Reflexiones sobre la fragilidad humana

El año 2020, nos dejó la experiencia de una de las pandemias más graves de los últimos cien años.

Tiempos de cuarentena, de precauciones y de contagio, de aprendizaje y duelo. Vivimos una época que ha puesto en jaque —una vez más— a la humanidad a través del sistema médico, y que tensiona nuestro modus vivendi, haciéndonos cuestionar el modo en que entablamos las relaciones interpersonales, la dignidad y el derecho laboral, así como también, la capacidad de las autoridades de controlar la emergencia. Además, se ha puesto en evidencia la crisis del sistema socioeconómico que nos ha regido durante las últimas décadas, impulsándonos a buscar nuevos derroteros para los negocios.

A lo largo de la historia de la humanidad, las epidemias, plagas o pandemias. han diezmado a las civilizaciones, y han sido causantes de grandes cambios políticos y socioeconómicos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Plaga de Justiniano (541-542 d.C.) causó entre 30 y 50 millones de muertos; la Peste Negra (1347-1351 d.C.) 200 millones de muertos; la Viruela (1520 d.C.) 56 millones de víctimas y la Gripe Española (1918-1919 d.C.) entre 40 y 50 millones de decesos.

El VIH/Sida, ha sido la pandemia que durante mayor tiempo ha afectado a la población mundial, pues desde su aparición a inicios de la década de los ochenta, ha dejado un saldo de más de 30 millones de muertes alrededor del mundo, habiendo en la actualidad millones de infectados; el continente africano ha sido el más afectado, tanto en mortandad como en contagio.

Otras de las pandemias que no se han erradicado, y cuyas tasas de mortandad han sido graves para la población mundial, son: a) el sarampión, enfermedad que se conoce desde hace más de tres mil años y aunque se ha controlado mediante vacunas, ha matado a más de 200 millones de personas; y b) el tifus, que usualmente afecta a poblaciones rurales y aisladas, ha matado a más de cuatro millones de personas, a pesar de que se encuentra controlado debido a los avances en salubridad y sanitización, al igual que el cólera.

Una desoladora epidemia de viruela, que se presentó cinco siglos antes del coronavirus, hizo colapsar al Imperio Azteca, causó la muerte del emperador Cuitláhuac y abrió la vía a la conquista española de México en 1521. La viruela fue la primera enfermedad viral que se recibió en América y la primera epidemia que sufrió el continente americano; afectando gravemente a la población indígena, habiendo terminado casi  con la mitad de la población de México Tenochtitlán— que en 1519 tenía entre 200 y 300 mil habitantes—, murió durante el pico de esta epidemia en 1520, con un nuevo auge durante el asedio español que terminó con la caída del Imperio Azteca.

Actualmente la humanidad está azotada por el coronavirus, con más de ochenta millones de casos confirmados en todo el mundo y más de 1,8 millones de muertes a diciembre de este año. Esta enfermedad fue registrada por primera vez en territorio mexicano en enero de 2020 pero las primeras muertes se reportaron el 21 de marzo del mismo año. Más de ocho meses después, el número de personas fallecidas a causa de esta enfermedad ha superado los 126,000.

Las pandemias que han asolado a la humanidad, con un elevado costo de vidas humanas a lo largo de la historia, nos hacen reflexionar en primer término, sobre los efectos en la salud de la humanidad, en la ejecución de acciones y medidas epidemiológicas oportunas según las necesidades, priorizadas con tiempo adecuado para el establecimiento de programas nacionales especializados y emergentes, exponentes de soberanía e independencia sanitaria. Todo lo anterior conduce a la preparación de conductas fundamentales dirigidas al bienestar de la sociedad. La actual generación mundial está ya marcada, y por mucho tiempo padecerá las angustias de las vivencias de todo este año.

En épocas de crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias, se valora el trabajo, se aprecian las amistades, nos sentimos identificados con el resto de las personas, a pesar de todos los problemas que cada uno de nosotros tiene que enfrentar en el día a día, por lo que es importante hacer una evaluación de las lecciones que está dejando esta pandemia, y la crisis que ha generado. Pero es también en las crisis donde vemos partir a amigos que nunca volverán.

La crisis sanitaria nos pone delante de un espejo para mostrar lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros. La pandemia ha ayudado a muchos a priorizar lo importante que siempre son las personas que nos rodean.

Lo cierto es que la humanidad se enfrenta ahora a una crisis global— la mayor de nuestra generación. Las decisiones que tomen los gobiernos y la gente en este 2021 que apenas inicia, probablemente darán forma al mundo para los años venideros. Y por doloroso que haya sido, debemos aprender a construir una mejor humanidad, oportunidad que sin duda debemos aprovechar, dando forma a nuestros sistemas de salud, a nuestra economía, política y cultura.  

Reconozcamos que somos sumamente frágiles, por lo que debemos priorizar las cosas que son realmente importantes en el día a día. Actuemos con rapidez y decisión y tengamos en cuenta las consecuencias de nuestras acciones a largo plazo.

Rodolfo Garza Gutiérrez

rodolfogarzag630@gmail.com

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