Contagiemos lo positivo

Cada vez que tengo oportunidad sostengo que en las redes sociales se encuentran perlas en un océano de desinformación y publicaciones irrelevantes, como la que leí esta semana y me inspiró que decía más o menos así: ahora que todos hablan de lo negativo de contagiarnos, recordemos que también lo positivo se contagia.

A raíz de esa publicación me puse a hacer un experimento de búsqueda, poniendo primero la palabra contagio como elemento principal y evidentemente cualquier tipo de buscador me arrojaba casi la totalidad de artículos y publicaciones relacionadas con el coronavirus, su transmisión y la pandemia que azota al mundo hoy en día.

En un segundo intento coloqué las palabras “contagiar lo positivo” y aún en su mayoría se enlistan publicaciones relacionadas al Covid 19 y la transmisión del virus de aquellas personas que después de haber salido portadores, daban positivo después de algunas semanas.

Sólo al final de esta segunda búsqueda aparecían algunos blogs o publicaciones de psicología, desarrollo personal o temas similares que comenzaban a enumerar los beneficios de contagiarnos entre las personas el lado positivo de la vida.

Finalmente hice una tercera selección y agregué la palabra alegría (título de esta sección semanal) para formar la nueva variable “contagiar lo positivo alegría” y, ahora sí, lo primero que aparece en la relación de publicaciones son notas tituladas “la alegría se contagia a través de la sonrisa”, “cómo contagiar a los demás de alegría” y “la felicidad se contagia”.

Me quedé reflexivo y meditabundo sobre qué pasaría (o quizás pasa en realidad) si nuestro cerebro actuara igual que estos algoritmos de cualquier ordenador en internet. Sin duda los resultados serían desastrosos puesto que lo primero que se nos viene a la mente son las connotaciones negativas de la palabra contagio y sólo una búsqueda muy avanzada nos permitiría trasladarnos al lado de lo agradable, saludable o positivo.

La semana pasada escribíamos sobre cómo salir de la negación y ahora esta nueva reflexión me hace preguntarnos ¿cómo salir de la negación y cómo evitar la negatividad? Parecería que, si lo leemos y analizamos sabiendo que alguien juzgará nuestra respuesta, dentro de la negación que se mencionaba en el artículo anterior, en primera instancia la mayoría de nosotros, sobre todo los que estamos en el campo del despertar de la consciencia, negaríamos que nuestros pensamientos sean movidos por la negatividad, lo cual sin duda vale la pena analizar y poner en duda.

En realidad, ¿creemos que por mayor trabajo personal o despertar de la consciencia estemos alejados de la negatividad? En mi opinión me parece que nadie está exento de ello, aunque sería maravilloso un mundo contagiado de pensamientos, actitudes y conductas positivas, alegres, saludables y constructivas.

Sin importar la religión o las creencias, seguro alguna vez nos hemos desconcertado ante algún señalamiento o crítica negativa de algún ministro del culto, guía espiritual, coach o líder de opinión que se jacte de tener un desarrollo avanzado en su Ser. Sin embargo, debemos aceptar que es parte de la condición humana y todos ellos, son humanos.

¿Cuántas veces hemos sido sorprendidos por alguien a quien consideramos ecuánime y hasta optimista, cuando esgrime frases como “es que el mundo está mal”, “es que todo es resultados de intereses de grupos”, “esto es un desastre”, “lo estamos haciendo muy mal”, por citar algunas?

Me parece por lo que he estudiado y conocido a lo largo de mi vida, que todas las creencias que se albergan en el subconsciente y que bordean en lo negativo del ego, como son los miedos, las fobias, las carencias o las sombras de cada ser humano, eventualmente surgen a la superficie en circunstancias muy particulares, a veces críticas, en las que sólo las almas más “desarrolladas”, son capaces de domesticar sus demonios antes de convertirlos en pensamientos o palabras.

Y si esto sucede en la psico-dinamia del individuo, algo similar sucede en el campo sociológico, en el que las conductas circulares, de grupos o de masas, suelen ser constantes.

Si un buscador de internet arroja los resultados comentados, si el inconsciente personal puede traicionar la esencia de los individuos, también la consciencia colectiva cuando se alimenta de lo negativo construirá pensamientos masivos que orienten a la crisis, al desastre o a las calamidades de la humanidad.

Así que me parece un reto interesante que, sin ocultar la realidad de lo que nos daña, en lo individual cada uno, desde nuestra trinchera, comencemos a pensar, decir y actuar inspirados en todo lo positivo que tenemos, lo hagamos viral en las redes y contribuyamos a equilibrar un planeta infectado por la infodemia, el pesimismo y la destrucción colectiva.

En pocas palabras, practiquemos el bendecir y abolimos el maldecir. Vivamos permanentemente en la gratitud y no en la ingratitud. Veamos el vaso medio lleno y no medio vacío.

Comentaba con un colega periodista, a propósito de la pandemia del Covid 19, lo interesante que sería enfocarlos en las historias felices, las historias de éxito. ¿Cuánta gente ha salido bien librada después de haber sido infectada? ¿Cuántos hospitalizados han sido dados de alta? Y así sucesivamente cambiar el enfoque sin dejar de lamentar las muertes o de solidarizarnos con quienes han tenido pérdidas. Así en lo cotidiano, elijamos vivir en gratitud y ver lo positivo que por supuesto a todos nos ha dejado, en lo negro del paisaje.

Parece complicado hacer un ejercicio así cuando estamos alienados colectivamente al pensamiento negativo, al instinto del sufrimiento o simplemente, a ver el negro en el arroz.

Cuando trabajamos en la recuperación de un adicto hacemos un ejercicio similar y por eso me llena mucho comparar estas herramientas utilizadas para la enfermedad de las adicciones, aplicadas para el mundo en general. ¿Qué pasa si a partir de este momento, además de la abstinencia de la sustancia, comienzas de dejar de enfocarte en lo negativo que piensas que es tu historia y comienzas a buscar lo positivo? Cuando se logra hacer ese cambio de “switch”, comienza la transformación. ¡Hoy estás vivo, hoy no has consumido, hoy no te has drogado, hoy tienes donde dormir y que comer!

Cambiemos el “switch” colectivo y enfoquémonos en lo positivo y demos gracias por ello. Contagiemos alegría, felicidad, amor incondicional, fortaleza y esperanza. Poco a poco se llega lejos.

LA ALEGRÍA DE VIVIR

OMAR CERVANTES RODRÍGUEZ

https://www.milenio.com/opinion/omar-cervantes/la-alegria-de-vivir/contagiemos-lo-positivo

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