Nadie es profeta…

Nadie es profeta en su tierra, reza el popular adagio. Pocas veces le había encontrado tanto sentido a dicho apotegma como en nuestro reciente viaje a las capitales política y financiera de nuestro vecino del norte: Washington y Nueva York.

Los directivos del Banco Mundial, reconocida institución internacional dedicada a otorgar asistencia financiera y técnica a sus 189 países miembros, se quedaron gratamente sorprendidos por el uso que se ha hecho de una línea de crédito por 400 millones de dólares, de los cuales al finalizar el 2017 se habrá ejercido la mitad, otorgada hace un par de años a la Financiera Nacional de Desarrollo (FND).

El haber colocado decenas de miles de créditos en el sector rural (en su gran mayoría a mujeres) y con un alto porcentaje en municipios de muy alta marginación, con una recuperación de más del 96% de la cartera, nos valió una gran cantidad de elogios y la solicitud de ofrecer una conferencia a la totalidad de los países miembros, vía internet, para transmitir nuestra experiencia exitosa.

Las reuniones en el Banco Interamericano de Desarrollo, prestigiado organismo internacional creado para combatir la pobreza en el continente por medio del desarrollo de proyectos sustentables, se desenvolvieron en forma similar. Con ellos, la FND descuenta una línea condicional por mil millones de dólares, de los cuales se han ejercido cerca de 800. Después de mostrar los resultados, los directivos de este organismo no sólo aseguraron la disposición del resto de la línea, sino que ofrecieron 300 millones adicionales para continuar con nuestra labor de inclusión financiera y desarrollo rural.

La FND realiza su función de manera discreta, prudente y sin protagonismos, por lo que sus logros son poco ponderados en México. Hasta los funcionarios de nuestra Embajada, donde se realizó una rueda de prensa, quedaron impresionados al conocer nuestros números y nuestros alcances.

Estos son hechos concretos, medibles y tangibles, no palabras.

Por ello regreso a mi querida patria cargado de nuevos bríos, orgulloso de la institución en la que laboro y más convencido de la eficacia de sus liderazgos: desde su primer director y ahora cabeza de nuestro sector, José Antonio Meade, hasta su actual titular, Mario Zamora.

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