Prisión Preventiva oficiosa

La historia semanal nos dio el siguiente cúmulo de acontecimientos, desde 2008 la reforma al derecho penal mexicano estableció un nuevo modelo de justicia que se ha llamado Sistema Penal Acusatorio-Adversarial. En él, además de la oralidad en los juicios, diversos principios fortalecen una nueva aproximación a la justicia restaurativa y no sólo restitutiva. Uno de los principios medulares del sistema está en la presunción de inocencia hasta que no se pruebe lo contrario. Es un derecho recibir una sentencia judicial que incluya, bajo el debido proceso, la comprobación fiel que quien purgue una condena sea culpable de aquello que se le imputó. La prisión preventiva es una medida cautelar, disponible para ciertos delitos que pretende evitar que el indiciado pueda huir de su proceso y por ende de su condena. 

El artículo 19 de la Constitución Política de México establece claramente los delitos que aplican a esta figura, desde la violencia sexual contra menores, feminicidio, delincuencia organizada y robo a casa habitación entre otros. La Corte estimó, mediante proyecto la violación del principio de inocencia y de proporcionalidad el mantener esta figura. Tan pronto se subió el proyecto, el presidente AMLO declaró haberse equivocado al proponer los actuales ministros pues este proyecto favorece la impunidad y la corrupción. El Secretario de Gobernación afirmó que de eliminar la prisión preventiva oficiosa se estará dañando toda la estrategia de seguridad del país. 

El jueves 8 de septiembre la Corte resolvió en contra del proyecto y continuar con la prisión preventiva oficiosa. Nuestro país tiene algunas cifras espantosas, en la mayoría de los rubros diría yo, en impartición de justicia más. 4 de cada 10 reclusos en alguna cárcel aún no cuentan con una sentencia que justifique su condena. Están ahí mientras el proceso sigue.

Equivocan quienes depositan en una sola figura todos nuestros problemas y también todos nuestros aciertos. Quizá esta figura lo único que hace es tolerar el tiempo gastado, mientras la parte más débil es quien se encuentra imposibilitada cursando una pugna de la cual puede resultar inocente. Yo recuerdo en mis clases de derecho fiscal a un gran maestro, el doctor Reyes Vera quien afirmaba que los problemas burocráticos y de retraso administrativo acabarían cuando se modificara la negativa ficta; figura consagrada en la constitución en la cual el silencio de la autoridad ante algún trámite expresa que lo niega. Si se cambiase eso por la afirmativa, imagine que el silencio de la autoridad significa que si nos otorga nuestra pretensión. 

El tema no es tan sencillo como la decisión de eliminar esta figura o no. Asumir que esta decisión nos vuelve más garantistas o menos es uno de los errores más continuados en nuestra operación política. El problema es complejo. La impunidad no parece reaccionar ante la prisión preventiva, sino ante las sentencias advertidas. Hoy la corte desechó el planteamiento, AMLO puede asumir una victoria más, y la estrategia de seguridad, que sigue sin rendir frutos, descansa el sueño de los justos, como si estuviese en una situación igual que quienes esperan un resultado. Durmiendo entre injustos. No se duerme el sueño de los justos, se dormita entre injustos.

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