Una ambición enferma

El gobierno federal mexicano se recarga todo en una sola persona, las decisiones chicas y grandes las toma el presidente, y hay de aquel que ose opinar y destierro al que imagine siquiera el contradecir una gran idea o una ocurrencia del señor.

La disciplina esa férrea, inflexible, autoritaria del gabinete y de la burocracia en pleno, va constituyendo desde hace tres años y cuarto una autocracia gubernativa… un totalitarismo pejistico (reiteración). 

Todo es electoral, todo es promocional en el gobierno este de la 4T. Mañaneras y giras, discurso y reformas, cantaletas y terquedades, todo es reiterativo y ventajoso. Todo es desacreditador a otros y justificador a ellos.

La vanidad lustrosa

Ensalzar la imagen del presidente hasta el máximo extremo de la vanidad lustrosa, así se dicta la línea desde palacio nacional. 

Por eso la deformación del espíritu democrático de una revocación de mandato, una que por el manoseo y la cargada oficial, terminó siendo ¡el delirio de ser ratificado!, de un ególatra y cínico, la ratificación mañosa a como dé lugar, a cualquier costo, violando toda forma y toda ley. Pervirtiéndolo todo.

Por eso las reformas eléctrica y electoral en paquete, al mismo tiempo que la revocación. Un paquete voraz, un mazacote cuyo único fin es más poder para una misma persona. 

Someter

Detener las inversiones, despreciar las energías limpias, dejar en pocas manos de ciertos empresarios la mayor cantidad de proveedurías y contratos multimillonarios, todo sin licitar (con proveedores petroleros y energéticos que regalan Casa Gris a hijos suertudos).

Para ello, someter, monopolizar, reglamentar al tipo Venezuela pero negociar con pocos al tipo Trump.

Para las elecciones que vienen, las estatales y la federal, someter a los órganos autónomos: al INE (árbitro), al TEPJF (autoridad para controversias electorales), al INAI (para opacar lo que se debe trasparentar).

 ¿Qué sigue?

Una vez librada la revocación y vendida esta como ratificación, una vez logradas las reformas totalitarias y sometidos tribunales y árbitro, ya puede AMLO dar rienda suelta a sus deseos impuros, a su afán dictatorial. 

Y, luego, el mensaje lapidario de AMLO, de antier… el totalitario: “que no me vengan con el cuento de que, la ley es la ley”. 

Esos deseos ocultos bajo su moral tan inmoral, aflorarán cual gusanos del pus en la herida nacional, herida que arteramente infringió en el alma mexicana con el puñal de su ambición enferma.  

¿Quiere reelegirse López Obrador como hicieron, su maestro Hugo Chávez en Venezuela y su admirado Vladimir Putin en Rusia?, ¿quiere imponer de sucesora a la impopular y radical mamá de su nieto?, pues con ese paquete voraz de ratificación dirigida, reformas verticales y sometimiento de árbitros y tribunales, ya podrá.

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