América brilla y alcanza su estrella 14

El América alcanzó su máximo esplendor en el estadio Azteca, ese lugar donde todo lo brillante lo fue todavía más.

En una final que se extendió a los tiempos extra, el líder de la fase regular y rey de copas en el máximo circuito del futbol mexicano sobrellevó el peso de un partido determinante y derrotó 3-0 a Tigres (4-1 global) con goles de Julián Quiñones, Richard Sánchez y Jonathan Rodríguez, combinación suficiente para celebrar su estrella 14 en un pletórico estadio Azteca con casi 75 mil personas.

No fue del todo sencillo llegar hasta allí, porque antes hubo que atravesar obstáculos importantes: horas tráfico sobre calzada de Tlalpan, cortes viales por el paso de autobuses y grúas, familias enteras que se quedaron sin lugar en dónde dejar su coche.  Lo entendieron bien aquellos aficionados que anticiparon su llegada desde las 4 de la tarde, una multitud afincada en sus asientos con banderas, bufandas y gorros, y bajo la luz radiante de sus celulares.  

Diego Valdés produjo una pequeña colección de instantes luminosos en la primera mitad; entre ellos, un derechazo de volea que obligó la inesperada atajada de Nahuel Guzmán, tan eufórico por mantener el cero que celebró mirando hacia la tribuna. La respuesta de Tigres no se hizo esperar. Con el mismo modelo de la jugada anterior, pero esta vez de cabeza, André-Pierre Gignac remató a quemarropa frente a Luis Malagón, quien reaccionó con reflejos para enviar la pelota a tiro de esquina.

Un pequeño grupo de seguidores felinos realizó el viaje a la Ciudad de México. Desde un costado de la cabecera sur, cantaron, saltaron y ahogaron más de una vez el grito de gol, como en la primera volea de Gignac que sorprendió a Malagón o el remate de Rafael Carioca al poste. Con la expulsión del recién ingresado Raymundo Fulgencio por un manotazo sobre Quiñones, los de la UANL vivieron los últimos 10 minutos  y la prórroga con sufrimiento.

Su resistencia acabó cuando el colombiano naturalizado mexicano (91), el paraguayo Richard Sánchez (104) y el uruguayo Jonathan Rodríguez (120) convirtieron en gol sus primeras y últimas acciones en los tiempos extra. En medio de esa ráfaga emocional, el arquero Nahuel Guzmán salió expulsado al abandonar su área y tirar una patada a un costado del campo. 

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Con un rival disminuido, sólo quedó el sonido de los campeones. Ese “olééé, olééé, olééé, campeóóón, campeóóón” que tanto anhelaba el americanismo en el Azteca.

Último juego de Miguel Layún

No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla y para Miguel Layún su carrera como futbolista profesional llegó a su fin. Sabiendo que era la última vez que pisaría la cancha en un partido no quiso perder tiempo y fue el primero en salir a calentar.

“Emocionado. Muchos sentimientos, pero sobre todo mucha ilusión; quién iba a pensar que iba a terminar todo en esto, en este momento”, comentó a la cámara del club mientras caminaba para saludar a los aficionados.

Una vez comenzado el partido, Layún arrancó con mucha mesura, observaba para todas direcciones y recorría su banda derecha con soltura, pero sobre todo con mucha experiencia.

Hasta el minuto veinte había participado sin equivocaciones, pero al 25′ le metió experiencia a una jugada en donde Ozziel Berrera se le iba y lo derribó cerca de mediocampo para evitar que se escapara, el silbante se acercó a mostrarle la cartulina ante la aceptación del futbolista.

Sin embargo, llegó su revancha unos minutos más tarde cuando Ozziel parecía le ganaría por velocidad y dentro del área se posicionó de tal forma que lo sacó de equilibrio, lo derrumbó y le quitó la pelota a pesar de que todo Tigres pedía penal.

Antes del descanso cuando Quiñones dejó escapar el primer gol con la cabeza, Layún solamente levantó la cabeza, observó al cielo y soltó unas palabras lamentando la falla, pues él sabía que esa jugada era para más

Para el complemento, Miguel volvió a ir de menos a más, observó detenidamente el juego desde su banda cuando la pelota no estaba cerca de él y no se cansaba de acomodar a la línea defensiva cada que era necesario.

Al 50′ profundizó por su banda, levantó lo brazos en señal de que estaba sin marca, recibió el balón y arrastró hasta las inmediaciones del área para meter un pase al manchón que, de no ser bloqueado por un felino, hubiera dejado solo a Henry Martín.

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Reflejo de su liderazgo, Layún se acercó con el cuarto árbitro a intercambiar ideas en cada oportunidad que podía, especialmente cuando los rivales cortaban el ritmo del partido dejándose caer o solicitando la atención médica cuando era claro que no era necesario; ahí era cuando Miguel presionaba al cuerpo arbitral.

Al final André Jardine decidió darle 75 minutos en su último juego, en el cual cumplió y satisfecho con su actuación se acercó rápidamente a la línea de banda para chocar las manos con Kevin Álvarez, quien lo sustituyó.

“Salió un histórico con el número 19, Miguel Layún”, mencionó el sonido local al tiempo en que el jugador levantaba las manos, agradecía y aplaudía a la tribuna que se puso de pie para despedirlo entre aplausos.

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Miguel vivió al límite el final del duelo, con América al límite y ganando el encuentro. En el ocaso de su carrera, Layún besó una Copa más. El último y el más grandioso de los bailes.

 

Jornada/Marca

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