo, grito Infuloso a los mineros recién llegados, buiganle que es día de mucho trajín. Toñito garboso caminaba, bajo el sol del desierto coahuilense, en la polvorienta entrada de la Mina; su padre, en cambio, daba pasos cortos, ya cansado por la mañana, (era minero desde los doce), ya le pesaba el corazón y los pulmones negros, encarbonados. Bajaron a las entrañas grises del subsuelo, en un tonel de vieja lámina, carruchado con cadenas… La Mina dejaba buenos dividendos a Don Ganón, un viejo zorro que vivía del otro lado, por aquello de la inseguridad. Era de familias mineras; que se dicen mineros, pero que como dueños no conocen más que de oro, plata y ganancias similares; de adentro de la mina, de picar, cargar, escarbar, de eso no tienen la menor idea; pero son ¡mineros de abolengo!, a mucha honra, sí señor… No salen las cuentas decía Don ganón a su elegante vástago Suertudillo, hay que cortarle a los gastos, pero de donde padre, pues del seguro, y ¿si se quejan?, esos infelices que ni digan pío…
Gran comilona tenía Don Ganón con los Jefes del Sindicato Minero, el principal de ellos, Pilloleón Moches Escutia, recién llegaba de su casita de Canadá. Estuvo de vacaciones obligadas, por un asuntillo menor, un malentendido de algunos millones, que andaban volando. Departieron a gusto, se entendieron más a gusto y pactaron algunos ajustes necesarios: había que “apretarse el cinturón”…el de mecates y cordones, que sostenía el raido pantalón del doblegado minero. ¿No le daremos una mejoradita a los Pocitos Don Ganón?, es que hay presión de las autoridades, ¿de cuales Pilloleón?, de las federales. Pero si esas están bien arregladas, pero es fin de sexenio y andan queriendo cerrar fuerte. Las locales también quieren su cocol. Ah, como hay que poner orden, si deja uno suelto el asunto, sobran acomodados. Ya ves Pilloleón que hasta crearon una oficina de minas en el estado, cobran comisiones por el contrato con la CFE, salieron vivos, por eso los poceros ya se sienten libres, con el diezmo, se liberan de presiones. A que Don Ganón, está en todo…en todo lo que deja Pilloleón, y tú ni te hagas de la boca chiquita, o de la bolsa perdón.
En la cantina del pueblo, con nombre de ilustre recinto de la beberecua regional: “Las Lágrimas de Baco”, departían algunos mineros viejos y otros que estaban tan lesionados que no hubo más que darles incapacidades, sin medico ni medicinas claro, pero estaban francos y vivos, de cualquier modo. Se siente raro el aire en la Mina decía Jodidito a Fregadancio, si huele fuerte y dulzón, que se me hace… Ya andan intrigando viejos, dijo con voz de autoridad el cantinero y propietario Embriagador. Bájenle, las paredes oyen, pos serán las tuyas, que oyen y corren a cantar al patrón, ora cañones. Los derrumbes y caídos siempre se agravan con el calor, eso lo sabemos todos. Este verano no hay ni poquita precaución, nos mandan pábajo, sin ninguna ayuda, verán que pronto perdemos muchachos o mejor que nos vayamos algunos viejos, ya jalamos bastante… Embriagador se había financiado para el negocito con dinero de Don Ganón, que lo tenía para embriagar las penas del sojuzgado fundo y para que le informara de cualquier sublevación o quejas. Los liderazgos efímeros o reales, estaban prohibidos, nadie podía organizarse, so pena de ser despedido y nunca más contratado.
La vida sufrida del minero… empezó a recitar Dientes de Oro a sus compañeros, en el fondo del pozo; era la hora de la gorda, aunque la vianda era más bien flaca. Ya va empezar Apa, si mijo, hay que saber las cosas como son. Siguió la discurseada: hemos de vivir para el trabajo, hemos de morir para que otros sigan nuestro camino. Nunca levantaremos la cabeza para no echarnos enemigos, si te agachas, trabajas mejor y no te molestan. ¿Entonces agachones hemos de ser?, dijo Rebeldón, el hijo de su compadre Ojos Negros, que aunque los tenía verdes con el rostro prieto, por aquello de los indios borrados que poblaron estas tierras aguerridas, negreaban por el hollín. No riegues el tepache muchacho, aquí los listillos se mueren primero, por andar de sublevados, pierden la atención y tienen desgracias… En las Minas hay que estar ojo avizor, ¿Por qué es eso?, dijo Martillano, pos es que no se atonteje vecino, que ponga atención en todo: en cualquier polvito, ruidito y olorcito, pa salir corriendo, luego que salgan todos claro. Uste si sabe padrino, sus oraiciones son muy completas, tiene lengua de lagartijo mayor, a chingao ahijao, ¿qué me quiso decir con eso?, pos que es rete abusao padrino, no se enmuine.
