El año de la incertidumbre y el dolo

Ojalá que cada año se nos presentara como una tabula rasa, hoja en blanco en la que fuéramos anotando nuestros sueños, nuestros espacios, nuestras vidas; Sin embargo, la sentencia es del verdadero libro: “Que cada día traiga su propio afán” y así tendremos que ir descifrando los ciertos gozos, las sombras, las tragedias, alegrías, esperanzas, dolores, sinfonías que nos ofrecerán los venideros 365 días 6 horas 48 minutos y sus segundos.

Iremos trazando a veces sin brújula o compás, los venideros momentos en estos tiempos que traen consigo nuevas y desconocidas maneras de desempeñar nuestras vocaciones o morir en el intento.

Eliseo Torres, me confió un secreto al presentarme en su clase de filosofía, a Ortega y Gasset.

Pensador sobre la existencia plena del ser humano en un universo de incertidumbres y condenas a través del humanismo, una doctrina que algunos consideraron de época, que no tiene tiempo, pero sí, circunstancia eterna.

Vivir, dice Ortega y Gasset, no es entrar por gusto en un sitio previamente elegido a sabor, como se elige el teatro después de cenar – sino que es encontrarse de pronto, y sin saber cómo, caído, sumergido, proyectado en un mundo canjeable, en este de ahora. Nuestra vida empieza por ser la perpetua sorpresa de existir, sin nuestra anuencia previa, náufragos, en un orbe impremeditado. No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al encontrarnos con nosotros. Un símil esclarecedor fuera el de alguien que, dormido, es llevado a los bastidores de un teatro y allí, de un empujón que le despierta, es lanzado a las baterías, delante del público. Al hallarse allí, ¿qué es lo que halla ese personaje? Pues se halla sumido en una situación difícil sin saber cómo ni por qué, en una peripecia: la situación difícil consiste en resolver de algún modo decoroso aquella exposición ante el público, que él no ha buscado ni preparado ni previsto. En sus líneas radicales, la vida es siempre imprevista. No nos han anunciado antes de entrar en ella -en su escenario, que es siempre uno concreto y determinado-; no nos han preparado”.

Ese empujón del que habla el filósofo había sucedido en 2020, con sus sorpresas, sin embargo, este 2021 fue uno letal y cruel, que cambio en su totalidad nuestras circunstancias y atrajo antiguas maneras de sobrellevar la vida , la economía y la dinámica social.

Mi primer mensaje fue la muerte de Juan Luis, amigo-hermano entrañable que fue arrancado nada mas iniciando el año; luego el colapso de la economía a través de la escasez de componentes inducida por los gandallas acaparadores que vieron su oportunidad en esta crisis; Mas allá los vaivenes de los criterios de salud que generaron mayor contaminación y contagios; Después la bancarrota de negocios ancestrales que no pudieron adaptarse a las nuevas maneras; Posteriormente mi afectación de covid del que me salvaron Dios y el Dr. Ramos, benefactor del mundo; No terminaba el noveno mes y nuevas variantes de este letal virus aparecían con artefactos y armas no conocidas que crearon mayor caos en las personas; El respirar a través de una tela, aspirando nuestros aromas y evitando los abrazos; Resguardarnos en casa y pagar los servicios de Netflix, Amazon, televisión por cable, Spotify, YouTube y repetir las series y películas al cansancio con el habito inconsciente de vivir con el control en la mano (lo único que podemos programar y gobernar a nuestro antojo); Olvidados los libros y las bibliotecas; Los cines y los espectáculos; Viajando con precauciones no solamente de prevención de salud, sino temerosos por los asalta caminos que parecerían que regresaron de un cuento de Payno; en fin viviendo una vida ajena programada por un dios detrás de Dios, tal vez en el decir de Borges y que me perdone el santo papa Pancho primero.

En esta remembranza lo único positivo es estar vivo y continuar el camino hacia los designios de una divinidad que nos arropa y nos sostiene en la esperanza y la fe.

Quiera Dios entonces que cada día traiga su propio afán en 2022 y que este afán se te presente como una oportunidad de avanzar. Que haya alegría, entusiasmo en tu alma, amor en tu corazón, fortaleza en tus huesos para subir las empinadas cuestas y fe reforzada en la divinidad a la que rindas cuentas. 

Que Dios ilumine tus pasos y tus pensamientos y que seas feliz, que es el objetivo de vivir.

Salud por este 2022.

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