La venta del general

A que caray… se vendió el general Luis Crescencio y de paso vendió a la institución: a la militar que le dio nombre y esencia y le prestó un respetable uniforme que “lo viste”, y a la SEDENA, a la que debe respeto y honra y que ahora deshonra.

Claro es que si eres titular de la Secretaría de la Defensa Nacional no te puedes desvincular del gobierno y del gabinete de los que formas parte, pero tu pertenencia no es política sino castrense y tu lealtad está con la Patria, antes que con el presiente y nunca con el dinero, el poder o las ideologías. Menos aún con una marca electoral o política. El seguirla y proclamarla, con el uniforme puesto, es pecado mortal para quien se supone: “soldado de la Patria”.

Que mala idea le vendieron al general y que compró entera, que mala idea venderte y por ello alabar a un modelo político electoral en medio de un evento oficial y representando a los solados de México… en el Día de La Revolución Mexicana.

Fuera del cuartel

Dejaron corromper a las policías desde hace varios sexenios, en México, y la solución mágica fue sacar “por un tiempo” a los soldados del cuartel y para depurar o hasta formar nuevas corporaciones.

Ya son casi 11 años y los solados siguen saliéndose, bueno, ya están fuera y saborean las mieles envenenadas de la calle, y caen, redondos, en las tentaciones del arrabal político.

Ahora, les dan poder de sobra y con ello, dinero a raudales… ¿pronto querrán el poder público entero y con la fuerza lo tomarán?

La idea de un ejército que cuida es obsoleta, el Ejército nacional mexicano fue prostituido: es burócrata y poderoso, es vanidoso y ejecutivo; ya no es más garante de defensa nacional… y cambió el honor de Servidor de la Patria por unos espejitos caros.

Ahora el Ejército sirve al patrón y se tuerce con él.

PD:

 En Coahuila el Ejército, por unos cuarteles y avituallado, es cómplice de la corrupción y la asociación delictuosa del moreirato. (Ahí los anales que dan vergonzosa cuenta).

Esos “soldados gloriosos”, voltearon los ojos ante la Matanza de Allende y cuanta muerte los rodea desde hace 15 años. No han visto al crimen actuando y los sobornos tampoco los ven o los comparten.

Sucumbe rápido la solvencia, la moral y la ética de una institución incólume (El Ejército mexicano), de una ayer sagrada, valiente y leal. Pero hoy, entregada y corrompida.

En la madre, Patria. 

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