Tercia de Reyes.

Para ser territorio donde la nobleza no existe, Coahuila tuvo una semana cargada de reyes. Tres, para ser precisos: Midas, el de los Dragones, el de José Alfredo Jiménez.

Reyes. Hay, detrás de ellos una misma idea: la concentración. En el fondo, estructuras verticales y una cúspide absoluta de donde emana gracia, castigo o perdón según el humor de los poderosos. Reyes que son obedecidos, cuya palabra es absoluta. Aquí la tercia que se presentó en la semana:

El Rey Midas, la concentración de las decisiones.

Trascendió una de esas grabaciones telefónicas. Algunos medios electrónicos y sus periodistas fueron foro y propagaron… la mayoría no hizo eco. A diferencia de otros audios obtenidos de manera similar, en el que se pudo conocer esta semana tuvo como objetivo no la oposición sino algunos que son parte de la estructura operativa del partido en el gobierno, o el gobierno en el partido (a estas alturas, ya no hay diferencia).

Innecesario señalar con nombre y apellido a los involucrados. En una de esas, como siempre, se dirá que es un audio falsa: y frente a ello, acá no hay elementos técnicos para decir lo contrario. Llama la atención, sin embargo, su contenido. Dos funcionarios que presuntamente disponen a sus anchas de millones para apoyar o no el desarrollo de proyectos, otorgar contratos con cifras muy por encima de lo real y la sugerencia de que el sobrante tendrá un destino electoral.

¿Demasiadas interpretaciones a una grabación clandestina que no ha robado espacios en medios tradicionales? Puede ser. Pero se hace para destacar que a lo largo de la plática refieren que todo está autorizado por quien llamaron “Rey Midas”.

De ser cierto, poderosa clave usarían algunos servidores públicos: el del mítico Rey que volvía oro todo lo que tocaba. ¿Olvidan que la historia recuerda que ni todo el oro del mundo satisface necesidades primarias del humano, como el hambre?

El Rey de los Dragones, la concentración de los contratos.

La desclasificación (y por lo tanto publicidad) en cortes norteamericanas de actas elaboradas en juicios y el seguimiento periodístico logrado en Texas ofrecieron a los mexicanos una fotografía lamentable: la conspiración de un empresario y gobernadores de los estados de Aguascalientes, Tamaulipas y Coahuila. Los dólares no respetan partido.

El procedimiento judicial sigue, por lo que no puede afirmarse que la justicia (de allá) ha dicho su última palabra. De confirmarse, habla del estilo para hacer negocios multimillonarios: incentivando la voluntad de los virreyes estatales a punta de millones de dólares.

¿Cuánto de eso existe? Del Rey de los Dragones y su presunta red (sofisticada) que alcanza a, por lo menos, tres mandatarios estatales sabemos porque les gustó Texas para invertir en bienes raíces. ¿Qué sucede en aquellos casos donde han preferido llevarse el dinero a otros lados?

Finalmente, recordando aquél clásico de José Alfredo Jiménez, el Rey que sigue siéndolo sin trono ni reina…

La fotografía de dos personas retirando, de su muro de honor, la imagen de un expresidente del partido. ¿Hay lugar para la casualidad? ¿El ocaso de un notable o una vuelta más a la tómbola de la vida política?

La amenaza finalmente cumplida: quien se vaya a otro partido, ya no cabe en este. Entre el hecho y la decisión, un largo tiempo; como cuando se duda decir la última palabra. ¿Vendrá el cumplimiento de la otra palabra? Esa que dijo: “Si me sacan del partido, yo saco al partido del estado?”.

Tercia de reyes. Una semana ocupada en Coahuila.

@victorspena

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