Trabajadores del sindicato UAW se declaran en huelga al no llegar a acuerdo. EE.UU.

El sindicato United Auto Workers (UAW), que representa a alrededor de 150.000 trabajadores de plantas automotrices estadounidenses, decretó una huelga ‘limitada y dirigida’ contra tres de las mayores fabricantes de automóviles del país la madrugada del viernes cuando el sindicato y las empresas no llegaron a un acuerdo para suscribir nuevos contratos.

Las tres fabricantes (General Motors, Ford Motor y Stellantis, propietaria de Chrysler, Jeep y Ram) habían dicho que podrían verse obligadas a suspender o ralentizar la producción si no era posible llegar a un acuerdo para la medianoche del jueves. El presidente del UAW, Shawn Fain, enfatizó que el jueves es la “fecha límite, no un punto de referencia”.

El sindicato buscaba negociar un contrato independiente a cuatro años con cada fabricante de automóviles. El UAW nunca se ha ido a huelga en las tres empresas al mismo tiempo, sino que ha preferido hacerlo una por una. Pero Fain había dicho que, en esta ocasión, tanto él como sus colegas están dispuestos a irse a huelga en las tres empresas.

La remuneración es el tema principal de las negociaciones.

El UAWexige un aumento salarial del 40 por ciento en un periodo de cuatro años, lo cual, según Fain, no dista del aumento en el sueldo de los directores ejecutivos de dichas empresas en los últimos cuatro años.

Hasta el pasado 8 de septiembre, la postura de ambas partes era muy distinta: las empresas ofrecían un incremento en los sueldos de entre un 14 y un 16 por ciento en cuatro años. Fain calificó la oferta de “ofensiva” y señaló que el sindicato está firme en su objetivo de un aumento del 40 por ciento.

La industria automotriz se encuentra en plena transición masiva a los vehículos operados con batería, por lo que GM, Ford y Stellantis están invirtiendo miles de millones de dólares en el desarrollo de nuevos modelos y la construcción de fábricas. Las empresas han dicho que esas inversiones les dificultan pagarles salarios más altos a los trabajadores. Afirman que ya de por sí se encuentran en gran desventaja competitiva con respecto a fabricantes de automóviles no sindicalizadas como Tesla, que domina el mercado de los vehículos eléctricos.

Al UAW le preocupa que las empresas aprovechen la transición a los automóviles eléctricos para recortar empleos o contratar más trabajadores no sindicalizados. El sindicato busca que las fabricantes de automóviles cubran a los trabajadores de las fábricas de baterías en sus contratos nacionales con el UAW. En este momento, esos trabajadores no tienen representación sindical o bien se encuentran en negociaciones de contratos independientes. Pero las empresas argumentan que legalmente no pueden aceptar esa solicitud porque esas plantas son proyectos de coinversión.

La huelga más reciente del UAW ocurrió en 2019, y fue contra General Motors. Casi 50.000 empleados de General Motors dejaron de trabajar durante 40 días. La empresa informó que la huelga le había costado 3600 millones de dólares.

La huelga concluyó después de que ambas partes llegaron a un acuerdo que le puso fin a una estructura salarial de dos niveles conforme a la cual a los empleados más nuevos se les pagaba mucho menos que a los veteranos. GM también convino en pagarles más a los trabajadores.

Una pausa prolongada en la producción de automóviles podría producir una reacción en cadena en muchas partes de la economía estadounidense.

Una huelga de 10 días podría costarle a la economía 5000 millones de dólares, según cálculos de Anderson Economic Group. Una huelga más prolongada podría comenzar a afectar los inventarios de automóviles en las distribuidoras, lo que elevaría el precio de los vehículos.

La industria automotriz se encuentra en una situación más vulnerable que en 2019, la última vez que el UAW se fue a huelga. Al principio de la pandemia, la producción de automóviles se detuvo y produjo una reducción marcada en la oferta de vehículos. Los inventarios de autos nacionales se mantienen en aproximadamente una cuarta parte del nivel que tenían a finales de 2019.

El presidente Joe Biden se ha descrito como “el presidente más partidario de los sindicatos laborales” e intentó cimentar sus relaciones con los sindicatos laborales antes de arrancar su campaña de reelección. Pero el UAW, que por lo regular apoya a los candidatos demócratas, como lo hizo con Biden en su contienda en 2020, no ha declarado que vaya a apoyarlo en la campaña de 2024.

El sindicato teme que la decisión de Biden de promover los vehículos eléctricos pueda erosionar más la cantidad de miembros de los sindicatos en la industria automotriz. Fain ha criticado al gobierno por otorgar grandes incentivos federales y préstamos para nuevas fábricas sin exigir que esas plantas empleen a trabajadores sindicalizados.

El expresidente Donald Trump, que muy probablemente conseguirá la candidatura republicana, ha intentado ganarse a los miembros del UAW. Ha criticado las políticas de Biden para la industria automotriz y el clima por considerarlas negativas para los trabajadores y los consumidores.

The New York Times
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