Las niñas de México

Ahora que aún es el mes de las mujeres, conviene reflexionar acerca de la situación de nuestras niñas en este país, aún falta algún tiempo para la celebración del Día del Niño pero se puede preguntar, ¿cuál es el presente de ellas, hacia dónde va su futuro?

Cabe señalar que los Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes están mencionados en nuestra Constitución Política, en los tratados internacionales y esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Según el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad (49% mujeres y 51% hombres); esto representa el 30% de la población total del país.

En 2020, la proporción más alta de niñas y niños afromexicanos o afrodescendientes se concentró en Guerrero con 15% (64 mil); Estado de México con 10% (44 mil); Oaxaca con 9% (41 mil), y Veracruz con 8% (33 mil), los infantes y adolescentes fue más alta que en el resto de la población y presentó mayores excesos en los estados del sur y las regiones indígenas. 

De acuerdo a datos publicados por algunas encuestas, solo 13 por ciento de las niñas de este país que están en educación primaria desea estudiar alguna carrera vinculada a las áreas tecnológicas y ciencias duras. Pero al llegar a secundaria a causa de los estereotipos culturales, barreras sociales y baja autoestima (Siemens) el porcentaje disminuye a más de la mitad, porque en sus propias familias se les inculcan roles que están alejados de las áreas tecnológicas y crecen con la idea de que la tecnología es para los varones; por lo que se exhorta a las jóvenes y niñas a aspirar a cualquier liderazgo en el área que quieran recurriendo a tres consejos básicos que son confianza, disciplina y pasión.

Según datos del INEGI, las niñas de entre 5 y 11 años de edad en México aportaron el mayor valor económico a labores domésticas no remuneradas durante la pandemia, trabajos que incluyen lavar, planchar, preparar y servir alimentos, barrer, hacer compras, acarrear agua, cortar leña, entre otros y son las niñas rurales quienes generan un mayor valor que los niños; ellas dedicaron más horas que los niños a estas actividades y en cuanto al valor económico per cápita de las niñas las labores domésticas y de cuidados equivalen a 9 mil 298 pesos, mientras los niños a 8 mil 583 pesos, siendo las niñas en zonas rurales las que más valor económico representaron, no sorprenden los datos dado que las mujeres somos educadas para las labores de cuidados sobre todo en el hogar, pero que recaigan en las niñas parece injusto, por decir lo menos. 

En esa etapa cada niña de entre 5 y 11 años destinó en promedio 5.5 horas a la semana a las labores domésticas y de cuidados del hogar, mientras los niños colaboraron con 5.1. 

Proporcionar cuidados o atender sin pago, de manera exclusiva a niños, adultos mayores, enfermos o personas con alguna limitación física o mental, tiene el valor per cápita de 22 mil 241 pesos. Lo que resulta evidente es que la mayor parte de los cuidados que se realizan en los hogares para la satisfacción de necesidades no son remuneradas, pero sí esenciales para el bienestar de la población, lo cual beneficia de varias formas a quienes los realizan, son parte de la educación para el futuro, no obstante, si interfieren en la educación de los infantes o son excesivas, pueden equipararse a trabajo infantil considerando la doble carga que soportan las mujeres y las niñas generación tras generación (ONU). 

Atender estos problemas de la infancia femenina sobre sus derechos como acceso al agua, identidad de género, violencias, educación, participación, servicios de salud, espacios y tiempos de juego, cuidado del medio ambiente y alimentación aún derechos olvidados para la niñez en general, pero en mayor proporción para las niñas.

Las autoridades federales han reconocido que estamos frente a uno de los más duros momentos de la realidad que viven las niñas, niños y adolescentes del país, se violentan sus derechos sexuales y reproductivos, muchas de ellas son víctimas de abuso sexual, de violación y de embarazo infantil. Otro dato revelador de abuso de poder sobre las niñas, es la diferencia de edad de los compañeros.

La mayoría de las uniones, matrimonios y maternidades de las madres menores de 14 años ocurren con hombres mayores;  (Gabriela Rodríguez).

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