Suertudillo, joven medio pocho, hijo del patrón y heredero de la casta minera, leía noticias: En China explotó una mina, sacan ilesos a los mineros; en Chile rescataron a muchos atrapados, hasta el Presidente estuvo dirigiendo los trabajos de rescate y atendiendo a las familias de los mineros. ¿Cómo ve Padre?..¡Échenlos a perder!, ¡chíflenlos!, luego haber quién los ataja, dijo Don Ganón, y tu síguele leyendo para que te embarres de tanta miel del gobierno al proletariado, ¿la prole?, esa que estorba, que si se subleva, hay que apaciguarla a jodazos. Yo solo leía, pues cuidado hijo, los mineros son revolucionarios, con cualquier pretexto se levantan, ¿temprano?, nombre se levantan en armas, a protestar. Ahí está Cananea, o Río Blanco, tantos casos de injustas revueltas en contra de los que arriesgamos todo por el empleo nacional, son injustos y mal agradecidos…Estoy orgulloso de ser su hijo, gracias hijo, serás un buen minero, de los poderosos y valientes, de esos que somos emblema patrio, ¡viva México! Padre, que viva, si no, como ganamos. La historia nos hará justicia hijo; reconocerá el esfuerzo, el desvelo y los empleos que damos a tanta gente jodida. Somos como unos héroes, como caudillos en tierra de barbaros, ajúa chingao.
Huele a grisus, sáquense pa fuera, dijo Dientes de Oro a la raza; este asunto está ardiendo, huele a explosión, juyanle, no me oyeron…Era el verano del 2012, los mineros gritaban al capataz que subiera el tonel, que arriara las cadenas, fueron saliendo uno a uno, se salvaron todos, el gas quedo abajo, ellos en la superficie… Que salvada nos dimos Dientes de Oro, si no estás a las vivas nos quemamos, si compadre, la cosa esta difícil, mañana será otro día… Como si nada hubiera pasado acudieron a la cita con la muerte, no una nueva, la misma de todos los días, al trabajo minero. El capataz Infuloso llamó a Dientes de Oro, le dijo en secreto, bájale a tus humos, si calientas a la gente te va a pesar, jálenle padentro y quitencen de fregaderas…El gas era evidente, el olor a gas y a muerte era fuerte y embriagador, pero la cita era ineludible. ¡Contra el sistema nadie puede!, la muerte, dijo Dientes de Oro, es el premio al esfuerzo de un minero comprometido, dejaron todos sus picos y palas, e hicieron una oración en silencio…Señor Dios de los afligidos, Dios de los blancos del alma, de los…mineros de corazón negro, si hoy nos toca morir, llévanos a buen apersogadero, mécenos en una cuna de buena madera, cántanos algo bonito, no desampares a nuestros hijos, a las familias mineras, a nuestros viejos…
La Mina explotó, atrapados quedaron dos docenas de mineros pobres; Dientes de Oro, su hijo Retoñito; el compadre Ojos Negros y su hijo Rebeldón; el Chueco, el Chanclas, el Poca Suerte; los demás, vecinos, amigos y familiares…la familia minera estaba en tragedia… Empezó la noticia a correr como reguero de pólvora, de esa que fabrican en Sacramento Coahuila; de esa que explota dañando patrimonio de gente pobre y matando gente, y se les protege…Con la noticia en las redes sociales, en los medios electrónicos y escritos, en los noticieros empezó la competencia de incompetencias, la guerra de declaraciones y el necesario destinte político. Que el federal no supervisa, que el estatal no quiere cerrar los pocitos, que los Sindicatos están coludidos con el Gobierno y con el patrón; que los dueños son otros, que hay prestanombres; que rentaron las concesiones, que si había altas en el IMSS, que siempre solo de algunos…Que hay poderosos mineros, ¡que son intocables!, que están ligados con la mafia grande, la de personajes innombrables…
