Hasta pronto, Marcelo

¿Por qué se van los buenos?, solo considerando que Dios los necesita en el cielo podemos entender que dejen la vida terrena algunas personas buenas que hacían mejor para los demás, esta vida azarosa.

Se ha ido Marcelo Rodríguez Segovia, un tipo excepcional; parece mentira, un mal sueño, pero es verdad.

Un antes y un después de Marcelo, es el contraste de los tiempos para quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, de ser sus amigos y de recibir de él: trato amable y afecto sincero, consejo y guía, enseñanzas y alegría, lecciones de decencia y servicio, de humildad y vocación.

Dijo uno de sus hijos, en su misa de despedida… “pensaba en todos menos en él mismo”. (Una misa emocionante, concelebrada por 8 sacerdotes, en un recinto abarrotado y doliente lleno de gente que teníamos que ir a despedirlo porque se lo debíamos. Réquiem a un hombre muy bueno, irrepetible).

Compañero y amigo

Nos conocimos en la Primaria en el Colegio Zaragoza, luego en el Cumbres. No fue un compañero más ni pasó desapercibido en nuestras existencias.

Supo ser amigo y supo ser compañero, amigo de alumnos y de trabajadores, amigo de maestros y de padres, amigo de sus amigos y amigo de tanta gente.

Compañero de vida de Viviana (gran pareja de gente buena y generosa), y compañero de sus hermanos y demás familia. Un Padre amoroso y formador, fue compañero de sus 6 hijos y de sus nietos. Siempre guía.

El empresario

Brillante y ejecutivo, deja indeleble huella en el empresariado nacional.

Cargos directivos en sectores disímbolos y en todos con exitosa carrera, y con aportaciones humanas como plus en su quehacer.

Quienes lo contrataron y recibieron sus lecciones y resultados, pronto dimensionaron que en paquete con Marcelo y su dirección, se acompañaba el liderazgo y el humanismo, la generosidad y la disciplina, llenos de entusiasmo y plenos de Gracia.

No sé si fue más reconocido Marcelo por sus éxitos en retos empresariales o por sus empeños por mostrar al mundo, en cada sitio donde sirvió, la grandeza de la obra de Dios y el camino recto por donde transitar.

Daba ejemplo

No es posible no recordar a Marcelo, dio ejemplo hasta en las convivencias, siempre buscaba animar a quien lo necesitara y su sonrisa y buen humor alegró la existencia de nuestro grupo de amigos y de todos los muchos grupos a los que perteneció.

Marcelo era del mundo, fue multiplicador; amó a su Familia (lo sabíamos, lo repetía con orgullo, relatando los logros de sus amados hijos), pero su Familia sabía que les pertenecía tanto a ellos como a quien lo necesitara.

La vida de Marcelo fue un ejemplo de amor a los demás.

Un siervo de Dios

Dio testimonio Marcelo de su recia Fe.

Daba ejemplo, en su vida y en su incansable entrega a los demás, y enseñaba que el amor de Dios es inconmensurable.

Marcelo fue discípulo y fue profeta, no entendimos a cabalidad su elevada misión y menos que, temprano tendría que irse a la Vida Eterna. Sepamos que aun sin su presencia física, seguirá orientando almas.

Deseaba estar al lado del Padre, y ya está, sonriendo y haciendo sonreír a Dios ¡Hasta pronto, Marcelo, descansa en paz!

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