Rosario apócrifo

PRIMER MISTERIO.- La pérdida del diputado en el templo. Como quien le anda vendiendo su alma al diablo desesperadamente, el diputado de mentiritas (terminó esbozado por uno de sus discípulos) emite su grito de auxilio a fin de no ser perseguido por la 4T y entregando la elección del estado de Coahuila refiere que: “Ni Amlo es dictador, ni hay militarización”.

Y si el mismo presidente se desdijo del reclamo de mantener a los militares fuera de las calles, cuanto más un modesto diputado, que lo único que pretende es no ser perseguido en sus múltiples mieses a lo largo de Coahuila. A este personaje también se le olvida que fue él quien se opuso a la utilización del ejército en las labores de seguridad pública cuando su hermano el profesor desahuciado gobernaba al estado, lo anterior según testimonio de la periodista Isabel Arvide que fungía como asesor de seguridad del mencionado mentor en el destierro.

Después de haber sido contratada por Humberto a fin de establecer el modelo Coahuila, esto debido a su relación con el secretario de la Defensa Nacional de la época de Calderón, mencionaba la férrea oposición del hermano mayor a la estrategia y la sospecha de la liga con los grupos del crimen organizado que convergían en la región entre 2007 a 2011.

Y para acabar con el cuadro sigue declarando el mencionado diputado y poder tras el trono del PRI, ante la renuencia de los senadores sobre el dictamen de ley que mantiene al ejército en las calles al 2028: “A nosotros no nos ha presionado nadie, lo que me preocupa es que, si no hacen el cambio los senadores, le van a entregar el país a los narcos. Espero y no me equivoque, que ellos voten a favor y que en el 2024 no veamos un apocalipsis”. 

El cinismo no tiene límites en algunos personajes que se olvidan del propio apocalipsis que aun vive Coahuila en los 18 años de Moreirato. Haya cosa. Bola Chica.

SEGUNDO MISTERIO.- El sermón en la plaza. “Este espacio es mío, mío, mío y de nadie más”, cantaba desentonado el gerente de negocios de marca hermanos desde el balcón de Palacio Rosa durante los días previos a las fiestas patrias de mediados de mes.

El pasado año, la plaza fue secuestrada ante el temor a que los maestros jubilados con sus cohetones de 50 pesos, chifladores, buscapiés y serpentinas fueran a opacar la fiesta de los orcos la excusa resultó en la remodelación de algunos adoquines mal emboquillados ante el coraje de la gente.

Hoy, no habría excusa alguna que declarar, salvo que se reconociera la explosión de la casa de las guaruras del fiscal de hojalata y lámina, como un atentado y entonces se llamara a las fuerzas policiacas estatales y militares a escuchar el grito del terror y la desesperación. Hay personas, pues así sucedió.

Andaban los orcos de la policía estatal filtrando gente que pasaba por las calles de Juárez e Hidalgo a ver si no traían cerillos o algo que pudiera ocasionar la explosión de una estufa que fugaba gas en la cocina de Palacio Rosa, no fuera que se derrumbara.

El costo político de esta barbaridad será pagado muy caro en junio del 2023, ya que aun no empieza la justa electoral y ya están teniendo seguidillo en Palacio Rosa y la casa de las lomas o el bunker regalado de San Alberto.

Y pasando a la rara explosión de una casa ocupada por elementos de la guardia pretoriana del fiscal que desde una estufa con fuga provocó el derrumbe del edificio, en el peritaje apresurado que se dio y después de remover de forma urgente los escombros borrando toda huella posible, resultó que por fallas de la constructora las casa no tienen cimientos, según lo afirmó el alcalde de Saltillo a los medios: “el indicio más fuerte es que la explosión se debió a la acumulación de gas, y que la práctica pulverización del inmueble se debió a una deficiente construcción”. Según datos del periodista Ulises Salas, la casa constructora fue JISA propiedad del padre de un político coahuilense muy mencionado en el sexenio. Válgame dios. Bola Grande.

TERCER MISTERIO.- La lectura de la niña a los sabios.- Según datos oficiales de la secretaría de Cultura de Coahuila, la llamada Feria Internacional del Libro, celebrada a tres cuadras más delante de la chinflada, atrajo a más de 130 mil visitantes y dejo derramas de 20 mdp. De nueva cuenta alumnos de las escuelas secundarias y preparatorias de Saltillo y la región, fueron obligados a asistir a la Feria y peor aún a chutarse las aburridísimas  conferencias. La pretendida culturización de este régimen en vías de su legitimidad resulta tan ridícula como las casas editoriales invitadas. Una de ellas, la editorial Vuelta y su exposición de revistas usadas, con decir que vi más libros en la antigua librería del profesor Duque, que en la referida Feria. Letal. Bola chica.

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