Hasta la frontera coahuilense llegó la noticia; en el tugurio de Piedras Negras “El Gato Bodeguero”, hicieron coperacha, para que pudiera viajar Fulanona; que fuera a Barroterán a velar la salida y el rescate de su marido, de su hijo, de sus compadres, amigos y familiares; todos enterrados en vida, en las entrañas de la Mina…Muchas de la fulanas de aquel lupanar eran oriundas de aquel reducto minero; eran víctimas de aquella desolación, del abandono institucional, de la injusticia de la vida, eran hijas de la vida real…Lloraban las madres, las viejas y los muy pocos viejos que sobrevivían. El eco del dolor y el hedor a muerte eran ensordecedores…Llegaron los periodistas, arribaron sendas camionetas, helicópteros y aviones, que aterrizaron en las inmediaciones o en pistas privadas, de ranchos ganaderos colindantes a la Mina; ranchos de patriotas, dueños de emporios Mineros…toldos, mesas, comida, agua, refrescos y hasta algunas cervezas y whiskies añejados, están dispuestos, claro camuflados de cantimploras. Bueno, una realidad era la descrita y otra, muy distinta, la de las familias de mineros, que en su campamento cuando más, tenían algunas sombrillas floreadas, de las de todo por un dólar; sillas de lámina, de alguna cervecería, calientes y desvencijadas; de techo, unas sábanas raídas y amarillentas…
Aunque el sol sale para todos, unos se lo quitan con lentes, bloqueador, sobreros de paja y hasta con emulsiones, que no de Scott, pero sí de Escocia…Dios recíbelos en tu seno, llévalos a verdes pastos, confórtalos con tu manto, rezaban las mujeres, en descargo de sus hombres, que por las horas transcurridas, los hacían muertos ya. Basta experiencia de tragedias de esas, tan infames como cotidianas, tenían esas afligidas mujeres…Los engatusos, las palabras huecas, los ofrecimientos, de autoridades, del Sindicato y de los representantes de los patrones, que todos ¡a como se parecían!; les sabían amargos, les eran repulsos, les sabían a hiel…Llegaron pipas de agua, anunciaban la segunda tragedia; para que la Mina no colapsara, la solución técnica, inhumana e insensible, INUNDAR LA MINA…Se ahogarían los vivos atrapados en la Mina, para que los otros vivos, los de afuera, de afuera del riesgo, no perdieran su jugoso negocio…
Una pura y dos con sal, tocaba la pianola, cantaba la rocola, en “Las lágrimas de Baco”, cantina local. Ahí, los parroquianos se embriagaban en honor de sus amigos y familiares atrapados, bien sabían el desenlace, siempre era igual…Embriagador, aunque frío en apariencia y amigo de los patrones, sufría en silencio el destino fatal de sus paisanos. Jodida vida, decía, la casa invita este trago por los mineros, por nuestra gente, vivan los barroteranos, ¡vivan! corearon todos, unos llorando, otros gritando, otros solo tomando el cuartito gratis que brindó el paisano cantinero… ¿Qué diría ahora Dientes de Oro?, estuviera discurseando. Diría que somos sufridos, que somos explotados, que somos los mineros una raza de bronce; De la piel del color del bronce y del espíritu como el fragor de ese material, decía tan serio como compungido el viejo Rogaciano, sí, como el de la canción…Ándale Pinto, decía Rogaciano a su compañero de mesa, échate otra, ¿otra canción?, nombre otra cerveza, pa la calor y pa la pena, entonces dos.
La despigmentación de la piel era otra reacción a los químicos usados en las Minas y a la exposición al carbón y sustancias minerales, por eso el mote de Pinto, al minero comensal…Otros teporochos, ex mineros eran: el cojo, el mudo, el vientos, el ciego, el enano, el jorobado, el triste, el manco, el gruñón, y así, cada mote describía las señas que los años de minero, dejaron como huella indeleble, en el cuerpo, en los rostros y en los negros corazones de los sufridos mineros, del noble Barroterán…Llegó al pueblo Fulanona, se abrazó cariñosamente con Abnegada, lloraron juntas por el hijo, el esposo, el nieto; tan abnegados como amados. Rezaron en silencio, viéndose las caras sin decir palabra. Llegastes pronto, ta la cosa bien fregada, ya pasa tiempo y no sale nadie. Estos jijos quieren echarle agua al asunto, ¿al de la explosión?, nombre a la Mina, quesque para que no se caiga dealtiro. Pos se van a hogar todos, eso ya lo vides con mi difuntito, estabas chiquilla, pero si te recuerdas…Si suegra, me acuerdo de esas platicas, que cuando sacaron unos, tenían las caras como de locos, taban vivos cuando los aguaron…
