La paciencia de los niños

La paciencia es una virtud a la que no prestamos mucha atención pero si se aprende y se practica, nos ayudará el resto de nuestra vida.

La paciencia nos hace ver las cosas de manera diferente, a ser más comprensivos, y a soportar contratiempos y dificultades. Con paciencia aumenta nuestra capacidad de esperar con calma a que las cosas sucedan y nos ayuda a perseverar con entusiasmo.

La paciencia pone de lado nuestro afán por conseguir una gratificación inmediata y nos ayuda a controlar enfados o frustraciones. Ser padre es ser paciente o al menos implica aprender a serlo, porque los niños por naturaleza no lo son. Siendo tan importante esta virtud, ¿cómo podemos cultivar la paciencia en nuestros hijos? Aquí van algunos consejos prácticos que te ayudarán a ser más paciente y poder transmitírselo a tus hijos.

Consejos prácticos para que tu hijo sea más paciente

Sé paciente contigo mismo

La manera que tenemos de reaccionar ante un imprevisto, cambio de plan o la prolongación de una espera, influye directamente en la manera de reaccionar de tu hijo. Recuerda que tú eres su ejemplo a seguir. Como las cosas no siempre salen como tu las has previsto, es importante preparase para los inconvenientes. De esta manera, dejas de crear expectativas y no te frustrarás si no lo consigues. Otra forma de prepararse para los inconvenientes es tener un plan B, para que así nuestros hijos aprendan a pensar en alternativas, siempre recordándoles que no todo depende de uno mismo. Teniendo presente esto y evitando controlarlo todo, tu forma de reaccionar será un ejemplo a seguir para tus hijos.

Cumple tus promesas

Muchas veces los niños se enfadan cuando posponemos nuestras promesas. Frases como “ahora voy” “salimos en 5 minutos” se las toman muy en serio y con toda la razón. Y cuando no cumplimos, nuestros hijos se vuelven impacientes. Si son demasiado pequeños para medir el tiempo por horas, intenta explicárselo con un calendario o secuenciando las actividades. Por ejemplo: “Nos iremos después de comer”, “jugaremos al llegar al parque” o “cuando acabemos de recoger, haremos el bizcocho”. Este tipo de frases ayudarán a los más pequeños a hacerse una mejor idea de las acciones a seguir y les enseñará a esperar con más calma.

No corras

Si cada vez que tu hijo te llama o te pide algo, sales corriendo a satisfacerle, lo único que haces es fomentar la gratificación inmediata, el gran enemigo de la paciencia. Es importante que tu hijo sepa que estás ahí pero habrá veces que tendrá que saber esperar.

Frustración

La impaciencia crea frustraciones sobre todo en los más pequeños. A medida que van aprendiendo a hacer cosas, se equivocan y cuando les sale mal, se enfadan y se frustran. Cuando esto ocurre, es importante que hables con tu hijo acerca de sus expectativas y de cómo se siente al no poder cumplirlas. Muchas veces el enfado se les pasa solo con hablar y compartir sus frustraciones. Otra manera de eliminar la frustración del momento es cambiar el chip y hacer otra cosa. Si a tu hijo se le ha caído la torre que lleva 3 horas intentando construir, propón alguna actividad divertida para hacer juntos, como ir a dar un paseo. También le ayudará mucho que compartas alguna experiencia personal tuya en la que tuviste que esperar y tener paciencia para lograr conseguir algo que deseabas.

Actividades en familia

Programa actividades que requieren paciencia como plantar juntos semillas en el jardín o hacer un puzle. Además de ser divertido, los más pequeños aprenderán que hay cosas para las que merece la pena esperar. Si son más mayores, regálales una hucha. Anímale a pensar en algo que quiere para ir ahorrando y disfrutar en la espera a conseguirlo.

Además de estos 5 consejos, hay muchísimas otras formas de cultivar la paciencia en tus hijos. Te animamos a compartir tus experiencias con nosotros.

Educo

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