Incendios en Coahuila: La lluvia ayuda, pero la amenaza persiste

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El cumplimiento del deber

Hay tres tipos de voluntarios: los llamados voluntarios que trabajan para gobierno y que a voluntad o no trabajan de apagafuegos. No por ello el cumplimiento de su deber es menos meritorio que el de quienes andan por su cuenta sin un salario, defendiendo su modesto patrimonio rural o contribuyendo a salvar el de otros.

 

 

Están también los apaga fuegos que son policías o empleados de gobierno, que no trabajan normalmente en esas labores apagando incendios, pero cuando hay una catástrofe, se suman a voluntad o no.

 

 

Por otro lado están los que son efectivamente voluntarios, quienes arriesgan su vida, disponen pertenencias y herramientas para apagar el fuego en las sierras que rodean la comunidad rural a la que pertenecen.

 

 

Les han llamado héroes por cumplir con su trabajo, a unos o por ser voluntarios otros pero el heroísmo entraña una entrega superior, esto es por mucho, y en los casos que por fortuna son muchos en que el cumplimiento del deber, es ejemplar.

No restamos mérito ni a los pagados, ni a los voluntarios, los primeros cumplen con su deber laboral y quizás social, y los segundos motivados por el amor a su familia, a su comunidad y a las hermosas sierras que son el patrimonio de los coahuilenses (patrimonio de la humanidad).

 

 

Sea cual fuere el caso vaya nuestro reconocimiento sincero, afectuoso y agradecido a quienes de apagafuegos y voluntarios han contribuido ha contener ¡LA CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN COAHUILA, MÁS GRANDE DE SU HISTORIA!

La fe, y la bendita agua de lluvia

Muchas voces se escuchan recriminando al gobierno en general, que ante los incendios terribles de la última época, se actúa tarde, se actúa poco, con pocos recursos y que en medio del siniestro y los daños los 3 niveles de gobierno concursan para echarse culpas y evadir su responsabilidad.

En la de hace unos meses entre Santiago, Nuevo León y la sierra de Arteaga, iniciado en la Pinalosa y en circunstancias que apuntan a negligencia impune y hasta a maldad por ambición, se ha señalado a los gobiernos de Nuevo León y Coahuila como lentos e inoperantes, “muy ahorradores del dinero publico” y de descoordinados con el federal y los municipales (también señalados como inhumanos e irresponsables).

Y en estos incendios enormes de ahora, terribles, extensos y de daños incuantificables se responsabiliza al gobierno de Coahuila de quedarse pasmado por 15 días, junto con los alcaldes de Saltillo, Arteaga, General Cepeda y Parras, y ante la presión social y el drama ecológico que ya arrasaba entonces 1500 hectáreas, decidió sacar de la bolsa los impuestos de los coahuilenses, y regateando, traer el avión gringo para tratar de contener el feroz fuego.

 

 

También se elevan voces que señalan las caras largas y los regaños de los altos funcionarios apanicados por el resultado de su indiferencia social y ecológica, desquitándose con los mando menores.

Otros muchos señalan que el gobierno federal dejó correr el tiempo y el fuego, para luego llegar cual bombero mayor a decirse salvador y rescatador de las áreas forestales.

Y luego… la gente en las comunidades rezaba; con fe, viejos, jóvenes y niños pedían a la Virgen y a Dios que la lluvia apagara el fuego, y la tristeza por lo perdido… y llegó la respuesta: tres días de lluvia que mojó la sierra, mermó la lumbre y bañó las conciencias, y también, granizo grande y tupido, que golpeó tanto las cabezas de los apagafuegos y voluntarios, como la de tanto cabeza hueca que no se hinca ante la tempestad.

 

 

¡Aun con la bendita lluvia los incendio en la Región Sureste de Coahuila no están liquidados!

 

                                         

 

¿Por qué se quema la sierra?

Los incendios como las sequías, son cíclicos, cada año hay incendios y se presenta una sequía prolongada.

El desafío de los “daños menores” que se presenta en Coahuila con cada temporada de seca, y de ella los incendios “naturales”.

Los rayos y centellas son los culpables fáciles de provocar incendios pero aunque no se puedan defender, los relámpagos que sí provocan los incendios, no son los únicos culpables: las antenas repetidoras atraen rayos, las instalaciones eléctricas en propiedades privadas, en comunidades ejidales y en vías de comunicación, no tienen el mantenimiento adecuado y un corto circuito inicia el fuego.

La parte humana también juega un rol negativo en la ecuación: Se reportan casos de interesados en quemar ciertas zonas para desmontar o para abaratar la tierra, inclusive hay venganzas y pleitos internos en comunidades que motivan conductas antisociales y hasta criminales relativas a los incendios.

A esto sumémosle:

  • Falta de supervisión forestal.
  • Naturaleza fósil acumulada en la sierra.
  • Cancelación del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN) y otros supuestos fondos federales, estatales y municipales, para el combate a los incendios.

Una tragedia ecológica

 

Dice el biólogo saltillense Daniel Garza Tobón: “ni en mil años se repondrán al 100% las sierras de Coahuila después de estos incendios”.

¿Ya entendimos la dimensión del daño y que en 10 generaciones o más no volverán a ver nuestros descendientes la sierra como nosotros la conocimos?

 

ColumnasDeMéxico.com

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