¿Hacia dónde vamos?

A un año de la llegada del Covid a nuestro país y ya con una vacuna aplicándose a nivel mundial, las perspectivas económicas hacia el futuro se ajustan, los pronósticos financieros se acoplan a las novedades y las expectativas del mercado se moldean en función de lo que se espera, de lo que la sociedad demandará ante los cambios irreversibles en nuestra forma de vida.

Pero, ¿dónde se encontrarán las áreas de oportunidad para el futuro?

Nos dirigimos hacia una economía de “bajo contacto”. Antes dábamos prioridad a lo natural, a lo orgánico. Ahora jugará un rol importante lo esterilizado, con trazabilidad y cadena de desinfección verificable, sin contacto humano en las entregas, con empaques rediseñados y de materiales y calidades superiores.

El trabajo y la escuela en casa, si bien no serán para siempre, sí permanecerán de manera indefinida en nuestras vidas. Eso implicará que la construcción de los nuevos hogares contemple estos espacios en su diseño, así como la adquisición de los equipos para hacerlo más eficiente. 

Las decisiones vacacionales están modificando drásticamente al sector turístico, el que tendrá que reaccionar en consecuencia. La búsqueda de opciones seguras y cercanas para viajar en Coahuila y Nuevo León, por ejemplo, ha disparado los precios de los predios en la sierra de Arteaga. Los pueblos mágicos, los viñedos y los atractivos ecoturísticos de la región tienen un gran potencial de crecimiento.

La vida familiar y social también se está redefiniendo. Ya con la vacuna aplicada podremos visitar con más confianza a nuestros adultos mayores. Pero la costumbre de los mexicanos por hacer enormes eventos, como bodas, quince años o bautizos, va a tener que moderarse. Además, deberán existir elementos de sanidad en éstos que garanticen la seguridad de todos.

La brutal caída en las economías del mundo ha generado enorme desempleo, pero también coyunturas al respecto. Los conflictos por incumplimiento de contratos requerirán del trabajo de muchos abogados, quienes tendrán que desarrollar nuevos esquemas de comunicación y trabajo, lo mismo que los coaches y psicólogos, para atender la depresión y el estrés generado por la pandemia, el encierro y el desempleo.

Existe también un área de oportunidad en lo referente a los lugares de entretenimiento. Ya cerró una de las dos cadenas importantes de cines en México, lo que abre espacios para agentes innovadores en este sector.

En lugar de esperar a que se creen los empleos y salir a buscar uno, es momento de crearlos. Aprovechemos el tiempo de ocio para estudiar un curso o leer un libro de actualización. Son grandes oportunidades las que se están abriendo en muchos sectores. Solo se requiere de voluntad e imaginación, condiciones que los mexicanos poseemos de sobra. 

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