El gobierno de Manolo

“Legitimidad electoral” llaman al hecho de ser electo con un buen porcentaje de votación, ya no importa si en la elección hubo irregularidades o si está impugnada. Los votos cuentan.

Tras las elecciones del 4 de junio, Manolo Jiménez Salinas, gobernador electo de Coahuila, puede presumir de esa legitimidad electoral, pero de las decisiones que tome a partir de ahora, depende si tendrá legitimidad política y social.

¿Qué tipo de gobierno planea Manolo?

Deslinde

Nadie dice que es políticamente sencillo el diferenciarte de quien hizo pactos, te llevó a la candidatura y te ayudó a ganar, pero hay que hacerlo.

Manolo Jiménez tiene que dar muy claras muestras de que “el moreirato no existe”, como él afirma. En ello no debe dejarse asomo de duda ni la voz (en los hechos) ha de temblar.

Manolo debe gobernar solo y desde las primeras actitudes y decisiones, el deslinde debe ser prístino.

Los nombramientos, ratificaciones y enroques en el gabinete estatal (incluidos órganos autónomos y paraestatales, y desde ahora en calidad de electo), son una trampa frente al novo gobernador.

Los ojos de la gente y los medios, que observamos, detalle a detalle; las inflexiones, los gestos y ademanes de la transición del poder, están bien abiertos. Descubriremos hasta una débil duda.   

Sin corrupción

Estamos muy atentos en la deuda inmoderada y trucada, en la independencia entre poderes, en la obra pública que urge, en el agua que se acaba, en el campo y el desierto que mueren en el abandono; en la cifras y datos que se presumen en  materias como educación, empleo y seguridad, y en el contraste con la realidad.

Debemos empezar desde el principio… recuperar la ética y la moral políticas, desterrar para siempre la impunidad que ha generado tanta corrupción.

Ha menester que la justicia se saque de debajo de la alfombra y que el estado de derecho en Coahuila cobre vida más allá de la letra muerta que son tantas leyes y normas jurídicas, muchas antiSociedad y antiFamilia.

La odisea de contener la corrupción gubernamental en Coahuila, es de titanes.

¿Manolo Jiménez se dirá titán de los fangosos charcos o navegará en mansas aguas cual sábanas de seda?

Decisiones

De nuevo la pregunta: ¿Qué tipo de gobierno planea Manolo?

En los programas de análisis y discusión política del periódico digital Columnas De México (Ventana Política), en los subsecuentes a la elección del 4 de junio en que se eligió gobernador y Congreso de Coahuila, se ha enhebrado sobre temas torales y de ellos, sugerir, por analistas y conocedores, al gobernador electo (Manolo), cosas que debe tomar en cuenta para la definición de su tipo de gobierno en beneficio de los coahuilenses. 

No somos en Columnas de México un medio pagado, así que no sabemos si Manolo o su equipo estén atentos a nuestros programas, reportajes, destacados, columnas políticas y editoriales, y notas, pero esperamos que sí.

Por mencionar los dos últimos programas (“Poder Judicial de Coahuila. Juzguemos al juzgador”, y “MegaDeuda Coahuila, negocio de políticos y de banqueros”), y enfocados en las propuestas al gobernador electo, se sugirió que “se fortaleciera la autonomía del Poder Judicial y el presupuesto, y se desterrará la corrupción aclarando los casos graves que están inconclusos”. En lo que refiere a la deuda, se sugirió que “se abriera la información de la deuda a la sociedad, se detuviera la anunciada reestructuración, se pague parte o toda la deuda”.

Poder total

Una vez que se gana la elección y se toma protesta de gobernador, el poder se torna unipersonal, absoluto. Total.

A partir del 1 de diciembre, Manolo puede imponer el gobierno que se le antoje, o puede, por el contrario: sin fingir, consultar con la sociedad cada paso decisivo que piense tomar. Manolo ha repetido que tiene “un pacto con la sociedad”, veremos si a lo que se llama sociedad es la base en su conjunto y no una parte conveniente.

De Manolo: Un gobierno honesto y con justicia, abierto y plural, que enderece el camino de los anteriores y dé solución a temas que han dañado a la sociedad. Que llame a las cosas por su nombre; sin mentiras, sin soberbia, sin millones en comprar imagen propia pero rescatando el buen nombre de Coahuila.

Para Manolo y su gobierno, el franco beneficio de la duda ¡Dios salve a Coahuila!

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