Sindicato de actores firma acuerdo con estudios y terminan la huelga. Hollywood

Se acabó. Hollywood cierra la pesadilla que mantiene en vilo a la industria desde hace 118 días. La huelga de actores de Estados Unidos que arrancó el pasado mes de julio toca su fin.

Después de 15 intensos, días de negociaciones, con algunos de conversaciones y otros de pausa para la reflexión, el comité negociador de SAG-AFTRA ha logrado un acuerdo tentativo firmado “de manera unánime”, según ha anunciado en un comunicado el sindicato de intérpretes, por el que explica que la huelga finaliza definitivamente este jueves 9 de noviembre.

Con el acuerdo se mejorarán tanto el salario mínimo de los trabajadores como las aportaciones a sus fondos de salud y de pensiones, se aumentarán los pagos llamados residuales (los que reciben los intérpretes tras la emisión en televisión, y ahora en las plataformas, de sus series y películas) y habrá nuevas normas que regularán el uso de la inteligencia artificial, caballo de batalla hasta el final de la huelga, según ha dado a conocer en exclusiva el diario Los Angeles Times. 

Como ya ocurrió en la huelga de guionistas, los 160.000 actores del gremio tendrán que votar el viernes su aprobación, y ahí se conocerán los detalles del pacto. En el caso de los escritores, el 99% dio el visto bueno a la propuesta a finales de septiembre, tras casi cinco meses de paro.

Llegar hasta aquí ha sido un viaje largo y complejo, que solo ha llegado a buen puerto cuando ambas partes se han tomado la labor plenamente en serio. Todo empezaba el martes 24 de octubre, que se marcaba en rojo en las agendas de la industria del cine.

Después de 103 días de huelga, se convertía en una jornada clave porque, por fin, se retomaban las negociaciones, paralizadas de malos modos un par de semanas antes. Había intención de acuerdo por las dos partes. Los máximos representantes del sindicato de actores se sentaban a charlar con las cabezas de cuatro importantes estudios.

Bob Iger, de Disney, fue el instigador de la conversación (tras llamar el sábado anterior por teléfono al jefe de las negociaciones, Duncan Crabtree-Ireland, e invitarle a volver a la mesa), a la que se unieron Ted Sarandos, de Netflix; Donna Langley, de Universal; y David Zaslav, de Warner Bros. Ya desde entonces se esperaba una mejora sustancial en las condiciones ofrecidas por las grandes empresas a los actores.

Ese martes 24 no hubo conclusiones. El sindicato convocó para el día siguiente, pero el miércoles decidieron ir un día más allá. Según explicaron en un comunicado, prefirieron pasar esa jornada “revisando la propuesta realizada por los estudios”. “Nos sentaremos en la mesa con los ejecutivos mañana”, afirmaron. Jueves y viernes fueron de reuniones, muy productivas, según las escasas filtraciones a los medios. El sábado la Amptp (Alianza de productores de cine y televisión) y el sindicato liderado por Fran Drescher volvieron a mantener reuniones, esta vez telemáticas. Y el domingo no hubo descanso. Esa noche SAG-AFTRA aseguró en una carta a sus afiliados que el lunes ambas partes trabajarían, aunque por separado. Hasta el martes 31, Halloween, donde se avanzó hasta media tarde. El 1 volvieron y Drescher publicó un vídeo en sus redes sociales hablando de “fuerza, y no ira, de optimismo, y no negatividad” y de que estaba “lista para volver al trabajo”. El 2 y el 3 las informaciones apuntaban a que el fin era inminente. Y así se anunció el sábado 4.

“Hoy hemos recibido una oferta desde la Amptp a la que han llamado ‘La última, la mejor y la final’. La estamos revisando y considerado la respuesta en el contexto de las críticas cuestiones que abordamos en nuestras propuestas”, anunciaban en un comunicado desde la SAG ese sábado. Todo se alargó, especialmente por la cuestión de la inteligencia artificial, que mantuvo a las partes sentadas a la mesa durante todo el lunes. Finalmente el miércoles por la tarde, poco antes de las cinco (hora del Pacífico, las dos de la madrugada del jueves, hora peninsular española), llegó el acuerdo.

