De visitas a museos a sanciones para Rusia y Moscú, en la cumbre del G7

La primera sesión de la cumbre del G7 comenzó el viernes en la ciudad de Hiroshima (oeste de Japón) con el foco en la economía mundial y después de que los líderes visitaran el Museo y Parque de la Paz y presentaran sus respetos a las víctimas del bombardeo atómico.

Esa primera sesión del G7 consiste en un almuerzo de trabajo entre los líderes de Japón, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, en el lujoso Grand Prince Hotel, situado en la isla de Ujina, a cinco kilómetros del centro de Hiroshima.

“Al celebrar la cumbre en esta ciudad, quiero que hablemos de los problemas a los que se enfrenta el mundo de una forma franca, incluida la crisis del cambio climático, la pandemia y la invasión rusa de Ucrania“, dijo el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante unas declaraciones al inicio del encuentro y en presencia de los medios de comunicación.

Hiroshima, la primera ciudad en ser bombardeada con un arma nuclear el 6 de agosto de 1945, es la sede de la 49 reunión del Grupo de los Siete, que se celebra entre el 19 y el 21 de mayo y donde se pretende mandar un fuerte mensaje por la paz y en contra de las armas nucleares en el contexto de la guerra de Ucrania.

El mandatario, originario de la ciudad, llamó a sus homólogos a “liderar el mundo tomando medidas efectivas basadas en los valores compartidos” y dijo que el objetivo del encuentro es “confirmar la unión de la comunidad internacional y la armonía en vez de la división y el enfrentamiento”.

Tras la visita al museo, que según medios locales habría durado unos 30 minutos y donde los líderes firmaron el libro de visitas y se reunieron con una “hibakusha” (superviviente), los mandatarios presentaron unos arreglos florales blancos en respeto a las víctimas.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también tiene previsto viajar a Hiroshima para participar en la cumbre, según informaron hoy medios locales citando a fuentes del Ejecutivo. 

Los líderes del G7 iniciaron la segunda jornada de su cumbre en Hiroshima (Japón), en la que está previsto que discutan sobre seguridad económica y dependencia comercial de China, y en la que se espera la asistencia presencial del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, además de mandatarios de Brasil y la India, entre otros países.

Los mandatarios hablaron sobre la “coerción” de Pekín a la hora de abordar su comercio internacional desde una posición dominante como proveedor de ciertos componentes clave para diversas industrias, y que empezaran a esbozar herramientas para hacer frente a estas prácticas, ejercidas también por otros países.

El presidente ucraniano, cuya asistencia en persona al G7 fue finalmente confirmada por la presidencia nipona tras las informaciones contradictorias de la víspera desde Kiev, y ha desajusto la ya de por sí apretada agenda para esta segunda jornada, que debió ser modificada para acomodar al mandatario.

La primera de las cuatro sesiones programadas hablaron sobre la seguridad económica, y más concretamente sobre la preocupación de la dependencia de ciertos países a la hora de acceder a algunos materiales y la propuesta de una reconfiguración de las cadenas de suministro para poner fin a ese dominio.

En sesiones posteriores, los países invitados a la cita nipona, Australia, Brasil, Comoros (en representación de la Unión Africana), Corea del Sur, India, Indonesia, las Islas Cook (presidente del foro de las Islas del Pacífico) y Vietnam participaron en conversaciones sobre cooperación alimentaria, energética o sanitaria, así como sobre colaboración con países emergentes.

El G7 de Hiroshima contó con un número récord de participantes en un intento de estos países en fortalecer sus alianzas, concretamente con las potencias del denominado “sur global”, para contrarrestar la creciente presencia e influencia de China, y el peso de Rusia.

La UE considera que uno de los aspectos más importantes de la participación del líder ucraniano en la cumbre fue su acceso directo al diálogo con líderes de otros países invitados, y en particular con el primer ministro indio, Narendra Modi, quien asistió como presidente de turno del G20.

Los compromisos del sábado tuvieron que ajustarse también por la decisión de celebrar en Hiroshima una cumbre de los países del Quad (Estados Unidos, India, Australia y Japón), aprovechando la presencia de sus líderes en la ciudad del oeste nipón.

El último día el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se reunió con algunos de sus mayores aliados en la cumbre del Grupo de los Siete en Hiroshima, ganando impulso para el esfuerzo bélico de su país después de que Rusia anunciara una victoria simbólica en el campo de batalla.

La aparición en persona del mandatario ucraniano, con su habitual atuendo verde oliva el último día de cumbre del G7 subrayaba la importancia de la guerra para el grupo de democracias ricas. También robaba mucho protagonismo a otras prioridades de la cumbre de tres días, como desafíos de seguridad en Asia y un acercamiento al mundo en desarrollo.

“El G7 reafirmó nuestro compromiso de continuar nuestro firme apoyo a Ucrania en cualquier posible aspecto”, dijo el primer ministro de Japón, Fumio Kishida.

Zelenskyy celebró dos rondas de encuentros el domingo, una con líderes del G7 y otra con el grupo de países invitados, como India y Corea del Sur. También se entrevistó en privado con algunos de los mandatarios.

Un acontecimiento muy presente en las reuniones del domingo en Hiroshima era el anuncio del Ministerio ruso de Defensa de que el ejército privado Wagner, respaldado por tropas rusas, había tomado la ciudad ucraniana de Bájmut. Los ocho meses de batalla por la ciudad la convertían en la más dura y probablemente más sangrienta de la guerra.