A mi Dientes de Oro y a mi muchachito Retoñito, no les puede pasar eso, no lo podemos permitir suegra, ¿y qué te crees que podemos hacer una vieja y una fulana como nosotras?, pos nada…El padrecito Don Sotano andaba alborotando la gallera, que venía Don Obispo Redevera, para apoyar la causa…En Pasta de Conchos y otras tragedias mineras, había hecho buen guato Don Obispo Redevera, si le encantaba el guato, pero era el mejor para hacer sentir a los mineros que no estaban tan solos. El Gobierno no le hacía mucho caso, entonces se iba a los periódicos y daba duras menciones, entonces sí, todos lo escuchaban con atención. La fuerza de los periódicos es mucha, y la autoridad, entendía a puros periodicazos, como espantando moscas, pero con ellos era solo para despertarlos…Redevera ofició una misa, oró por los mineros, por las autoridades, por los dueños y sindicatos. De unos dijo que por sus vidas sufridas y maltratadas, por sus familias pobres y abandonadas. De otros que para que se sensibilizaran con el dolor ajeno y cumplieran con su encargo social y de los últimos, yo creo que para que no se fueran con el chamuco, al infierno, porque en carros del Gobierno llegaban raudos…
En la cantina hablaban otros comensales: ahora la discusión estaba entre el Culpas y Centavero; el primero fue señor capataz de la Mina y como los gringos locos que fueron a las guerras, tiene sueños ingratos y hasta de día tiene pesadillas. Dicen que ve morir a sus amigos ahogados o asfixiados, y se siente culpable. Centavero es el dueño de la tienda, donde la Mina nos manda para comprar nuestra despensa, hay otras tiendas pero es de a fuerza que allí gastemos el dinerito…Dicen por ahí, Centavero, que unos Pocitos y hasta Minas guenas, son de puros malosos, que si el señor autorida se acerca pos lo levantan; andenlen, así como ellos nos espantan, pos a ellos también les suena cerquitas…Pero esta cañón eso de que haiga tanta desvergüenza, no dicia el profe del pueblo que cuando los malos mandan en los pueblos, se llama anarquía, apa palabrita mi Culpas…Centavero no podía irse contra la empresa, de ellos recibía los beneficios, entonces sorbió un trago de tequila y dijo, oyes Culpas, te estás pasando, sin la lana de los patrones no tendríamos chamba naiden, déjate de fregaderas, dinero es dinero y chamba es chamba, lo otro son puras palabras de extraños…
En el fondo del infierno, del que parecía porque en los pasillos más debajo de la Mina estaban a cincuenta grados, con harto polvo, con vigas y piedras aprisionando partes de los cuerpos, atrapados, muertos en vida, veinticuatro mineros…Padres e hijos, compadres y vecinos, la jodida familia minera. Jodido tiene varias aseiciones dijo con voz ahogada Dientes de Oro, ya ni muriéndose deja de discursear Apa, contestó Toñito, que como un hombre hecho y derecho, resistía las horas atrapados, sin comida, sin agua y hasta orinado en la ropa. No mijo, le dicia que jodidos somos unos que no tenemos oiciones en la vida, que estamos a merce de patrones, sindicatos capataces y hasta de señores autorida, que nos golpean en la vida; pero hay otros más jodidos, ¿más pobres compadre? dijo Ojos Negros, no compadre más pobres dionde, más jodidos porque son mandados, son empleados de otros más gañanes qellos…Hay otros jodidos continuaba Dientes de Oro, ¿Cuáles padrino? dijo ensangrentado y débil, pero bocón como siempre Rebeldón; pos los patrones, a chingao, hora si se paso padrino, ¿los patrones dionde stan jodidos?, pos si ahijao, tan jodidos porque tienen harta lana, no se joden como nosotros y no son felices, siempre quieren más…
En las alturas, no del cielo porque esta cañón que lo vean algún día, discutían Jefes de Gobierno, Patrones y Sindicato. Los reporteros de la tele, del radio y los periódicos, solo veían que se estaba dando una encerrona de las buenas. Ayudantes varios, les llevaban de comer, de tomar y…ahí estaban por si hacía falta algo más. Habrían de tomar una difícil decisión, a espaldas de todos claro: de las familias, de los medios de comunicación, del pueblo, ¿se inundaba la Mina o no?…Si no se inunda, decía Don Ganón va a colapsar, ¿y se morirán todos?, ya para ahorita están muertos hombre, ya déjense de lamentaciones, además vamos a perder todo. Se tapará la mina, se acabarán los empleos, piénsenle bien, y nosotros perderemos harto dinero padre, dijo rápidamente Suertudillo, heredero del emporio minero. Pilloleón, como quedando bien con todos apuntaba elegantemente, a nombre del Sindicato Nacional de Mineros de la RM, les digo; miren serenémonos, si inundamos evitamos que el gas haga explosión, pero si lo hacemos la gente se nos echará encima, aquí están el representante federal, y el del estado, que digan lo que piensan…Oiga Don Ganón y usted Pilloleón, son ustedes unos irresponsables, como quieren que nosotros digamos que hacer, éntrenle y luego digan que fueron ustedes los que decidieron, dijo queriendo infundir autoridad, el representante federal de apellido Destintado. Tiene razón el licenciado, dijo Ingrato, el representante del estado…
