La militarización no es el camino para enfrentar la violencia. Jesuitas

El sacerdote Hernán Quezada, miembro del Equipo de Gobierno de la Compañía de Jesús, aseguró que “la militarización no es el camino” para enfrentar la violencia que impera en el país.

Durante una entrevista, señaló que el Ejército no debería estar fuera de los cuarteles, ni hacer labores policiacas pues no es su función.

Apuntó que la estrategia de militarizar la seguridad pública coloca al país ante otros peligros, como los que han sucedido en los últimos años.

Por otra parte, comento que no cuentan con información de avances en las investigaciones del asesinato de los jesuitas Javier Campos Morales “El Gallo” y Joaquín Mora Salazar “Morita”, así como de los laicos y Pedro Palma y Armando Berrelleza, el pasado 20 de junio en la localidad de Cerocahui, Chihuahua.

Quezada relató que no tienen una comunicación fluida con las autoridades sobre el curso de las indagatorias y que la información con la que cuentan proviene de los medios de comunicación.

“Sabemos que ha habido algunos detenidos. No sabemos hacia dónde va esto, pues tenemos poca información y no tenemos canales que nos vayan comunicando los avances en este caso”, enfatizó.

El jesuita dijo que no hay duda de que fue José Noriel Portillo ‘El Chueco’ la persona que cometió los asesinatos y que su actuar en la sierra Tarahumara databa de mucho tiempo antes de que sucedieran los hechos.

Es una historia antigua de la Tarahumara y de muchas partes del país donde vamos aceptando una suerte de realidad desastrosa; se podría decir que es la presencia de este tipo de personajes, que se van volviendo una suerte de líderes de autoridad con quien se tiene que convivir, con quien se tiene que caminar la vida y pues así era”, contó.

Recordó que el 3 de diciembre del año pasado estuvo en Cerocahui y que cuando se despedía, el sacerdote Javier Campos “El Gallo” le dijo que pondrían a su coche una calcomanía metalizada con el logotipo de la Diócesis para que fueran “más protegidos”, lo que lo hizo pensar en que se tenía una conciencia del riesgo en el que vivían.

“Esto ya te habla de una conciencia de riesgo, de una conciencia de tener que caminar, de tener que vivir en medio de un sistema de impunidad, no sé si se podría llamarla institucionalizada”.

Quezada comentó que los jesuitas se resisten al olvido y a abrazar la impunidad, lo que pareciera que es su “única posibilidad”.

“También nos resistimos a actuar con demasiada prisa, hay la tentación de salir corriendo pero estamos conscientes de que el horizonte no está cercano y tenemos que caminar con paso firme, constante y articulado, en diálogo”, señaló.

Consideró que las acciones planteadas junto con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Conferencia de los Religiosos y el sistema de universidades jesuitas están encaminados a la búsqueda de justicia y de la paz:

“Creemos que no vamos a tener paz si no transitamos por la ruta de la justicia”.

El representante jesuita aseveró que desde las instituciones educativas de la Compañía de Jesús se pueden aportar reflexiones como las del Observatorio para la Incidencia a Favor de la Justicia con Paz y Reconciliación que se anunció estos días.

“Yo creo que allí tenemos una tarea enorme de generar propuestas. Hacemos reclamos, pero también estamos ofreciendo posibilidades para encontrar los caminos que nos puedan llevar a la paz”, dijo.

Adelantó que se propondrá a todas las parroquias del país que se aborde el tema de la violencia a nivel comunitario el tercer domingo de cada mes. “Este mes decidimos que fuera el tema de la extorsión”, comentó, al tiempo que dijo que las siguientes semanas se abordará el reclutamiento de los jóvenes por la delincuencia, la trata de personas, la impunidad y la corrupción del sistema judicial, entre otros.

Sin embargo, rechazó que estas acciones tengan motivaciones políticas, sino que su objetivo es generar diálogo y sumar: “No hay una intención política de desestabilizar, de señalar, sino que hay un llamamiento a revisar. Todo es perfectible, nadie puede decir que algo no puede ser perfectible y creemos que la estrategia de seguridad en México necesita ser revisada y para eso hay que incluirnos a muchas, a muchos en este diálogo y en esta revisión en distintos niveles del país”.

Contó que es adoptivo de Colima, un estado que por muchos años era uno de los lugares de México con mayor calidad de vida, tranquilidad y paz. Sin embargo, señaló que lo visto en los últimos meses en la entidad es una “catástrofe de seguridad”.

Dijo que en su entorno familiar y de amistades hay mucho miedo y cansancio: “Empieza a colarse una suerte de resignación de que como pueblo tendremos que acostumbrar a vivir así y creo que es destructivo, pero también, ¿qué les podemos proponer?, ¿qué podemos hacer cuando vemos que las cosas no mejoran, no se resuelven sino que se agudizan?”.

En ese sentido, Quezada considera que cada vez se pierden más en el país aquellos espacios donde se respiraba cierta paz y tranquilidad, por lo que considera que existe un deseo social de que se frene esta situación y que los distintos niveles de gobierno revisen su estrategia, dialoguen y escuchen, para que entre todos se busquen los caminos para detener la “terrible espiral de violencia” en la que está inmerso el país.

Aristegui

 

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