Amor propio: quererse a uno mismo sin caer en el egoísmo

Cultivar el amor propio o quererse a uno mismo se relaciona con ser constante y persistente, y cuando resulta excesivo con la dificultad de reconocer errores y pedir disculpas. Pero la acepción puramente psicológica se centra en el aceptarse tal y como eres y amarte. 

“A grandes rasgos, el amor propio tiene que ver con la percepción que tenemos de nosotros mismos, el respeto y el valor que nos damos a nosotros mismos”, subraya la psicóloga Elena Daprá, quien distingue este de la autoestima, aunque ambos están muy relacionados. La primera se refiere “a la estima que yo me tengo”. Y el amor propio es “la aceptación de mí mismo global”. 

Tener amor propio, dentro de un margen razonable, “es importante por salud mental, ya que es como un salvoconducto a disfrutar más de tu día a día, a sentirte mejor ante los conflictos”, señala Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta, autor del libro “El viaje hacia ti”. Y pone un ejemplo: cuando te quieres pones límites y luego no te sientes culpable. Si te piden un favor, y dices que no, uno no debe sentirse mal por no acceder a la petición del otro, “no eres una mala persona por no hacer ese favor”.  

“Se trata de cuidarse a uno mismo tanto o más que a los demás. Como cuando vas en el avión y, en caso de despresurización, te dicen que primero te pongas tú la mascarilla para poder ayudar al de al lado. Para los religiosos, esto viene ya de muy atrás, ahí tenemos el ‘amarás al prójimo como a ti mismo’”, apunta Peñalver.  

Para la psicóloga, el amor propio y la autoestima son un motor de vida, son lo que te motiva a tirar hacia adelante, se puede afrontar cualquier situación. “Cuando tengo una autoestima escasa, deficiente o patológicamente deficiente, voy a tener algún problema psicológico seguro. Cuando no se tiene una sana autoestima, uno no vive, sobrevive”. 

Sin embargo, cuando una persona, por agradar o no molestar a los demás, no satisface las necesidades propias o cediendo sistemáticamente, esto acaba minando la autoestima y sintiéndose mal. La clave para no caer en el egoísmo precisa Peñalver, pasa por equilibrar el amor que se siente por otras personas, sobre todo las cercanas (pareja, hijos, padres, amigos…) con el amor que uno siente por sí mismo.  

Según el psicólogo, quererse a uno mismo de forma sincera, honesta y equilibrada significa tener una autoestima saludable. Alguien que se quiere, se conoce y se acepta va a ir por la vida con seguridad porque no tiene nada que ocultar, nada que aparentar. Peñalver remite al ejemplo de un niño que lleva gafas y en el colegio le llaman cuatro ojos: alguien con amor propio tiene como una vacuna contra estos ataques, le resbalan. “Ser ególatra, egoísta o narcisista es pasarse de frenada con el amor propio. Esto se traduce en no ser empático, ni ponerse en la piel de los demás. Se trata de quererse mucho y, a la vez, querer a los demás, puntualiza Peñalver.  

El psicólogo precisa que la persona que tiene amor propio consigue ser asertiva. Es decir, que no trata continuamente de imponer su criterio destrozando a los demás, eso es puro egoísmo, y sería alguien que va por la vida de agresivo o duro. Pero el camino tampoco es ir de pasivo o blando (cediendo sistemáticamente). “Lo ideal es un punto intermedio con una comunicación asertiva en la que dices lo que piensas y sientes cuidando la otra relación”. Esto, enfatiza el psicólogo, ayuda a negociar conflictos, tomar decisiones difíciles, a no sentirse culpables ante determinadas decisiones, a influir en los demás y a ejercer de líder.  

“Hoy en día, una persona con amor propio, con una sana autoestima, con confianza en uno mismo, con bienestar psicológico es una persona que se pone límites saludables a sí mismo y a los demás”, comenta Dapra. Y da ejemplos, como hacer una dieta o dejar de fumar o apuntarse a un curso de pintura y ser capaz de hacerlo. No pones límites a los demás podría ser cuando alguien nos dice algo desagradable y no le decimos “mira, discúlpame, pero lo que me has dicho no me ha gustado. Te pido por favor que no lo vuelvas a hacer”. 

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