Naiden dice nada Fulanona, necitamos hacer ruido, dijo con el seño fruncido y el alma desnuda Abnegada, estos ingratos solo andan de allá paca y no se sabe nada. Nuestra gente se estará muriendo allá abajo y estos en puras riuniones…Se levantó casi cayendo por la edad, el vuelo y la inanición (no había comido nada), se abalanzó contra las otras mujeres. ¿Qué le pasa Abnegada? dijeron a coro las viudas de antes y las que andaban en eso, buiganle, con las cazuelas y los fierros que jallen, hagan harto ruido, que se oigan nuestras quejas…Se hizo la revolución, se cayeron de las sillas algunos políticos que estaban dormitando, se cayeron cámaras y cuadernos, hasta las botellitas de agua destilada y de agua purificada, volaron por los aires. ¿Qué pasa? gruño Destintado, no se licenciado, servil contestó Ingrato…No se pongan muinos dijo la vieja abnegada, buiganle y díganos que está pasando, nomas se stan haciendo gueyes y mijo y mi nieto allá sin tragar, sin que tomar, atrapados por culpa destos cañones. El capataz Infuloso, como que quiso intervenir, era ocasión de quedar bien con los Jefes y Patrones: ¡Y tú señor capataz!, ya verás hijo de tu mal dormir, si tu aquí te quedas, ni te atravieses. Sigiloso puso pies en polvorosa el acobardado Infuloso, de sus ínfulas, nada quedaba…
Se hizo el aquelarre, los políticos picudos y colmilludos, hicieron como pudieron para zafarse del ataque de doña Abnegada y de la horda de mujeres mineras, que se les fueron en contra. Echaron el paquete a Suertudillo, ya que su padre Don Ganón, se había ido a bañar, comer y a dormir la siesta, a su casita de campo, en un ranchito de diez mil hectáreas que tenía cerca de la mina. Lo había acompañado Pilloleón, dormirían juntos, esa siesta…El junior sacó la casta minera, de los dueños mineros, no de los sufridos trabajadores de las minas, aclarando. ¡Quietas!, estábamos por informarles, hay buenas noticias. Que peligrosa salida tomó Suertudillo, dar esperanzas a la gente, pero había aprendido de lo que leía, era un político en ciernes. La tesis aplicada por Suertudillo era la más elemental de la política a la vieja usanza: Sal del problema aunque prometas lo que prometas, votos son votos, no digo ganancias son ganancias, no digo que calma la cosa y luego averiguas…La gente se calmó de pronto, así esta gueno joven, ¿Cómo es la cosa?, dijo Fulanona, que contagiada del ánimo de su suegra, tomó el mando… ¡Miren!, con unos aparatos nuevos oímos quejidos y hasta palabras, hay gente viva allá abajo y estamos perforando otro túnel, por allá del otro lado, nomas que no se puede pasar porque es peligroso, vamos a sacarlos de aquel lado, cálmense, ya les mandamos traer comida y unas sodas….Te la zafaste bien, dijo Infuloso a Suertudillo, por ahora, por ahora…
Los periodistas ya tenía nota nueva, para calmar a sus editores, la cosa estaba muy calmada antes de eso…Perforarán otro túnel, ¡qué compromiso de los dueños!, que sensibilidad social. Que no se reparará en gastos, había declarado Suertudillo a los medios de comunicación, la mentira tenía que seguir, habían oído parte de la discusión con las familias enardecidas. Así se fue la nota…Los políticos que ya estaban refrescándose en un hotel cercano, veían la nota en la televisión local. Oye que buena salida le dio el muchacho, que bueno que nos fuimos, decía Destintado, mientras saboreaba con tragos lentos una cervecita bien fría; Mira, que ya solo, tomó una buena decisión, eso de abrir otro túnel, está muy bueno, a los jefes en México les va a agradar mucho… ¿Y a tu jefe Ingrato?, yo creo que sí, le va a gustar también…Nomás acabamos este cortadillo de filete, nos echamos otras cervecitas y le llamó al celular, para que no se nos inquiete. Que vea que somos comprometidos y sensibles, ¿no cree licenciado?, le voy a recomendar que le hable a su jefe, al Secretario, que le diga que estamos haciendo muy buen equipo. Somos muy parecidos Ingrato, tienes futuro, ya te veo de diputado; su boca sea de profeta licenciado, salud, salud…
