Secretaría de Salud pone en foco rojo a México por la enfermedad de lepra

La lepra es una infección bacteriana causada por Mycobacterium leprae, un microorganismo conocido como bacilo de Hansen. Documentada desde la Antigüedad, la enfermedad afecta a la piel, el sistema nervioso periférico, el tracto respiratorio superior y los ojos.

Cuando no se trata a tiempo, puede provocar lesiones incapacitantes y ceguera. Aunque se trata de una enfermedad curable con una combinación de medicamentos y los casos registrados en México mantienen una tendencia a la baja desde la década de los 90, el último boletín de vigilancia epidemiológica de la Secretaría de Salud pone el foco en siete estados que cuentan con municipios con alta circulación de lepra.

Actualmente, México registra 300 casos en tratamiento diseminados en 28 Estados del país. Mientras que Tlaxcala no tiene casos registrados y no existe información de Baja California, Chiapas y Sonora, los estados que registran municipios con una alta tasa de prevalencia (un caso por cada 10.000 habitantes) son los siguientes:

  • Jalisco: Tuxcacuesco, San Sebastián del Oeste y San Cristóbal de la Barranca
  • Michoacán: Nocupétaro y Nuevo Urecho
  • Morelos: Tlaltizapan
  • Nuevo León: Lampazos
  • Oaxaca: El Espinal, Santiago Niltepec y San Miguel Chimalapa
  • Sinaloa: Choix
  • Yucatán: Tunkas

Las bacterias que provocan la enfermedad se transmiten a través de las gotículas respiratorias que expulsa una persona contagiada por la boca y la nariz al hablar, toser o estornudar. El contagio ocurre cuando una persona sana inhala una dosis suficiente para alojar a la bacteria y permitir su reproducción.

A pesar de que las lesiones en la piel son uno de sus principales síntomas, la lepra no se contagia por el contacto ocasional con alguien enfermo, ni al saludarlo, compartir comida o sentarse a su lado. Tampoco existe evidencia que respalde su transmisión a través de las superficies. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es necesario mantener un contacto estrecho durante meses con una persona afectada para contagiarse. Además, una vez que inicia el tratamiento, los enfermos pierden la capacidad de infectar a personas sanas.

A diferencia de otras infecciones, el periodo de incubación de la lepra es lento y sus síntomas pueden tardar en aparecer entre uno y 20 años, con una media de cinco años. La principal manifestación de la lepra es cutánea, a través de lesiones rojizas que incluyen pérdida de la sensibilidad en la zona afectada. La enfermedad también puede identificarse con el engrosamiento de nervios periféricos, que se manifiestan con pérdida de sensibilidad y musculatura en manos, pies o la cara.

Los tipos de lepra se clasifican en dos, según el número de lesiones presentadas en cada caso. Mientras la lepra paucibacilar supone casos con una a cinco lesiones cutáneas, la multibacilar comprende más de cinco lesiones, o bien, la aparición de alguna afectación nerviosa.

El tratamiento contra la lepra recomendado por la OMS incluye una terapia con tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. Mientras los casos paucibacilares requieren la administración de las medicinas durante seis meses, el tratamiento para la lepra multibacilar se extiende por un año. Con el objetivo de erradicar la enfermedad a nivel mundial, la OMS facilita medicamentos gratuitos a los países donde los casos se mantienen constantes.

La lepra es una enfermedad con presencia constante en América. De acuerdo con la OPS, en 2018 se contabilizaron 30.957 casos nuevos de los 200.000 a nivel mundial, de los cuales 1.879 eran niños y 2.324 presentaban una deformidad visible al momento en que fueron diagnosticados.

El País
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