La muerte

Hemos planteado mal la pregunta, nos hemos preocupado mucho en buscar si hay vida después de la muerte, pero algún día descubrimos que hay vida antes de la muerte y, en ese momento, es cuando los rumbos se marcan. Comienza el alma a dibujar sus perfiles y aprendemos de la travesía entre mares bravos y otras veces plácidos que se va la vida. 

El 27 de julio el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó un informe preliminar sobre las defunciones registradas durante el año 2021 en México. En total se registraron 1,117,167 defunciones y aunque en términos generales las causas de muerte más importantes en el país durante ese año fueron enfermedades del corazón, covid-19 y diabetes mellitus, podemos encontrar algunos datos sumamente interesantes. La muerte no entiende de paridades y murieron 644,058 hombres y 472,375 mujeres. En una ocasión escuché en una plática de café una señora que se ufanaba del derecho divino que garantizaba que la mujer debía disfrutar de 5 años de viudez, parece que tenía razón. El mes de mayor cantidad de fallecimientos durante 2021 fue enero registrando un 15.84% de las muertes, le sigue agosto con 10.96 y febrero con 10.04%. Contrasta con el 2020 cuyo mes con mayor cantidad de fallecimientos fue julio con 11.10%.

De todas las muertes ocurridas; el 47% es decir 530,131 ocurrieron en el hogar y el 42% en hospitales públicos y privados. La causa de la muerte no varía mucho entre hombres y mujeres, salvo que para ellas la primera causa fue por enfermedades del corazón y en los hombres COVID19. En 6º sitio para los hombres aparecen las agresiones o el homicidio, mientras que para la mujer no aparece como una de las 10 principales causas de muerte esta forma de violencia. Por cierto, de los 35,625 presuntos homicidios, 24,484 se provocaron por arma de fuego

Si analizamos la información por grupos etarios es lamentable que, en aquellos comprendidos entre 15 a 34 años, la primera causa de muerte sean los homicidios, con 17,568 muertes registradas. En el grupo de 10 a 24 años la tercera causa de muerte es el suicidio. Estados como Coahuila, Aguascalientes, Campeche, Querétaro y Yucatán comparten un dato; tienen más suicidios que homicidios entre su población, el resto de los estados del país invierten esa proporción. 

14,745 jóvenes fallecieron por homicidio, accidentes o suicidio (en ese orden de cantidades), el resto de las muertes; 6,257 se debió a todas las enfermedades y complicaciones juntas. ¿Esto es lo que pasa con el futuro del país?, ¿en qué sociedad nos hemos convertido?, cuánta razón tuvo Hobbes al afirmar Homo homini lupus. El hombre es el lobo del hombre.

Algo mal estamos haciendo como sociedad, estamos dejando de ver muchos datos. No hay políticas públicas claras para revertir estos números, aunque la vida está conferida a la salud, no es solo un problema sanitario el que vivimos sino integral. Algo maligno sigue enraizándose, privando de la vida a muchos jóvenes y jovencitas que bien puede evitarse. Para la existencia de una política pública el Estado debe fijarse en los problemas, en la política y en las políticas y preguntarse si debe, puede y quiere intervenir, ¿qué falta para decidir?, bien dijo Charles de Gaulle: “Lo que pensamos de la muerte sólo tiene importancia por lo que la muerte nos hace pensar de la vida”.

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