La lección de los Burros Pardos

Un gobierno soberbio y simulador da todo y a todos por sentado, pero con los estudiantes nada está seguro, la historia en México tiene páginas negras como las que describen los hechos de Tlatelolco, por ejemplo. 

Me refiero al gobierno de Coahuila que por su hegemonía tramposa de tantos años con el poder del PRI, se siente dueño del dinero público, de las conciencias sociales y hasta de autonomías universitarias. 

Son corruptos y son cínicos, estos del desgobierno de Coahuila, por ello, no conocen la dignidad ni el valor; no lo aprecian en otros que sí hacen gala de ellos ¡El desprecio de principios es la tragedia coahuilense!

La Cantina

Cuando Riquelme y sus patrones Moreira celebran el fin de un sexenio más del moreirato (le quedan 69 días), cuando compran calificadoras y se echan confeti como auto celebración, de un momento al otro les explota un evento de protesta en el Instituto Tecnológico de Saltillo.

Subyace en ese recinto universitario un malestar colectivo por los excesos de los directores, en especial de una señora que hasta hace unas horas dirigía ese prestigiado Tecnológico (que tantas glorias ha dado a Coahuila, de tantos egresados sobresalientes, en lo académico y en lo humano). 

Los estudiantes llenaron el vaso de disgustos, dentro es una dictadura, y fuera, desde el gobierno estatal y municipal de Saltillo son vulnerados en su autonomía con eventos musicales en plena calle donde su alma mater fue usada, una y otra vez, como cantina y baños públicos, para funcionarios encumbrados que se comportan como patanes (como son).

¡El Tec no es cantina!, gritaron los estudiantes (los Burros Pardos, del equipo) alertando a la población y reclamando al gobierno; las voces de la protesta aun retumban en los oídos tapados de los jerarcas de la soberbia gubernamental, esos trogloditas del palacio rosa y los otros iluminados del armatoste de Coss.

La lección

La unidad estudiantil ante la protesta, la consistencia en las ideas y reclamos, la resistencia general ante los partidos que se les acercan para llevar agua a su molino, la dignidad y el valor civil en una protesta hasta ahora pacífica, dan una lección al mundo.

Hablan algunos de que la protesta estudiantil anuncia un movimiento fabricado, sí, con razones válidas pero auspiciado allende el estado. Esta es una idea vaga, sin sustento, pero está claro que la escalada del asunto ya tocó esferas superiores.

Los estudiantes del Tec Saltillo dan una lección, para que nadie irrumpa en la vida universitaria sin llevarse una gritería, que nadie se sienta con derecho de tratar a las instituciones y a los estudiantes como de su propiedad y menos aún atentar contra el buen nombre de las universidades e institutos (si hubiese un dueño de esas gloriosas instituciones educativas, serían los maestros y alumnos en turno, nunca los gobiernos).

La lucha sigue

Entregaron la renuncia de la directora sin mediar negociación, entonces, los estudiantes exigen todos los puntos del pliego petitorio, siguen con el boulevard V Carranza en Saltillo (arteria principal), cerrado; preparan otro pliego y llaman a los demás Tecs y universidades a sumarse a su protesta: “véanse en nosotros”, les dicen.

Los emisarios del gobierno federal han sido chaparros y titubeantes, el gobierno estatal y el municipal dejan correr la bola y pagan a sus medios para que se diga que “es un problema interno”, cuando bien saben que ellos con sus eventos cantineros y anti autonomía, exacerbaron las cosas.

No menosprecien a los estudiantes organizados que defienden su autonomía, lo pacifico puede, en un instante, tornarse revolucionario. La razón les asiste y los irruptores guardan un silencio desagradable.

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