191 años: Warren y Charlie

Hace menos de un año hablamos aquí sobre “el sistema operativo de Charlie Munger” (https://vanguardia.com.mx/opinion/sistema-operativo-de-charlie-HB3407090) que surgió a partir de su famoso discurso en la graduación de la Universidad del Sur de California de 2007.

El 6 de mayo pasado fue la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway (BRK), la gigante compañía de inversiones y tenedora de empresas cuyo valor de mercado ronda los $700,000 millones de dólares. Warren Buffett y Charlie Munger son los principales ejecutivos de BRK y cuando ellos hablan, los inversionistas escuchan. Estos dos personajes, nacidos en Omaha, Nebraska se conocen desde hace más de 60 años y han trabajado juntos en BRK desde 1978. Entre las principales inversiones que han hecho se encuentran Apple, Bank of America, Chevron, Coca Cola, American Express y Kraft Heinz, cuyo valor conjunto asciende a unos $240 mil millones de dólares. Tan solo en el caso de Apple, han tenido un rendimiento promedio de más de 360%. Si hubieras invertido y mantenido $100 dólares en BRK junto con Buffett en 1962, hoy tendrías unos $6 millones de dólares.

Entre Buffet, de 92 años, y Munger, de 99, han “evangelizado” al mundo de las inversiones por décadas. Cientos de libros, documentales, artículos y opiniones han sido escritos sobre ellos. Ahora, conforme se preparan para su sucesión en la empresa, pudiera ser buen momento para revisar puntos relevantes sobre su filosofía de inversión aplicables incluso para la forma en la que se administra o maneja una empresa de cualquier tamaño, pero también un estado o un país como el nuestro. A continuación, puntos sobresalientes, citados recientemente en una cuenta de Twitter (@QCompounding) sobre las lecciones que estos inversionistas nos han dejado:

  1. Piensa como dueño. Una lección muy relevante para quien maneja los recursos de alguien más, especialmente en el caso de un funcionario público, un gobernador o un presidente. ¿Cómo cambiaría su estilo y su enfoque si se sintiera dueño y si hiciera sentir a quienes lo rodean como dueños del proyecto? Estoy seguro de que las decisiones serían distintas, el desperdicio y la burocracia menor, el análisis del rendimiento de un proyecto cuestionado mucho más de lo habitual. Dejarían de tratar al erario (o al país) como un botín. No habría ideología hueca como bandera.
  2. Dónde poner capital (recursos) es clave. ¿A qué se le dedican los recursos? Si uno piensa como dueño, entonces difícilmente malgastará recursos en proyectos populistas o electoreros. O el pequeño empresario difícilmente comprará un activo inservible, o un avión ostentoso el presidente. Al contrario, el enfoque será en buscar dar recursos a aquellas regiones, proyectos, activos o empresas que lo justifican (en lo económico y en lo social).
  3. El retorno sobre el capital invertido es muy importante. ¿Cuánto te cuesta conseguir los recursos para tus proyectos y cuánto esperas que el proyecto te rinda? Si el costo es mayor al rendimiento, estarás entrando en una espiral de bancarrota. Claro, en lo público debe haber un factor de “rendimiento o tasa de retorno social”, pero en el largo plazo no se puede subsistir si todos los proyectos, en promedio, no regresan un rendimiento mayor al costo. Cualquier programa social será solo una llamarada de petate y el resultado, al cabo de los años, será la ruina. Si estimas que un proyecto requiere $100 pesos de inversión y te arrojará un retorno (económico y social) de 10%, entonces debes tener cuidado en que los $100 pesos no se conviertan en $120 o $200 porque entonces el rendimiento será mucho menor o incluso negativo. Los números alegres en papel no siempre son realistas.
  4. El efectivo es como oxígeno. No se puede madurar una empresa, de cualquier tamaño, ni un gobierno o proyecto público de cualquier nivel, si no se tiene disponibilidad de efectivo o recursos. No se puede vivir por siempre con excesos de deuda y con políticas o proyectos que no sean sostenibles por su capacidad de financiarse. 
  5. Los buenos negocios (o proyectos) son escasos. Una vez que se identifica uno, es importante sostenerlo, cultivarlo, crecerlo y protegerlo. Evitar a toda costa destruirlo o dejar que lo destruyan. No es razonable tener un monopolio, el que sea, y perder dinero operándolo. Cualquier empresario de medio pelo, o político con algo de sentido común, debe darse cuenta de que estar sentado en un monopolio es una oportunidad muy rara, incluyendo, por ejemplo, el monopolio de la violencia que el gobierno no parece usar.
  6. Nunca hagas pronósticos económicos. Dice Buffett: “En 58 años con BRK, nunca he opinado sobre pronósticos de la economía. Si dependiera de esos pronósticos, no creo que hubiera ganado nada de dinero”. Y agrega @QCompounding: “en el mundo, hay dos tipos de personas: los que no saben y los que no saben que no saben”.
  7. Deja crecer a los ganadores. Deshacerte de acciones (o personas, o proyectos) ganadores porque ya te dieron mucho, esperando que los perdedores se recuperen, “es como cortar las flores y regar las hierbas” (Peter Lynch). Se percibe que últimamente hemos estado regando muchas hierbas, algunas hasta venenosas.
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