Plañideras

“Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales. Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río? Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarán a vivir.”

El poeta Jaime Sabines, genera el reto de llevar el duelo por la muerte de un ser querido de distinta manera.

Chita, mi madre, recordaba un episodio familiar de una hermana de mi abuela que en ocasiones adopta el oficio de Plañidera : “Llegó la tía esa tarde y le comento a mi mama – hoy murió fulanito, gente de mucho dinero ,me pagaron 20 pesos y le llore tanto que hasta moque”.

El papel de las plañideras es ancestral y se remonta al antiguo Egipto, en donde en los funerales de las personas eran arrendadas mujeres cuya dedicación era la de emitir llanto y lamento por el difunto.

Actividad extraña ,pero requerida por la religión, ya que existía un tabú que prohibía manifestar tristeza por la muerte de un difunto. Debido a ello, se contratan mujeres que realizarán dicha labor.

En esa cultura eran llamadas yerit, quienes transmitían el oficio de madre a hijas. Las yerit asistían a los funerales con vestidos azules, el cabello suelto y con los brazos en alto como signo de sufrimiento.

La costumbre de las lamentadoras se mantuvo en la civilización romana, quienes refinaron su uso. En esta cultura las plañideras eran llamadas prácticas y su uso, entre mayor cantidad, en un funeral era signo de estatus social. Además, se generó el uso de los lacrimatorios, vasos en los que se recolectaban las lágrimas para enterrarlas junto a los muertos. Haya cosa.

Posteriormente en el segundo imperio romano ya cristiano, el uso de las lloronas se censuró y la principal razón era que el lamento por los difuntos representaba una oposición al dogma cristiano de la resurrección y la vida eterna, recogido por San Pablo en su carta a los corintios : “o muerte donde guardas tu victoria, oh muerte dónde escondes tu aguijón”, aun cuando la figura de la Magdalena es la de una mujer que llora la muerte de Cristo.

Cuando podría suponerse que las plañideras llegaron al país vía los españoles hay indicios que anterior  la llegada de los conquistadores y de acuerdo con el testimonio de Diego de  Durán, durante el funeral del gobernador Ahuízotl se empleó “un gran llanto” luctuoso. Dichos ritos podían extenderse hasta por cuatro días, sin embargo, hubo eventos en los que se lloró hasta por 80 días continuos.

La sentencia creía que el llanto acompañaba a los difuntos en su viaje al Mictlán, por lo cual se puede considerar como un medio de comunicación. Además, la cultura mexica entendió el llanto con un valor positivo, ya que era el medio para superar situaciones políticas, mantener los vínculos tras la separación y fortalecer el espíritu.

Los hechos narrados por mi madre tuvieron lugar en los años cuarenta del pasado siglo y parecería que el oficio hubiere terminado con las nuevas costumbres y maneras, pérdidas entre los gozos y las sombras, sin embargo, para sorpresa de este charro con espuelas, hará cuestión de días, me tope con una genial convocatoria a las lloronas en el concurso nacional de plañideras 2020, que habrá de tener lugar en el pintoresco pueblo queretano de San Juan del Rio.

Eso si a la manera del covid 19, de forma virtual y la ganadora se llevara 3,500.00 del águila,por chillar y moquear hasta donde sus pulmones aguanten, siempre y cuando sea mayor de edad. Todo ello en un video de máxima duración de dos minutos, acompañada de una fotografía de vestimenta y su credencial del INE .

Y para aumentar la sorpresa ,este pueblo tiene 14 años con el concurso presencial y solo este año a través de las cámaras, ¡Que salvaje costumbre esa de encerrarnos en videos!

Al final la muerte tiene relación con el llanto, porque el elemento del duelo nos hace expresar nuestra emoción y sacar ,en lo posible todo el dolor interno.

Las plañideras modernas tal vez sean las tías grandes que organizan el rosario en los funerales o los rezos en otras religiones, en esa sabia despedida de nuestros seres queridos familiares, amigos o conocidos que dejan con su vida el mejor legado, sin embargo, se alejan con su partida de la presencia física y legan su patrimonio en sucesos, anécdotas, momentos, ideas, tradiciones y cariño entrañable.

Después de un poco más de 5 décadas, mi cadena de difuntos es interminable, pero todos ellos dejan un legado inmaterial que nos arropa. Al decir de Isabel Allende :” La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo”. Dios bendiga a nuestros difuntos y nos permite recordarlos siempre

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