Háblenos compadre, díganos otras ideas, ándele que ya ni aliento tengo, Ojos Negros, se aferraba a la vida y rogaba a su compadre Dientes de Oro, que les echara un discurso para no pensar tanto en la muerte…Déjeme tragar saliva, ya ni escupir puedo compadre, pos ándele. Si Apa hable, si padrino, oigan no dejen dormirse al Chueco, al Chanclas y a Pocasuerte, háblenles a los demás, aunque estén en la otra galera, les queda más cerca a ustedes, yo no puedo moverme. Arrástrese compadre, que sientan que estamos juntos, no los dejen morir de tristeza, de sed y hambre…Sin fuerzas, pero obediente y solidario, Ojos Negros, hizo gala de una fuerza que antes no tenía. Ya mero llego compadre, ¡hey! Chueco, Chanclas, Pocasuerte, ustedes todos, óiganmen; alevantense, hablen entre ustedes, no se duerman, ya saben que luego no despiertan…Abajo, vivos aunque muriéndose, los mineros sacaban fuerza del alma; su corazón negro de hollín, de tierra y de polvo maldito, ya no les ayudaba. Arriba, las mujeres rezaban; sus canticos evocaban ultratumba, eran tristes, eran melancólicos, iban en busca de la esperanza de la vida, que solo el Dios del cielo y la virgen Santísima, que es madre, pueden dar…
Dios que eres tata bueno, padre de bondad, decía Dientes de Oro, su discurso ahora era oración… ¿de despedida? quizás. Hay que creer en Dios mijo, oyes compadre, oyes ahijado, oigan todos. Hay que creer en Dios, él nos va a salvar…Ni crean que allá en la salida están los que nos salvarán, solo él, solo nuestro tata del cielo moverá su mano pa salvarnos…Otra es morir con dignida, sin andar con lloraderas, sin dejarse quebrar, hasta el ultimo aliento que nos quede…La vida de adeveras está en el otro lado, ¿en los estaites compadre, de mojado otra vez?; nombre compadre en el otro mundo, en el gueno, el verdadero, en el de Dios y nosotros con él…Ya me siento mejor compadre, como que estábamos solos y ya siento una paz nueva, una tarnquilida, dijo sollozando Ojos Negros…Con Dios nunca estamos solos, con él todo es tranquilida, sueltensen con él, si él es su deseo pos vivimos, sino pos nos lleva aunos pastos grandes: sin Minas, sin penas, sin hambre, onde la sed solo es de amor y del señor… Apa ya quiero llorar, pos llore mijo y juntesen con todos, llorar es sangrar pa fuera, no ve que sangrar padentro es muy malo…Cantenos todos, gloria al Señor, ya ni la muela compadre, si guenos el Chanclas y Pocasuerte cantan pal perro contimas ora. Pa Dios no hay cantos feos no la jodas Ojos Negros, los cantos son oraiciones que llegan direitito a la madre del cielo, que se juntan con otros cantos, a poco las viejas allá arriba no staran a canti canti, pos sí compadre…
Catorce supervisiones, según los informes que tengo en mi poder, se han hecho a la Mina colapsada, declaraba el Secretario del Trabajo en el DF; todo en completa coordinación con el Gobierno del Estado…El IMSS por su parte, en doble lenguaje federal, decía que no todos los mineros atrapados estaban asegurados, solo aparecen altas de algunos, estamos sopesando la opción de iniciar una demanda a los representantes legales de la Mina, en breve sabrán nuestra decisión (a los dueños ni mencionarlos)…
En una fonda prestigiada de Sabinas llamada “Zetasoy”, dos parroquianos platicaban: Tu ya fuiste Alcalde acá en la Región Ratonsuelo y yo también, se me hace que sería un buen negocito regentear pocitos de carbón, ¿tú qué opinas compadre?, más quedo compadre, nos pueden robar la idea. ¿Donde estaríamos más seguros que aquí?, tiene razón compadre, aquí hay puros amigos. Puede que tengas razón Aborasas, ya me veo de empresario…Mira, ya le sabemos a los gajes del gobierno, que nos puede pasar. ¿Le entras o te rajas?, le entro, no se diga más…Hay que buscarnos un socio que le sepa al negocio, o vamos a presentarnos con el jefe de la mafia, ¿a Monclova compadre?, pos sí a Monclova. Esos están hasta el tronco en este bisne, bueno que al cabo ya le pagastes el favorcito, no te hagas si no explícame como llegastes, epa compadre no se mande ¿y usted, como llegó?, de eso no estábamos hablando compadre…¿Pero si nos pasa algo, ¿cómo qué?, como lo que pasó en Barroterán, están atrapados un chingo de mineros, si pero se mueren y se acabó compadre, mira las autoridades están bien arregladas, no hay por qué alarmarse… Muerto el perro, se acabó la rabia…unas becas pa los chamacos, una pensión pa la viuda y san se acabó…
