Colonialismo genocida

Para nuestra desgracia, los genocidios, las masacres, se han vuelto costumbre y ahora las noticias las difunden rápidamente. Este no es un nuevo suceso. Hace varias semanas, en una fosa común fueron encontrados los restos de niños asesinados, algunos infantes de apenas tres años; resultado de la política de asimilación cultural forzosa, en la comunidad de Kamloops, de amerindio territorio de Columbia Británica de Canadá.

Semanas después fueron localizadas 750 tumbas anónimas en la provincia de Saskachetwan y poco después se confirmó la presencia de otras 182 fosas cerca de la ciudad de Cranbrook, hechos que nos llenan de indignación y estupor.

Los cuerpos fueron hallados en áreas donde operaron centros de internamiento forzoso para menores indígenas, los colegios eran sufragados por el gobierno y estaban a cargo de iglesias y comunidades religiosas, católicas en su mayoría, en donde los infantes eran obligados a aprender las costumbres occidentales y esos idiomas.

En 2015, según una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se calculó que por más de 130 años pudieron ser hasta 150 mil infantes secuestrados y sometidos a todo tipo de abusos, incluidos los sexuales.

Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, expresó que los hallazgos son un hecho vergonzoso y un conjunto de episodios dolorosos, muestra del racismo sistémico, la discriminación y la injusticia que los pueblos indígenas han enfrentado y continúan afrontando en Canadá, y agregó que el país debía reconocer su historia de racismo para construir un futuro mejor, en los que la iglesia católica debe de asumir su responsabilidad, el Estado investigar y establecer la verdad para llegar a la justicia, expresó.

A través de mapeos de radar que penetran el suelo, se encontraron las tumbas, se presume que los representantes de la Iglesia católica quitaron las lápidas para ocultar el número de infantes asesinados  lo que es considerado como un delito, por lo que los sitios ahora son tratados como la escena del crimen.

Bobby Cameron, jefe de la Federación de Naciones Aborígenes Soberanas de Saskatchewan, dijo a la CBC, “Teníamos campos de concentración en Canadá y será recordada como una nación que intentó exterminar a las Primeras Naciones”; es el pasado obscuro de ese país considerado de primer mundo, un mundo que exterminó a sus etnias originarias que el Estado “cuidaba” para integrarlos a la cultura dominante.

Se presume que al menos150 mil niños, indígenas y mestizos fueron aislados de su cultura e idioma y arrebatados a sus familias para internarlos en los institutos religiosos en los que se estima que al menos 4 mil de ellos encontraron la muerte, lo que la autoridad califica como un genocidio cultural, por ello la ONU solicita que el Vaticano y el gobierno canadiense realicen una investigación minuciosa.

Los hechos nos dejan ver que el colonialismo racista sigue vivo, con una miopía que no alcanza a captar la riqueza de nuestros pueblos originarios, lo cual implica una aberración civilizatoria que inmola y extermina.

Por suerte, ninguna iglesia es un monolito, hay una pluralidad de la que ha surgido la religiosidad india en la que ellos, las etnias son sujetos que construyen su propia liberación transformando su propia realidad en un diálogo de iguales.

Los mexicanos somos parte de esta realidad diversa, muchos odian y desprecian a nuestras etnias, los zapatistas decidieron escapar de esa realidad destructiva y defender su identidad, lo cual han logrado a base de una lucha sin tregua. Fuera el racismo.   

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