Éste gobierno gordo.

El de Coahuila fue calificado esta semana que termina, por los expertos nacionales, como de los más obesos del país. Con una nómina abultada que contrasta con el que debe tener una entidad quebrada. Y es que estaba gordo y ahora es panzón.

“Las nóminas estatales más caras del país son pagadas por 11 entidades, entre ellas está Coahuila”. Instituto Mexicano Para La Competitividad (IMCO).

El documento del IMCO pone el dedo en la llaga: “Los gobernadores gastan cinco veces más en los sueldos de burócratas que en inversiones para la construcción de obra pública”. De acuerdo con el documento el pago a los empleados de las administraciones estatales representó el 32.57 por ciento del gasto total ejercido por los 32 gobiernos, que fue de un billón 876 mil 644 millones de pesos. Mientras tanto, lo destinado a obras públicas apenas representó un 5.49 del gasto total. El resto del presupuesto se aplica a los rubros de Materiales y Suministros así como a Servicios Generales.

Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del IMCO, evidenció como el gasto burocrático va en aumento, mientras los estados reducen el gasto de inversión, incluso con respecto a lo aprobado por los congresos locales. Alertó que las entidades hacen previsiones para hacerse de más recursos y destinarlos, de manera discrecional, al gasto corriente. “Detectamos que existe una especie de mecanismo de operación perverso de los recursos destinados al gasto corriente: hacen una subestimación de los ingresos para que todos los ingresos adicionales sean catalogados como excedentes. “Así, no quedan etiquetados y se usan a plena discrecionalidad de las administraciones, que puede destinarse a gasto corriente, a sueldos y salarios”, explicó.

Coahuila, gordo.

En resumen, la burocracia y el gasto corriente se comen el dinero de la obras públicas y los programas sociales. Es este el patético caso del gobierno de Coahuila. Agregue usted que estamos sobre endeudados, que las participaciones federales están comprometidas para pagar la MegaDeuda, que somos la única entidad castigada por la ALERTA de hacienda con prohibición de endeudarnos durante 2018.

Que en este sexenio de Rubén Moreira, este agónico y fatal, las empresas fantasma se llevan el dinero del combate a la pobreza, de la salud y el desarrollo social.

Luego están las nóminas dobles, las de los miles de aviadores y las ocultadas del voto duro del PRI. Lideresas que cobran arriba de 50 mil pesos por mes, y son una lista gorda. Miles de millones pagados al partido en el poder para conservarlo (el poder) a toda costa, para tener una nómina de paleros que defiendan ante las evidencias de corrupción y criminalidad.

Y miren, el dinero a carretadas desviado de la tesorería estatal, y dirigido indebidamente al PRI-Coahuila, es “manejado” por Álvaro Moreira, otro ejemplar del clan.

El DIF Coahuila, creció diez veces. Su estructura fue agrandada por Carolina Viggiano, con un criterio de abarcar. Procuradurías para cada cosa, dependencias especializadas, oficinas que abarcan todos los rubros, fueron empezadas de cero y ahora están repletas de burócratas. Encarecen y complican el trabajo de un área que debe gastar lo más posible en atender a la gente vulnerable y no es oficinas administrativas. Una visión de poder y de sobre espectro es el que Viggiano trajo a una entidad que debía ahorrar y no engordar.

Un legado perverso.

Un estado quebrado, hipotecado, obeso en su nómina burocrática. Uno flaco en la obra pública, paupérrimo en salud, educación y atención al campo y comunidades alejadas, es el balance perverso al que los estrategas publicitarios (de este gobierno de las mentiras), ha hecho llamar “legado”.

Nunca tan gordos en el gasto corriente. Nunca tan robados y descalificados como ahora en el gobierno. Somos en Coahuila ejemplo, en estudios y documentos de instituciones calificadoras, como del desorden y la antítesis del equilibrio financiero.

Cuanto trabajo costará enflacar al gordo gobierno. Una reingeniería financiera urge a este quebrado gobierno, en esta desprestigiada entidad, en que nos han convertido Los Moreira, en doce años de despilfarros, desórdenes y excesos.

12 días restan a la época maldita. Dejaron un tiradero…

Pero YA SE VAN.

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