El Chanclas ya no respira compadre, no la amueles Ojos Negros, háblenle, no lo dejen morir, decía apurado, con el poco aliento que le quedaba, Dientes de Oro…No vamos a morir, siento que no nos toca, gritaba ahogadamente Pocasuerte, ¿verdad Dientes de Oro?, todos se referían a su discursiante, era como el padrino de todos, era el pensador, el sabio, el religioso…No nos toca, yo siento lo mismo, contestó rápidamente, ¿será de noche o de día? hablaba solo el Chueco, como esos deshidratados que ven alucinaciones, que hablan consigo mismos, cosas incoherentes. ¡Eh mi Chueco!, que más da si es de noche o de día, lo bueno es que ya mero nos sacan pa fuera, le animó Toñito, quién imitando a su padre, se iba acomodando como segundo de a bordo, como líder emergente, ya a su padre se le sentía ausente, muy debilitado…Pensemos en Ama, dijo Retoñito, como queriendo animar a su padre, ¿sí Apa?, pensemos en la nana…Dientes de Oro no contestó, estaba ausente, casi inconsciente, queriendo reposar el ánimo, la vida le iba en ello…Treinta lánguidas horas habían trascurrido, el hambre, la sed y los golpes recibidos, cuando la explosión los arrojo de tajo hacía los muros de piedra, los habían debilitado seriamente. Algunos, como Dientes de Oro, estaban atrapados entre vigas y piedras, el panorama era tétrico, la muerte se retrataba en los rostros de los mineros, en ese fondo de la Mina, que predecía un destino fatal…
La decisión está tomada, deliberó el grupo de jefes…La Mina será inundada, sentenció Don Ganón. ¿Me apoya usted Pilloleón?, ¿está conmigo licenciado Destintado?, ¿y usted Ingrato, por donde se va a peinar?…Ya sabe, dijo resuelto Pilloleón, de mi y del sindicato que represento, que no se diga. El Secretario me dio instrucciones que lo apoyáramos, habló Destintado…Yo me sumo a la decisión del licenciado dijo apurado Ingrato…
Están inquietas las viejas mineras padre, dijo preocupado Suertudillo. Acuérdese de lo que les prometí hace unas horas que usted se fue a la siesta, sí, que haríamos otro túnel para rescatar a la gente, por el otro lado, y como no ven acción, se están alborotando de nuevo…Estrategia Suertudillo: Manda unas maquinas al lado sur, que escarben con la barrena, que traten de hacer un pozo de visita, quién quiera y les eches un poco de aire antes de llenar de agua, así ni combustión hace, ingeniería hijo ingeniería… En tanto las distraes, que las pipas vacíen una por una el agua, y que Dios los coja confesados…La hora decisiva llegó, en el oscuro final, el de la mina, los mineros atrapados oraban en silencio, sus fuerzas ya mermadas hicieron un mutis mortecino, no anticipaban que su final estaba cerca, el agua llegaría al fondo e iría copando metro a metro, del fondo a la superficie…La barrena marcó libre informó el capataz Infuloso, ¿qué quiere decir eso, cuestionó Suertudillo?, que dejó lo duro, de taladrar en la piedra y entró en zona de tierra, esto luego de algunas horas de trabajar con agua de acicate, de guante para penetrar la roca firme…El aire entró a la mina, no era el propósito ni mucho menos, entró a la recamara primera, los caídos están en la última, que es la cuarta de afuera para adentro…
