La calumnia. Rubén Darío

Puede una gota de lodo sobre un diamante caer; puede también de este modo su fulgor oscurecer; pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno.

Mi México. Amado Nervo.

Nací de una raza triste, de un país sin unidad, ni ideal ni patriotismo, ni optimismo es tan sólo voluntad, obstinación en querer con todos mis anhelares, un México que ha de ser a pesar de los pesares y que yo ya no he de ver.

Princesa. Rubén Darío.

La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave de oro; y en un vaso olvidado se desmaya una flor. ¡Calla, … Leer más

Reír llorando. Juan de Dios Peza.

Viendo a Garrik, actor de la Inglaterra, el pueblo al aplaudirle le decía: «Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz…» Y el cómico reía. Víctimas del spleen, los altos lores, en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores y cambiaban su spleen en carcajadas. … Leer más