Fragilidad

En memoria de Juan Luis Martínez Romo, un ser humano pleno, honesto, solidario con sus amigos, entrañable como hermano. Descanse en paz.

La cosa andaba por el llano, por el monte, por el pavimento de las ciudades apiladas e inmundas de los chinos, ajena, peligrosa, letal, intrépida.

No creo que los mendigos chinos fueran ignorantes de la caja de pandora que desatarían y nos es homofobia, es reclamo desde mi amargura por la pérdida de familiares y amigos entrañables. No quisiera tener un encuentro con el Covid 19, para decirle unas cuantas palabras y después madrearnos, porque no estoy seguro de que lo derrotaría, pero de lejos te digo que interpretes mi silencio, mendigo virus.

Francisco Sosa, un poeta desconocido ira definiendo este proceso de fragilidad humana  y dice: “No así te admire que la vida humana/Tal como el vidrio por lo frágil sea;/Que un soplo la formó dice la hebrea Leyenda, fuente de la fe cristiana.”.

Muestra de nuestra debilidad , la epidemia caminaba por las mismas fechas en año fatídico de 2020 y nosotros campantes, ajenos, con noticias de una latitud lejana. No contábamos con que ese polvo que viaja por el viento y se adhiere a cualquier cosa, andaba por todas partes y viajaba por avión, barco, zapatos, estornudos, saludos, abrazos y cuanta cosa tuviera contacto con la gente.

Luego asustados nos encerramos, pensando que con cuarentena era suficiente. El proceso para acostumbrarnos a los bozales , les digo, fue tortuoso. Recuerdo que en compañía de Issa, contactamos a una persona que vendía tapabocas y como si fuera algo ilegal, fuimos citados en un estacionamiento y en la cajuela de un auto adquirimos los primeros, con diseños novedosos, pero ignorando que llegando a casa nos dimos cuenta de que no eran los adecuados, porque si bien es cierto tenían varias capas de tela, el elástico era incomodo a la media hora de uso y después acostumbrarnos al hedor de nuestra respiración fue un proceso difícil de describir.

Los días de la cuarentena imprimieron un nuevo estilo, ya que la labor era diaria y la junta de la oficina también, ahora mas intensa ya que no había certidumbre de lo que se tenia que hacer, pero al fin de cuentas y como en la conquista ,a fuerza de espada , fuimos aprendiendo de los protocolos ,logrando que hoy día, los lugares mas seguros son el hogar o la fábrica, debido a las medidas de protección que son tomadas hasta la exageración, pero hacemos bien.

La reflexión es acerca de la fragilidad humana y deviene de la condena ,en el verdadero libro, la sagrada escritura , para quien el ser humano es un soplo y sus días son una sombra que pasa . Dios le da vida a Adán con un suspiro y cuando morimos nuestra alma regresa al creador a manera de suspiro, nuestros días son un transcurso breve , en le inmensidad del universo creado y sus muchos días.

Regresa Sosa y su poema :El vaso cristalino que engalana/El mármol de tu rica chimenea,/Tuvo origen igual, ¿y a quién la idea/De su breve durar nunca le afana?”.

Decía Octavio Paz, escritor a quien cito contra mi simpatía, que : “si es cierto que el hombre es polvo, eso que sopla por el llano, son hombres”; solo que ahora eso que sopla por el llano es muerte , devastación, en una nueva manera de exterminación inventada. La duda surge con la aparición de la vacuna meses después de la denuncia del virus, sucede como con  la influenza y el famoso Tamiflu y su multimillonaria ganancia, solo que hoy día no es la vacuna la que salva, sino un medicamento para la sarna de los perros y marranos : la ivermectina y chasco que se llevaron los laboratorios.

Si vivíamos llenos de riesgos, a este se suma a la ecuación un elemento de impacto: la incertidumbre que en ocasiones es mas cruel que la misma muerte y da como resultado el impacto en nuestra fragilidad y entonces el mensaje va contra el estado de animo y la salud misma.

Cuídate, sigue comunicándote con los tuyos atraves de las múltiples herramientas, sal a lo indispensable, vitaminate, cuida tu sistema inmunológico, sigue consejo de los inmunólogos y los neumólogos, razona y no permitas que se pierda tu capacidad de asombro, esta cosa va en serio y muerde y pega y duele.

Sosa nos sigue recordando : “Si á leve soplo nuestro ser debemos,¿Qué extraño que otro soplo nos consuma/Y en polvo miserable nos tornemos?”  Que la tierra te sea leve querido Juan Luis.

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