“Patriotas” y “amigos” falsos

En días pasados, circuló por todo México en voz, pluma y redes de muchos personajes influyentes, de manera algo sospechosa y aparentemente meticulosamente organizada, un proyecto de ley de hace casi dos meses de un par de congresistas republicanos que pretenden lograr una resolución del Congreso de Estados Unidos para considerar a los carteles mexicanos como organizaciones terroristas y autorizar a su gobierno y fuerzas armadas a incursionar en México para “combatirlos”.

En ningún momento se habla de la presencia y operación cotidiana de dichas organizaciones criminales (los carteles, no el aparato gubernamental americano) en territorio americano. Apegados a la común práctica hipócrita americana de sentirse siempre limpios, honestos e infalibles en temas internacionales, evitan los congresistas profundizar siquiera un milímetro en entender las causas raíz del problema de las drogas en su país, el rol que juega su gobierno y autoridades, sus empresas fabricantes de armamento, su sistema financiero y bancario, las empresas farmacéuticas, el sistema de salud de ese país, la educación y costumbres de sus ciudadanos. Hay que tener en cuenta que hoy más que nunca la cobertura noticiosa y la presencia de redes sociales 24/7 hace que los políticos estén siempre en campaña, pero más aún cuando en Estados Unidos y México se viene encima el 2024 con procesos electorales en ambos países. Es claro que la iniciativa Crenshaw es una treta política; difícil pensar que el congreso americano autorice medidas de ese tipo o que el gobierno (de Biden al menos) se atreva a convertir a México en Cuba con una provocación militar. Aún con el sonado caso de los 4 americanos secuestrados en Matamoros, que solamente amplificó el tema sobre los carteles, sería un grave error de cálculo de nuestros vecinos del norte.

Independientemente de lo ridícula que es la iniciativa y del ruido que se ha generado sobre “the Mexican cartels“, me llamó la atención ver entre conocidos, amigos y cudadanos en general, a una buena cantidad de mexicanos, supuestamente estudiados/educados, muchos de ellos apenas regresando de marchar por #DefenderLaDemocracia, que no solo no son capaces de condenar las declaraciones y la ridícula iniciativa de ley de los americanos, sino que parecieran apoyar vigorosamente una eventual presencia militar americana en México. Claro, muchos de ellos crecieron educados por Hollywood y tienen la idea de que, entre Chuck Norris, Arnold y Stallone, con algo de apoyo de Tom Cruise y The Rock, los americanos pudieran arreglar el problema en un par de semanas. Muchos de esos que apoyarían una incursión militar americana, parecen también ser quienes quisieran que AMLO renuncie y que la 4T se convierta en una mala experiencia de 6 (o menos) años. Sin embargo, llama la atención que pocos de esos que salivan pensando en helicópteros Apache y comandos especiales “turisteando” a lo largo y ancho del territorio mexicano, se ponen a pensar en lo que significaría para alguien como AMLO y sus seguidores tener ante ellos una situación de invasión (real o potencial) americana. Algo así es el sueño de cualquier dictador en potencia y no sorprendería un ataque a las libertades y derechos de los mexicanos que haría ver eso del #YoDefiendoAlINE como juego de kínder. 

Es momento de pedirle a los mexicanos, y especialmente a esos “patriotas” de redes sociales que sueñan con que los rescate Schwarzenegger de una casa de seguridad del narco, que se dejen de vaciladas y se alineen como mexicanos que son. Es momento de que aquellos mexicanos que tengamos un poco de voz, un poco de espacio en medios, una mínima base de seguidores en redes sociales, nos unifiquemos en exigir un alto a los estereotipos y al ataque sistemático contra México y los mexicanos de parte de sectores oficiales y medios americanos. Exigir a autoridades mexicanas a cumplir y hacer cumplir las leyes, desde lo más básico. Al mismo tiempo, debemos ser cuidadosos de no extender un cheque en blanco al presidente y su “movimiento” que le permita lucrar con un eventual conflicto (de entrada, verbal) con los vecinos del norte. Recordarles a los americanos, a nivel personal, pero también oficial, el rol que tiene la demanda en el problema; su responsabilidad por armas, dólares y su propio territorio, donde el negocio de las drogas funciona mejor que un reloj suizo, sin ruido, sin víctimas, sin titulares ni saldos de una verdadera guerra contra las drogas en la que México puso ya varios cientos de miles de muertos. No debemos tolerar esta ofensiva mediática e hipócrita contra México y los mexicanos.

Si los americanos quieren atacar a los carteles, ¿acaso no pueden empezar en su propio territorio? ¿Nadie trabaja para los carteles allá? ¿Nadie les vende armas? ¿Cómo fluyen los dólares? ¿Y si declaramos a los fabricantes de armas americanos como organizaciones terroristas? Ojo, para ellos siempre será “America First“, independientemente de quién esté en la Casa Blanca; nosotros no podemos poner a México segundo, sin importar quién ocupe Palacio Nacional.

———————————————————————————————————————————————————————
* “El contenido, conceptos y juicios de valor del presente artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente son compartidos por la Edición, y/o los propietarios de este Periódico”.
———————————————————————————————————————————————————————
Compartir