Cuando se le preguntó si Bájmut seguía en manos ucranianas, Zelenskyy dijo que creía que las fuerzas rusas habían tomado la ciudad finalmente.

“Por hoy, Bájmut está sólo en nuestros corazones. No hay nada en ese lugar”, dijo Zelenskyy.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 375 millones de dólares para Ucrania durante su reunión con Zelenskyy, y dijo que Estados Unidos proporcionaría munición y vehículos blindados. Esa promesa llegó después de que Washington aceptara permitir la formación sobre cazas F-16 de fabricación estadounidense, sentando las bases para una transferencia futura de las aeronaves a Ucrania.

Biden reiteró el apoyo estadounidense y Zelenskyy agradeció el respaldo, señalando que “no olvidaremos nunca”.

Antes incluso de que Zelenskyy llegara el sábado en un avión francés, las naciones del G7 habían anunciado una nueva tanda de sanciones y otras medidas para castigar a Moscú por la invasión que inició en febrero de 2022.

Aunque Ucrania dominó la cumbre, los gobernantes de Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá e Italia, así como la Unión Europea, también intentaron abordar las preocupaciones globales sobre el cambio climático, la inteligencia artificial, la pobreza, la inestabilidad económica y la proliferación nuclear.

Y Biden trató de asegurar a los líderes mundiales que Estados Unidos no incurriría en un impago debido al bloqueo en las negociaciones sobre el límite del endeudamiento, que ha arrojado una gran sombra sobre su viaje.

Dos aliados estadounidense, Corea del Sur y Japón, continuaron el domingo con sus esfuerzos para mejorar unos lazos bilaterales a menudo dañados por la herencia de la brutal colonización japonesa de la Península de Corea entre 1910 y 1945. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, visitaron un monumento a las víctimas coreanas, muchas de ellas trabajadores esclavos, del ataque nuclear del 6 de agosto de 1945.

Washington quiere que los dos vecinos, dos democracias liberales y baluartes de la influencia estadounidense en la región, se posicionen juntos en cuestiones como la creciente agresividad de China, Corea del Norte y Rusia.

Biden, Yoon y Kishida celebraron un breve encuentro a tres ante la sede de la cumbre junto a la Bahía de Hiroshima. Biden invitó a los dos mandatarios a visitar Washington para una reunión trilateral y ambos aceptaron, dijo un funcionario de Estados Unidos que informó a la prensa bajo condición de anonimato.

En una reunión con Zelenskyy, Yoon prometió proporcionar a Ucrania equipo surcoreano de desminado y ambulancias.

Zelenskyy también se reunió en un aparte de la cumbre con el primer ministro de India, Narendra Modi, su primer encuentro cara a cara desde la guerra. Le presentó el plan de paz de Ucrania, que pide la retirada de las tropas rusas del país antes de cualquier negociación.

India, la democracia más grande del mundo y un importante comprador de armas y petróleo ruso, ha evitado condenar abiertamente la invasión rusa.

Las cumbres como la del G7 son una oportunidad para que los líderes se presionen entre sí en cuestiones diplomáticas, indicó Matthew Goodman, experto en economía del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios con sede en Washington.

“La presencia de Zelenskyy pone algo de presión sobre los líderes del G7 para que den más, o le expliquen directamente a él por qué no pueden”, señaló.

El ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, criticó a la cumbre del G7 por tratar de aislar a China y a Rusia.

“La tarea se ha establecido alto y claro: derrotar a Rusia en el campo de batalla, pero no detenerse ahí, sino eliminarla como competidor geopolítico”, dijo.

El G7 ha prometido aumentar la presión y tachó la agresión rusa a Ucrania de “amenaza para todo el mundo en violación de las normas fundamentales, normas y principios de la comunidad internacional”.

También instaron a China a presionar a Rusia para que ponga fin a la guerra y “apoyar una paz completa, justa y duradera”.

Por su parte, el Ministerio chino de Exteriores instó a los miembros del G7 a “centrarse en abordar los diversos problemas que tienen en sus países, dejar de formar bandas para crear bloques exclusivos, dejar de contener y apalear a otro países”.

El G7 también instó a Corea del Norte, que ha hecho una rápida sucesión de ensayos de misiles, a abandonar por completo sus ambiciones de armas nucleares “incluidas más pruebas nucleares o lanzamientos que utilicen tecnología de misiles balísticos”, señalaron los mandatarios en un comunicado.

El grupo también presentó nuevas sanciones contra Moscú y planes para reforzar la eficacia de las anteriores para restringir los esfuerzos bélicos del presidente de Rusia, Vladímir Putin. Rusia es ya el país más sancionado del mundo, aunque hay dudas sobre la efectividad de esas medidas.

Los líderes del G7 también abordaron esfuerzos para reforzar la economía global y responder a los crecientes precios que presionan los presupuestos familiares y gubernamentales en todo el mundo, especialmente en países en desarrollo en África, Asia y América Latina.

El grupo reiteró su objetivo de reunir hasta 600.000 millones de dólares en financiamiento para la iniciativa de desarrollo de infraestructura, que pretende ofrecer a los países una alternativa a a las inversiones chinas.

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