¿Se puede mejorar el Capitalismo?

“El problema sistémico de la sociedad moderna es El Capitalismo, no este o aquel tipo de capitalismo”.

A medida que el capitalismo se conduce a sí mismo hacia una desigualdad, inestabilidad e injusticia cada vez mayores, sus críticos se multiplican y sus defensores, normalmente y preocupados, reaccionan de dos manera; la mayoría descarta las críticas, después de todo, el capitalismo ha existido durante mucho tiempo y ha resistido un sinfín de altas y bajas a lo largo de la historia; esperan que las críticas se desvanezcan, ya que poco o nada cambia realmente a pesar de las críticas o las frustraciones que implica el sistema. Aquellos, los que pierden, son los únicos que se quejan, los ganadores seguramente lo apoyarán y llevarán al capitalismo hacia nuevos logros personales. La mayoría de los defensores, simplemente, insisten en que no hay alternativa alguna al capitalismo, por lo que criticarlo se vuelven inútil.

Un segundo tipo de quijotes adopta un enfoque diferente; colocan adjetivos frente a la palabra capitalismo y los debaten entre ellos; unos contra otros se intercambian críticas en contra del capitalismo estatista o del Estado intervencionista y a favor del capitalismo de “libre mercado”; los del bando del capitalismo “regresivo” a favor del capitalismo “progresista”; del mismo modo se nos dice que capitalismo salvaje y codicioso, debe dar paso al capitalismo “compartido” y que el capitalismo “clientelar” o sin conciencia social debe ser disuelto.

Ambos tipos de defensores del capitalismo quieren que el sistema básico continúe. Cabe aquí la pregunta: ¿Qué es exactamente el sistema capitalista? Resulta que sus defensores no están de acuerdo ni tienen claridad acerca de la definición de lo que están defendiendo, así que para llegar a encontrar cuál es el verdadero debate los invito a un viaje a través de la enramada de las definiciones incompletas.

¿Es el capitalismo un sistema de “mercado”? Si “mercados” son el mecanismo institucional mediante el cual los recursos y los productos se distribuyen mediante intercambios voluntarios entre propietarios de bienes y servicios, entonces el problema es que el capitalismo no es el único “sistema” que utiliza los mercados. La esclavitud ciertamente lo hizo, en las plantaciones de tiempos feudales también había mercados; los sistemas socialistas contemporáneos soviéticos y chinos están haciendo uso de mercados.

¿Es el capitalismo un sistema de “empresa privada” versus un sistema de “empresa estatal”?  Tal definición también es problemática; la esclavitud y el feudalismo exhiben coexistencia de empresas de propiedad y operadas por particulares quienes no poseen posición dentro de cualquier aparato estatal, junto a los que son propiedad y están operados por funcionarios estatales. Han existido tanto empresas privadas como estatales en los sistemas esclavistas, feudales y capitalistas. La presencia de empresas estatales, como la presencia de mercados, por lo tanto, no es algo inherente al sistema; hasta hubo quienes eliminaron la etiqueta socialista de la URSS o la República Popular China, etc., debido a que empresas privadas (granjas colectivas, parcelas privadas, etc.) coexistieron allí con las empresas estatales.

En resumen, los mercados y las empresas privadas no funcionan como definiciones porque existen diferencias entre los mismos conceptos dentro de capitalismo, de esclavitud, de feudalismo y de socialismo; siendo el propósito de las definiciones el permitir una discusión y debate claros, existe una definición adecuada que se centra en la organización de la producción y distribución dentro de las empresas: Las relaciones humanas que rigen las estructuras internas de autoridad y responsabilidad.  La esclavitud se define en términos de la organización maestro-esclavo en el lugar de trabajo; los trabajadores allí son propiedad de aquellos que toman el producto. El feudalismo define un poco diferente la relación de señor y siervo (personal, mutuamente obligatorio, no propiedad de personas) dentro del lugar de trabajo; los siervos trabajan y entregan una parte acordada de su producto al señor: la porción que entregan es mayor que la que los siervos pueden conservar para sí mismos.

