La primera independencia

Durante el mes de julio la capital coahuilense se viste de gala para celebrar el aniversario de su fundación. Serán nada más 444 años los que cumpla Saltillo este 25 de julio. El capitán Alberto del Canto fue el encargado de establecer la Villa del Santiago del Saltillo para después, en ese mismo año de 1577, establecer un nuevo poblado llamándolo Santa Lucía, donde ahora es Monterrey, aunque oficialmente la capital neolonesa se fundaría 19 años más tarde por su suegro, Diego de Montemayor.

De todos es conocido que Coahuila jugó un rol importante en la guerra de Independencia. Fue en Acatita de Baján, el municipio de Castaños, donde las cabezas insurgentes fueron traicionadas, apresadas y mandadas al cadalso. De Saltillo partieron hacia el norte Hidalgo, Allende, Jiménez y Abasolo para encontrar su desgracia. 

También todos aprendimos desde pequeños que la Independencia de México se formalizó el 28 de septiembre de 1821, después de que un mes antes se firmaran los tratados de Córdoba y un día antes entrara el Ejército Trigarante a la Ciudad de México. Lo que no sabíamos, y que los historiadores acaban de documentar, es que tres meses antes de que la Junta Provisional Gubernativa oficializara la Independencia de México, la Provincia de Santiago del Saltillo se adelantó a declarar la Independencia Nacional en la madrugada del 2 de julio de ese mismo 1821.

Las condiciones de desigualdad de los criollos ante los inmigrantes peninsulares llegaban a sus niveles más álgidos. Ya no se diga la condición de los mestizos y de los indios, quienes vivían cada vez una situación más injusta. Así las cosas, una pugna interna vino a acelerar los acontecimientos.

Después de la firma del Plan de Iguala en febrero de 1821, el comandante brigadier de la Comandancia del Oriente, don Joaquín de Arredondo, ordenó la concentración de los activos militares y financieros en Monterrey. Don Francisco Antonio de Iturbide, ministro tesorero de la Villa de Santiago del Saltillo y primo de Agustín del mismo apellido, se negó a trasladar la tesorería real a la capital neolonesa, alegándole falta de competencia para dar esa instrucción.

Arredondo envió una compañía de soldados para apresar al funcionario rebelde, pero lo único que consiguió fue unificar a todos los grupos políticos y sociales en su contra y a favor de la Independencia de la América Septentrional. 

La noche del 1º y la madrugada del 2 de julio, los militares insurrectos, el cura local y los avecindados criollos se congregaron en la Plaza Real de Saltillo para proclamar la independencia de la Comandancia del Oriente. Arredondo no tuvo más remedio que aceptarla y el día 5 se hizo lo propio en Monclova, la entonces capital coahuilense.

El marco del bicentenario de la consumación de la Independencia, a celebrarse este año, es el escenario idóneo para reconocer este hecho. Por eso el gobernador Miguel Ángel Riquelme ha firmado un decreto para reconocer la efeméride en el calendario cívico del estado de Coahuila de Zaragoza. Ahora Saltillo tendrá doble razón para celebrar el mes de julio.

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