La prensa especializada asegura que el interés de las grandes creadoras de contenido estaba puesto en salvar lo que queda de temporada, pero sobre todo el año próximo, para el que solo quedan un par de meses. La época de premios está a punto de empezar, arrancan algunos de los estrenos más potentes del momento y parece fundamental que los actores estén ahí para promocionarlos. Los asesinos de la luna, de Martin Scorsese, apenas logró recaudar 23 millones de dólares (21,7 millones de euros) en su primer fin de semana en taquilla en EE UU, pese a ser una de las grandes apuestas de la temporada. En su puesta de largo en el Dolby Theater de Hollywood a mediados de octubre apenas hubo medios ni expectación, al no contar con estrellas como Leonardo DiCaprio o Robert De Niro. La próxima entrega de Misión: Imposible, prevista para 2024, ya se ha pospuesto a 2025, igual que el remake de Blancanieves.

Los actores tienen un convenio colectivo que se renueva cada tres años. La firma del de 2020, en plena pandemia, fue un mero trámite, por lo que en el de este 2023 pretendían introducir cambios profundos. Pero las posturas entre el sindicato que representa a los más de 160.000 actores de EE UU y los poderosos estudios se alejaron tanto que dieron lugar a una huelga que comenzó el 13 de julio. Y no fue hasta el pasado 3 de octubre cuando ambas partes decidieron volver a sentarse a hablar del asunto.

Hubo reuniones, charlas, acercamientos… hasta que todo se rompió 10 días después. Según SAG-AFTRA, los estudios ofrecieron una propuesta económica incluso inferior a la de los inicios de la negociación. “Nuestra determinación es inquebrantable”, afirmaban los actores, a la par que acusaban a los estudios de utilizar “tácticas abusivas”. “Hemos sacrificado mucho como para capitular ante sus evasivas y su codicia”, afirmaba la presidenta del sindicato de actores, Fran Drescher.

Desde el sindicato presentaron un plan para aumentar los salarios mínimos de los actores que implicaba un pago de 800 millones de dólares anuales (755 millones de euros) para los estudios, a razón de unos 57 centavos (o 54 céntimos de euro) por suscriptor. Sin embargo, estos no lo aceptaron.

La pasada semana, George Clooney, acompañado de otros actores como Meryl Streep o Emma Stone, lanzó una propuesta por la que pagarían mayores cuotas hasta llegar a recaudar unos 50 millones de dólares anuales para ayudar a sus colegas. Aunque Drescher lo agradeció, les recordó que eso no sería legal, porque las aportaciones a los salarios, planes de salud y pensiones solo las pueden hacer los empleadores.

Tras más de 100 días de huelga, la imagen pública del sindicato de actores empieza a verse afectada. Sobre todo después de pequeñas salidas de tono como la de prohibir a los actores disfrazarse en Halloween de los personajes de ficción de las plataformas y empresas contra las que se están manifestando.

La actriz y presidenta de SAG-AFTRA entre 2001 y 2005 Melissa Gilbert (La casa de la pradera) criticó duramente esa decisión. “¿Pensáis que este tipo de cosas infantiles acabarán con la huelga? Parecemos un chiste”, se lamentaba. “Por favor, decidme que vais a quitar esta norma… ¡y poneos a negociar! Por el amor de Dios, la gente está sufriendo muchísimo y esto es lo único que tenéis que decir… venga, chicos”.

La huelga ha dejado pérdidas inmensas, laborales y económicas, en la industria del cine, en el Estado de California y en todo el país. La primera huelga de actores desde 1980 (entonces duró 95 días; en esta ocasión era la primera vez que actores y guionistas protestaban al mismo tiempo desde 1960) ha sido dura desde el primer día, y se calcula que dejará unas pérdidas de 4.000 millones de dólares, según las estimaciones más optimistas, y de hasta 7.000.

El País
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