“Las lágrimas de Baco”, tenía a esa hora, más aplicados que la escuela, más parroquianos que la iglesia y más trasnochados que la plaza del pueblo…Que están perforando otro túnel, ¿uste cre compadre Pinto?, son puras jaladas, creen que somos novatos Rogaciano. Ni mocos agregó, metichando en la plática, como siempre Centavero el tendero. A otro perro con ese gueso, quieren vernos la cara, pa hacer un socavón hartos días se llevarían, algo traman, bueno, yo no dije nada, se excuso rápido Centavero…Una cosa si les digo, una máquina esta duro y dale por el lado sur, pos aire si pueden meter a la Mina, eso sí respondieron varios teporochos…Lo alcoholizados, de años, no les quitaba mérito para opinar ni conocimientos empíricos de todo lo relativo a las minas y a sus entramados…Tarán actuando bien estos cañones compadre, pos será dijo Pinto. Claro que están metiendo aire a la Mina, pos que se piensan ingratos, el patrón cuida a su gente cañones, ya te habías tardado en defender al perro bravo Embriagador…Se miase que los corro y no les fío, era pura guasa Embriagador, no te enmuines…
Formaron una comisión para verificar los trabajos en la Mina, irían: el Cojo, el Mudo, el Vientos, el Ciego, el Manco y Gruñón. Como Jefe del grupo actuaría El Culpas, era el indicado por su conocimiento de los trabajos de capataz, que en contra de su misma gente, había ostentado, años atrás, con tanta enjundia…Llegaron a la mina bien entonados y sin cantar. Pos onde esta la maquina gritaron con voz de General de División, en lado sur Jefe, contestaron sus inválidos lugartenientes (cojos, ciegos, mancos, jorobados; mineros todos.)…Gruñón fue a supervisar, los demás, por la francachela que traían atravesada a media espalda, tardaron mucho más en subir. Es una barrena Culpas, acertó a apuntar Gruñón…Pos entons si va entrar aigre, sí, eso les ayudará a los muchachos, gritaron de contentos, pero luego callaron pensativos. ¿Qué les dicimos a las viejas?, pos que ya mero salen, ¿o uste se la avienta y dice que por ese bujero no salen ni conejos?, no yo no, pos yo menos, pos entonces no…
Los canticos de las mujeres, de los viejos y de los niños, estremecían el ambiente en la boca de la Mina. Por más insensibles, las autoridades, los patrones y líderes sindicales, se estremecían de cuando en cuando…Don Obispo Redevera no dejaba ni un momento de animar las alabanzas, solo cejaba para dar unas regañaditas a los Jefes, que por largos ratos olvidaban que estaban en la antesala de un sepelio masivo, que eran corresponsables de la tragedia, por pecado o por omisión y daban estridentes carcajadas por los chistes rojos que Pilloleón les contaba…La barrena seguía perforando un hueco de quince centímetros a lo máximo, pero por una profundidad de espejo de más de cuatrocientos metros. La primera cámara estaba en línea directa a cuatrocientos quince metros, la barrena avanzaba cada vez más rápido porque la textura del terreno se tornó suave, nadie se explicaba el milagroso cambio en el material a perforar…Una gritería se oyó a lo lejos, las fulanas del “Gato Bodeguero”, se había sublevado en Piedras Negras y se lanzaron a la Mina, a su Barroterán querido…
Como por orden divina, el pueblo entero se volcó a la mina, la prensa urgió unas fotos del tropel. El Juez de Paz, el cantinero, el boticario, el profesor, el cura, la matrona, el tendero, todos los mineros, muchachos y señores, se sumaron a los canticos y a las alabanza al Dios bueno, al padre eterno…Los jefes se levantaron de sopetón, ¿vienen por las buenas?, preguntó apurado Destintado, si licenciado, eso parece dijo solícito Ingrato. Pos que alboroto, no tiene uno para disgustos y sobresaltos con esta indiada gruñó Don Ganón… ¿Qué mosca les picó, que luz los iluminó o que designio los unió, en esa hora decisiva?, no lo sabremos nunca… ¿No vendrán a golpearnos padre?, lloró Suertudillo. A lo mejor ya se enteraron que no habrá rescate, por nada y nos pescan echando el agua, que salvada nos dimos, de una linchada ni quién nos salve… ¡La barrena fugó patrón!, gritó un ayudante, ¿qué es eso?, dijo con ánimo de incultura Suertudillo, que ya está en el aire, que dejó la piedra y la tierra, que entró a un espacio abierto, dentro de la Mina, aleccionó Infuloso.
…Una mísera ráfaga de aire fresco rozó la cara del Chanclas, lo hizo estremecerse, suspiró y dijo, oigan sentí aire fresco, tas soñando, yo también sentí, musitó el Chueco y yo, y yo, ¡y yo!..Diente de Oro, suspirando con fuerza como resucitando, alargo la mano hasta Toñito y, sollozando… dio gracias Dios…

1 comentario en “Cuento. “Mineros de Corazón Negro””

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