Ante un entorno diferente, tenemos que atesorar lo que este matrimonio con el vecino del norte nos aportó durante su permanencia y también, las oportunidades que puede abrir con su posible divorcio.
Evidentemente podemos quedarnos como la señora divorciada que no sabe cómo llevar el pan a su casa y teme por el futuro de sus hijos y por su capacidad personal para darles sustento, persona que constantemente se niega a entender su cambio de situación y que dominada por el miedo vive el resto de su vida en la inopia, subsistiendo de la lástima ajena y lamentándose de su mala fortuna; Ó bien, podemos optar por comprender que en estos escasos años de convivencia con el cónyuge rico, recibimos tecnología y aprendimos cosas valiosas como procedimientos y formas de trabajar que nos permiten producir mucho más y mejor que antes. Sin duda durante la vigencia del TLC nos complementamos con nuestros socios y dejamos de producir muchas de las cosas que actualmente demandamos, por eso, seguramente se abrirán incontables nichos de mercado por atender en nuestro país, que perfectamente podemos cubrir abriendo cientos de nuevas empresas mexicanas que en un tiempo razonable sustituirán los miles de empleos que hoy producen bienes para exportar.
También es tiempo de regresar a lo básico, probablemente Trump pueda grabar nuestros productos en su país, sin embargo, lo que no puede hacer es quitarle la calidez y la belleza a nuestras playas, tampoco puede evitar que nuestros campos y mares generen toneladas de alimentos, ni está en su poder hacer que nuestra patrimonio cultural, nuestra cocina y nuestra magnífica hospitalidad nos mantengan en el gusto de los turistas de su país y de otros muchos países del mundo, turismo al que debemos agasajar ahora y llenar de gusto como nunca, para hacerlos traer de nueva cuenta la enorme riqueza que debemos compartir comprando e invirtiendo con entusiasmo dentro de nuestra patria.
Puede que la transición parezca una larga y empinada cuesta que tendremos que escalar, sin embargo, el único camino fácil va cuesta abajo. Hoy emprendamos el camino a la sima, aprovechemos el tiempo para replantear nuestro gobierno y sus leyes, revalorar a nuestros productos, redefinir a nuestros clientes y mejorar nuestras formas de trabajar; veamos más allá de lo inmediato, hagamos lo que nunca hemos hecho, olvidémonos del miedo y de la incertidumbre, el trabajo y la creatividad todo lo vencen, vamos a transformarnos y a esforzarnos al máximo, a educarnos mejor, a invertir todos nuestros recursos y a cultivar esa fe que cuando ponemos enfrente, todo lo puede conseguir.
¡Ahora si vamos a ganar con México!
“Que Dios Nos Bendiga”
hlaredom@gmail.com
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