La corrupción policiaca de Coahuila

El reportaje de El Universal de hace unos días donde se denuncia por organizaciones y particulares la corrupción en la policía de Coahuila, es el ruido de un eco estruendoso que solo los ciudadanos agraviados y algunos medios, parecen escuchar.

Las denuncias que ese periódico nacional reúne y replica, no son baratas: se evidencia que la policía de Coahuila “es un cartel, que desparece personas, que trafica drogas y gente“.

¿Saben de quiénes hablamos?, nada menos que del cartel de los GATES, brazo criminal del cartel de Los Moreira. Sí, una corporación de infectos que sirve a otros carteles y que ha protagonizado terrorismo en entidades vecinas y ni que decir de las atrocidades que sigue cometiendo en Coahuila.

Con desarticuladas y temerosas declaraciones en evento exclusivo y aclarativo, el encargado de Los Moreira en Coahuila, contesta al Universal… Riquelme dice, palabras mas o menos, que: “las corporaciones de seguridad hoy no son lo que cuando se crearon“. Miguel el gerente Moreira defiende entonces a Rubén, y a él mismo, y culpa a Humberto Moreira (¿creyeron, acaso (el gordo y Miguel), convenientemente, que la nota de el Universal solo obedecía a que su dueño, Ealy Ortiz, es compadre de Humberto?). 

Heredaron prestigio y no dinero

Los Moreira, descendientes de maestros ilustres, querían millones rápido porque les dolía haber nacido pobres, y los obtuvieron. Robaron a los maestros en sus fondos de pensiones y secciones magisteriales (renegando de su cuna y traicionando su ascendencia), endeudaron corruptamente al estado a mas no poder y siguen saqueando los presupuestos federales sin que la Federación actúe para detenerlos (ni la que encabezó Calderón, ni la de Peña, ni la actual de López), y además, formaron una escuela del crimen que perdura.

Les urgía el poder y lo obtuvieron, para ello se entregaron “de cuerpo entero” a políticos cínicos, y se aliaron con criminales. Luego, los criminales son ellos. 

Lograron lo indecible, los dos hermanos ser gobernadores al hilo, continuar el poder a través de guiñapos de la política que siguen sus órdenes; y trascender el poderío, el saqueo y la criminalidad, por 16 años. Hasta ahora.

Aun así, siguen con enormes complejos sociales, despojan propiedades cual asaltantes de la calle, y hasta dan el espectáculo denigrante con pleitos personales ¡que les han costado sangre!  

El aspirante

Un aspirante a capo, Rubén Ignacio Moreira Valdez (con zeta de Zetas), en aquel entonces (sexenio 2005-2011 del gobierno de Coahuila), por alguna razón desviada sometía a su recién electo hermano menor, Humberto Moreira Valdés (con s de sumiso, de solaz, de sinvergüenza).

Un gordo fachoso y maquiavélico, con ansias de ser, complejo de clase y con hambre de tener, fue el autoencargado de manejar las áreas de justicia, de seguridad y todo aquello que tuviese que ver con relacionarse con criminales y cobrar cuotas tipo sobornos (en suburban recatadas de maletas con dólares negros).

El poder que ejerció el gordo Rubén, en el gobierno de su hermano, el bailador Humberto, fue extremo y pernicioso (Rubén, gordo y fachoso y mafioso, y Humberto bailaba colombianas en público siendo mandatario, para distraer del robadero inmisericorde a las finanzas del estado y de los crímenes de su hermano… y los propios).

Para robar en forma, para sobornar millonadas, para operar crímenes y relacionarse con capos, el gordo creo un monstruo: Así nacieron los GATES (Grupo de Armas y Tácticas Especiales; las armas fueron largas, como sus mañas, y las tácticas, malvadas y prohibidas).

Luego el gordo Moreira fue gobernador y devino en capo, y los GATES convertidos en un cartel. En el inter, un Interino sometido y encharcado (Jorge Torres López), y ahora, un gerente corrupto encargado del changarro delincuencial (Miguel Riquelme). 

El cartel

Los GATES fueron y son arma poderosa para amedrentar, perseguir, desaparecer, traficar, sobornar; ahí están las denuncias. El gerente del moreirato, Riquelme el de Moreira es su jefe actual y aun con su agachismo vergonzante, es cómplice de toda la actividad criminal. 

La corrupción policiaca en Coahuila, que El Universal denuncia por interpósitas personas declarantes, es solo la pita del estambre de la corrupción política y gubernamental en este estado, sometido y masoquista, este del delirio, del Síndrome de Estocolmo, con muchos imbéciles “enamorados del secuestrador asesino”.

Así como la hierba no salía más ante las pisadas del caballo de Atila (y el gordo acomplejado se escribe Atilano), igual que como Midas convertía en oro lo que tocaba, así, estos Moreira convierten en inmundicia todo a su paso y su estela es de crimen y maldad.

Los GATES son su abominable creación, para capotear.

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