Biden demolerá el “sueño americano”, advierte Trump

El republicano acepta la candidatura para su reelección en noviembre; en el mitin se agolparon más de mil personas sin distancia social, la gran mayoría sin mascarilla.

La batalla electoral en Estados Unidos está servida y las dos partes se han encargado de convertirla en un evento trascendental. Donald Trump, presidente que ayer aceptó oficialmente ser candidato a la reelección, lo planteó como un episodio histórico que marcará el futuro de generaciones: está en juego “salvar el sueño americano” o, en caso de que ganen sus rivales, “permitir que una agenda socialista demuela nuestro preciado destino”.

El cierre de la convención republicana –y, por tanto, el pistoletazo definitivo al esprint final hasta las elecciones del 3 de noviembre fue una oda absoluta a un Trump que se erigió como transfiguración del Estado, líder absoluto y capaz de abusar de su poder y su cargo para hacer lo que se le antoje. Para su gran fiesta, una celebración que se autoregaló para agasajarse, convirtió la Casa Blanca en un escenario de campaña.

Su aparición desde los balcones del pórtico de la residencia presidencial con su canción favorita de los mítines proselitistas fue la guinda de un desafío directo a los fundamentos republicanos de EE. UU., con una escenografía propia de regímenes absolutistas usando propiedades federales para beneficio propio. A su vez fue un pulso a la pandemia: se agolparon más de mil personas en un evento que careció de distancia social, la gran mayoría sin mascarilla y sin haber sido sometidos a test para detectar si estaban contagiados o no por coronavirus.

En su discurso de aceptación, Trump lanzó un órdago al establishment de Washington y al país en general, un todo o nada. “Este noviembre, tenemos que pasar página para siempre de la fallida clase política”, dijo, minutos después de ser coronado por su hija Ivanka como “el presidente del pueblo”.

Un establishment que ahora tiene una representación evidente: el exvicepresidente Joe Biden, candidato demócrata en la pugna por el poder, contra quien lanzó golpes bajos. “El historial de Biden es un vergonzoso listado de las traiciones y errores más catastróficos de nuestras vidas. Ha pasado toda su carrera en el lado equivocado de la historia”, dijo en un momento. “Es débil”, calificó en otro.

La idea que emana de la convención republicana es clara: todo lo que no sea una victoria de Trump llevará al caos por culpa de la izquierda radical que, en su opinión, ha tomado las riendas del Partido Demócrata. “Joe Biden no es el salvador del alma de Estados Unidos”, comentó el presidente, atacando el lema del demócrata sobre la necesidad de recuperar el alma del país. “Es el destructor de empleos estadounidenses y, si se le permite, será el destructor de la grandeza de Estados Unidos”, remató.

Trump se creció ante el más de millar de seguidores que le aplaudió constantemente, gritando una y otra vez “cuatro años más” de mandato. En su resumen de supuestos éxitos de su primer mandato, guardó un espacio para las políticas “proestadounidenses” en migración, haciendo un listado de todos sus azotes a los migrantes, solicitantes de asilo y refugiados; felicitándose por sus cifras de repatriaciones y deportaciones.

Y, como no, por la construcción de 300 millas de muro en la frontera, una barrera que “pronto estará completa y está funcionando por encima de nuestras mayores expectativas”. En ese sentido, falsamente acusó a Biden de querer derribarla; el demócrata sólo dijo que frenaría inmediatamente su construcción.

El discurso de Trump duró más de una hora, en los jardines de la Casa Blanca amurallados como en los días de apogeo de las protestas raciales en la capital del país. La Blacks Live Matter Plaza se llenó de manifestantes antiTrump, que extendieron una pancarta enorme con la frase “Trump miente todo el tiempo” y corearon gritos antifascistas y contra el presidente.

Las protestas durarán al menos hasta hoy, cuando está convocada una gran marcha en Washington contra la brutalidad policial y el racismo sistémico en EE. UU., tema que pasó de puntillas por una convención republicana que prefirió mirar a otro lado y refugiarse en la defensa de la Policía. “Ley y orden” es uno de los lemas preferidos.

Los fuegos artificiales –con el lema Trump 2020 incluido- sobre Washington fueron punto final a dos semanas intensas de reproches y ataques, y el arranque a la fase definitiva de las campañas. Trump inicia hoy su nueva gira de mítines, y Biden anunció que, a partir de septiembre, empezará a viajar por el país a hacer campaña, cumpliendo las normas por la pandemia.

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