El capitalismo implica una muy diferente organización del lugar de trabajo; en lugar de la propiedad de personas o la obligación personal de intercambio quid-pro-quo, los patrones compran la fuerza laboral de los empleados y la combinan con otros medios de producción propiedad de los mismos patrones. El producto se divide entre (1) salarios pagados a los trabajadores, (2) reemplazo de los medios de producción utilizados y (3) los ingresos netos de los patrones. Las empresas capitalistas pueden ser propiedad y ser operadas por personas privadas, funcionarios estatales o ambos y los recursos y productos pueden distribuirse a través de mercados o mediante otros mecanismos. Esta definición de capitalismo disuelve las nociones de “socialismo” dentro de las diferentes empresas de estado que, como sus contrapartes privadas, se organizan en torno a la dicotomía entre patrón y empleado. A la vez, esa misma definición de capitalismo apunta claramente hacia un sistema más allá de la dicotomía empleador-empleado del capitalismo (e igualmente las otras dicotomías dualistas); apunta a un sistema económico “postcapitalista” en donde empleados y patrones se fusionan en uno.

En esta evolución, individualmente, cada uno es un empleado, y colectivamente, todos los empleados conforman al empleador. Cada uno de los empleados es patrón y tiene la misma voz democrática en la toma de decisiones comerciales que rigen el qué, el cómo y el dónde se origina la producción y qué se hace con los ingresos netos.

Los problemas básicos del capitalismo son intrínsecos; se centran en el núcleo de la relación empleador-empleado lo que deriva que los resultados de esa relación se vean proyectados en la economía, la política y la cultura en general. El problema sistémico de la sociedad moderna es El Capitalismo, no este o aquel tipo de capitalismo. Las reformas han reemplazado un tipo de capitalismo con otro. Aparte de todos los problemas que las reformas no pudieron resolver, las reformas mismas resultaron temporales e inseguras. Generalmente toda reforma, o licuado de lo mismo, son ganadas por los patrones, ellos tienen los incentivos (ganancias) y los recursos (ganancias) para asegurarse que las reglas sigan a su favor, sin importar el color del discurso. Por ejemplo, los progresistas dan paso a impuestos regresivos; la banca comercial que alguna vez estuvo separada de la banca de inversión se combina y hace que el juego sea desigual y en favor de su propia industria; en aras de la competitividad, los salarios mínimos no se ajustan a la inflación, mientras que los márgenes aumentan, etc.

La pregunta central en política económica es: ¿Están las sociedades capitalistas contemporáneas listas para embarcarse en transiciones a sociedades genuinamente postcapitalistas? La estrategia central de tales transiciones es desplazar las organizaciones jerárquicas y antidemocráticas, centradas en la relación empleado-patrón por organizaciones democratizadas y democratizantes de trabajo.

Antecedentes de economías que son construidas sobre cooperativas autónomas de los trabajadores han existido a lo largo de la historia. Hoy en día se levantan nuevamente, preferentemente conforme pequeños y medianos capitalistas se jubilan y se dan cuenta que vender sus negocios a sus trabajadores es el siguiente paso más conveniente.

La formación de cooperativas de trabajadores ha hecho famosa a la Corporación Cooperativa Mondragón de España en todo el mundo (www.mondragon-corporation.com), así como el mantener un gran sector de cooperativas de trabajadores trajo un excepcional bienestar económico a la región Emilia-Romaña en Italia.

Otros tipos de cooperativas, las empresas que compran, venden o tienen dueño colectivo, pueden y deberían estar en proceso de democratizar el trabajo en sí. Cada vez con más frecuencia se perciben señales que eso es precisamente lo que está sucediendo. Al democratizar nuestros lugares de trabajo, podemos “hacerla” mejor que con el capitalismo. El paso obligado es ponerse de acuerdo en lo que es capitalismo y cuáles fueron y son las alternativas de evolución.

Les dejo varias preguntas para invitar a la reflexión:

1.- ¿Las “reformas” son ajustes de reglas del mismo juego o tienen impacto profundo en el sistema?

2.- ¿Por qué el debate que enfrenta a los mercados “libres” contra los “mercados regulados” se maneja igual o equivalente al debate entre capitalismo y socialismo?

3.- ¿Dado que los sistemas económicos de esclavos y feudales incluían empresas propiedad y operadas por el estado junto con empresas de propiedad y operación privadas, qué hace que la coexistencia de tales empresas dentro del capitalismo planteé la idea de un cambio de sistema al socialismo?

4.- ¿Si los sistemas económicos de esclavos y el feudal se representan principalmente por sus respectivas relaciones interpersonales -maestro/esclavo y señor/siervo- dentro del proceso de producción, qué hace que el capitalismo prefiere definirse NO en términos de una relación en producción (patrón/empleado) sino más bien en términos de empresa privada contra empresa de estado y en términos de mercado contra planeación estatal?

Me encantaría que compartieras tus ideas.

TODO COMIENZA EN UNO.

OS

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