Talibanes se adueñan de 5 capitales provinciales. Afganistán

Los talibanes capturaron tres nuevas capitales provinciales de Afganistán, mientras continúan su avance por el país.

Este domingo se hicieron con el control de la estratégica ciudad de Kunduz, así como de Sar-e-Pul y Talogan.

Pero desde el viernes pasado, un total de 5 capitales regionales afganas han caído en poder de los talibanes. Kunduz ha sido hasta ahora su conquista más importante, ya que se trata de una urbe bien comunicada con otros lugares del país y con la capital, Kabul.

Afganistán sufre una escalada de violencia desde que las tropas de Estados Unidos y sus aliados comenzaran su retirada del país después de 20 años de presencia y operaciones militares. En las últimas semanas, la insurgencia talibán hizo rápidos avances. Después de apoderarse de amplias franjas de territorio en las zonas rurales y se lanzan ahora sobre poblaciones de mayor tamaño. Las tres ciudades, situadas en el norte del país, cayeron bajo control talibán en cuestión de horas. Un residente de Kunduz describió la situación allí como un “caos total”.

El gobierno afgano afirma que sus fuerzas se disponen a recuperar instalaciones claves. También se ha informado de fuertes combates en Herat, en el oeste, y en las ciudades meridionales de Kandahar y Lashkar Gab.

Cientos de miles de civiles se han visto desplazados por los enfrentamientos este año. Familias enteras, algunas con niños de corta edad, han tenido que refugiarse en una escuela de Asdabad, una ciudad en el noreste del país.

“Cayeron muchas bombas sobre nuestra aldea. Llegaron los talibanes y lo destruyeron todo. Estábamos indefensos y tuvimos que dejar nuestros hogares. Estamos durmiendo con los niños en el suelo, en condiciones terribles”, le dijo Gul Naaz a la agencia AFP.

“Había disparos. Mi hija de 7 años salió afuera durante el combate y desapareció. No sé si está viva o muerta”, contó otro desplazado.

Quiénes son los talibanes

Los talibanes, o estudiantes en la lengua pastún, surgieron a comienzos de la década de 1990 en el norte de Pakistán después de la retirada de Afganistán de las tropas de la URSS. Se cree que su movimiento surgió con financiación de Arabia Saudí en centros de estudios religiosos.

Rápidamente extendieron su influencia y para 1998 ya controlaban más del 90% del territorio afgano e impusieron una estricta visión del islam que les llevaron a prohibir el cine, el teatro y la televisión, y que las niñas mayores de 10 años acudieran a la escuela. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos lideró una operación militar internacional y en apenas dos meses cedieron el poder en Kabul.

Pero, pese a que los talibanes perdieron el control del Estado, siguieron llevando a cabo acciones armadas contra el gobierno, el Ejército afgano y los soldados de la coalición internacional. Desde que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció la retirada de su país de Afganistán, los talibanes se han ido haciendo con cada vez más territorio.

La reacción de Estados Unidos

Estados Unidos ha intensificado sus ataques aéreos contra posiciones de los talibanes y el Ejército afgano asegura que han producido bajas entre los insurgentes. Los talibanes afirman que los bombardeos alcanzaron dos hospitales y una escuela en la ciudad de Lashkar Gab.

La embajada de Estados Unidos en Kabul condenó la “violenta ofensiva contra ciudades afganas” de los talibanes” y dijo que las acciones del grupo para “imponer su control por la fuerza son inaceptables”.

“Demuestran un desprecio sin sentido por el bienestar y los derechos de los civiles que empeorarán la crisis humanitaria de este país”, afirmó la embajada en un comunicado.

Un cambio notable en el campo de batalla

Esta ola de ataques sobre ciudades que han ido cayendo una tras otra en poder de los talibanes no tiene precedentes. Pero se esperaban cambios en el campo de batalla a medida que se acercaba la fecha anunciada para la retirada de las fuerzas extranjeras.

Ahora es el momento de que el gobierno afgano pruebe que sus bien equipadas fuerzas, unas 350.000 personas, son capaces de recuperar el terreno perdido.

Probablemente, será difícil para los talibanes retener Kunduz, pero los rebeldes han logrado mantener durante semanas el control de centros importantes para el comercio con Irán y Pakistán.

La gente que vive en las ciudades tomadas por los talibanes están pagando el peaje de la guerra. Muchos han perdido sus bienes o sus seres queridos. Han tenido que dejar su hogares por temor a que el gobierno lance una operación de respuesta.

Las conversaciones de paz que el gobierno y los talibanes mantenían en Dohan han quedado bloqueadas. Si se reanudan, es presumible que ambas partes intenten dominar el mayor territorio posible para reclamar una mayor cuota de poder si se acuerda un gobierno de transición.

La importancia de Kunduz

La captura de Kunduz ha supuesto el más relevante avance de los talibanes desde que lanzaron su ofensiva en mayo. La ciudad, de 270.000 habitantes, es considerada la puerta de entrada a las provincias del norte del país, ricas en minerales.

Su ubicación hace de Kunduz un lugar estratégicamente importante, ya que hay autopistas que la conectan con otras ciudades principales y la provincia comparte frontera con Tayikistán.

La frontera es habitual punto de tránsito del opio y la heroína de Afganistán que se exportan hacia Europa. Controlar Kunduz significa controlar una de las más lucrativas rutas de contrabando de la región.

También tiene una importancia simbólica para los talibanes porque Kunduz fue un bastión clave antes de 2001. Los milicianos tomaron la ciudad en 2015 y en 2016, pero nunca han podido asentar su control allí.

¿Se está quedando Afganistán sin amigos?

El ex general británico Richard Barrons ha hablado del peligro de que Afganistán se sienta “sin amigos”, después de las recientes derrotas de las fuerzas gubernamentales en el campo de batalla y la posible retirada de diplomáticos y contratistas de Kabul si las cosas empeoran.

Es muy pronto para especular con una retirada de la capital al estilo de la salida apresurada de los estadounidenses de Saigón en 1975, en lo que supuso el último acto de la guerra de Vietnam. Pero los llamamientos británicos y estadounidenses a sus nacionales a dejar Afganistán amenazan con crear una peligrosa narrativa.

Es una posibilidad que preocupa hace tiempo a los mandos militares occidentales después del anuncio de retirada de Biden.

El pasado junio, un informe clasificado del Ministerio de Defensa británico encontrado por un transeúnte junto a una parada de autobús de Canterbury y en él se recogían las advertencias de un experto militar sobre una posible “narrativa del abandono” en Afganistán.

El mando militar británico quería evitar dar la impresión de que el gobierno afgano se podía quedar “sin amigos” en la lucha contra los talibanes.

Este no es por ahora el caso. Los estadounidenses todavía intentan frenar el avance talibán con ataques aéreos y tanto ellos como los británicos tienen sin duda recursos ocultos en el terreno trabajando febrilmente para revertir el curso que ha tomado la guerra.

BBC

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