La Razón Divina de Afganistán

Un viento lleno de promesas se esfuma y vuela con la maquinaria de guerra americana. El negocio no dio para más y las puertas del infierno, vuelven a abrirse para las mujeres y niñas con el regreso Talibán.

El conflicto enmascarado de lucha por la libertad, una agenda moral maquillada por los derechos de la mujer, el combate a un sistema político frágil que origina pobreza y desigualdad, los intereses económicos de la geopolítica y un arraigado régimen ideológico fundamentalista islámico, son elementos de la complejidad de Afganistán.

Durante siglos este país de la región de Asia central ha recibido la invasión de los más grandes imperios y potencias extranjeras librando los embates y conservando su territorio. 300 años antes de Cristo, el mayor conquistador de la historia Alejandro Magno, tuvo la más difícil de sus batallas; el emperador mongol Gengis Kan con una de las más temidas milicias de la historia fracasó en su intento por doblegar Afganistán. El poderío británico en siglo XIX, los soviéticos en el XX y los Estados Unidos en el XXI abandonaron sin éxito sus objetivos. Todos procedieron en la misma fórmula “aliarse” con las tribus nativas, ceder parcialmente autonomía y control de ciudades estratégicas.

La geopolítica de esta región es evidentemente el principal motivo del conflicto. Afganistán es un corredor natural de rutas que conecta a Asia con el medio oriente, inmejorable lugar para desarrollar un nuevo imperio económico donde estaría implicado el monstruo chino, rodeado de países con grandes recursos naturales como gas, uranio, litio entre otros; pero la fragilidad de su gobierno sumada a la radical ideología islámica, donde la violación de los derechos y libertades es pan de cada día, justifica perfectamente su invasión por los “libertadores” simulando una agenda moral e hipócrita escudada en una guerra.

La ONU, OTAN y el mundo entero no pueden ignorar la amenaza que niñas y mujeres afganas enfrentan. Recientemente vi un reportaje de CNN que advierte lo que significa para ellas la terrible incertidumbre del control de los talibanes. ¿Podrán ir las niñas a la escuela? ¿Se les permitirá a las mujeres trabajar? ¿Tendrán libertad de movimiento? ¿Mujeres y niñas serán obligadas a contraer matrimonio? ¿Cuál será su código de vestir? ¿Aparecerán mujeres periodistas en televisión? ¿Ocuparán posiciones de gobierno?

A una semana de tomar control de Afganistán, las cabecillas talibanes buscan ganarse la confianza de la comunidad mundial y declaran a medios extranjeros que las mujeres no serán víctimas, ni sufrirán hostilidades, también reiteran la promesa de amnistía general, pero existe ya otra realidad donde constatamos a través de agencias internacionales en hechos, que los beneficios y libertades de los últimos 20 años están llegando a su fin. Paralelamente, para sorpresa de muchos surgió un grupo de mujeres valientes que no se callan, realizando la primera protesta en las calles de Kabul; sus derechos son derechos humanos y punto.

Con el temor de ser ejecutadas, ante un riesgo inminente, muchas de ellas escondidas. Mujeres y familias enteras solicitan asilo y nuestro país se pone en la ruta ¿Sabrán estas mujeres que México no es el lugar más seguro para ellas?

Aquí una perspectiva muy sintetizada de la crisis afgana, donde vislumbro humos en forma de dragón y olor a pólvora milenaria que se dirigen de China a Afganistán.

 

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