La familia mexicana: con sus costumbres y fortalezas

Nuestros propósitos de  principio de año debemos mantenerlos firmes durante todo el año para lograr nuestros objetivos y alcanzar nuestras metas, como ven uno de mis propósitos es mantener contacto con ustedes por lo menos dos veces al mes; tengo palabra de profesora y lo voy a cumplir, ¿Ustedes también sabrán cumplir sus propósitos? estoy segura que sí.

Estuve en este inicio de año en la bella, cultural y folklórica ciudad de Oaxaca, eso me motivó para poder hablar un poco más confiada de un tema, que preocupa mucho en estos días y que no pasa de moda; sino por el contrario se pondrá de moda todavía más por su importancia en el año 2009, fecha en que la Iglesia Católica a nivel mundial ha escogido a México para llevar a cabo la reunión mundial con el tema de la familia.

Sin meternos en asuntos religiosos, que no es nuestro tema, me gustaría comentarles de manera general como es la familia mexicana y cuales son esos valores y características que la hacen tan especial y, que sin querer como toda célula va transformándose a pesar de que uno no quisiera perder muchas de sus FORTALEZAS; pero nadie escapa a la modernidad de los tiempos y debemos adaptarnos a ellos, pero también cuidar que no se pierda  totalmente porque dejaría lo que le da  autenticidad, fuerza y firmeza.

La familia es una célula importantísima de la sociedad mexicana, se conforma de miembros unidos, la gran mayoría por unión religiosa, aunque existen familias en unión libre, familias con jefas de familia, sin embargo todas son un grupo social que los unen lazos de sangre ciertamente y lazos de respeto y solidaridad, el padre y la madre son los pilares de este grupo que lo integran no sólo los hijos y los nietos, sino que también lo conforman los abuelos, los tíos y los primos que le dan una característica muy especial a la familia mexicana. En las poblaciones rurales generalmente viven, sino en el mismo espacio, sí muy cercanos los unos de los otros, porque no pierden la comunicación durante su vida  e indiscutiblemente los abuelos ya sea maternos o paternos viven en el mismo hogar con sus hijos y sus nietos; ayudándose unos y otros con el debido respeto por las personas mayores, pero también con la solidaridad en las faenas de trabajo, sobre todo en los poblados agrícolas y rurales; no es extraño que los abuelos según su género todavía labren el campo o echen tortillas a pesar de sus años.

Una fortaleza en la familia mexicana es ver cómo los hijos varones o mujeres de todas las edades cuando salen de la casa paterna para un viaje, ya sea por descanso o  para cumplir un compromiso, solicitan la BENDICIÓN de sus padres, para retirarse con la confianza de que están protegidos. En las poblaciones rurales a los abuelos les dicen tatas que significa padres, aunque varía el sobre nombre según la región mexicana donde se vive.

Los domingos la familia mexicana despliega todo su entusiasmo y salen a la luz esas características tan nuestras, como son la convivencia y la alegría, según sea su economía la familia mexicana los domingos, después de desayunar e ir a misa , salen a pasear, a un día de campo llevando el bracero, el comal, el carbón, la carne para asar, la longaniza las cebollitas de cambray, las tortillas, las salsas, los refrescos, las cervezas, el tequila, el mantel, las sillas, el perro, no importa el lugar: un arroyo, una llanura, un bosque, un cerro, cualquier lugar es bueno para romper la rutina de la semana.

Aunque en estos tiempos ya es normal que la mujer aporte en la economía doméstica y por lo mismo tenga un trabajo fuera del hogar, la costumbre en la familia mexicana, pues el machismo no ha sido desterrado en su totalidad, es que la mujer se haga cargo de la formación escolar de los hijos y esté pendiente de que asistan a clases y que avancen en la escuela; pero esto no significa que el padre no participe en estas tareas y que según sus actividades laborales le den un poco de tiempo para enterarse y participar de algunas actividades en la escuela de sus hijos. Por eso se ha dicho y es muy cierto que la mujer, o sea la madre, en una familia mexicana es el corazón de la misma y su amor muchas veces se convierte en sacrificio, con tal de que su familia pueda salir adelante, muchísimos casos sirven como ejemplos de abnegación; mujeres a las cuales no les importan las dobles o triples jornadas, entre el trabajo doméstico y el laboral, para salir adelante.

Lo que es muy loable y a la vez habría que reflexionar hasta dónde es bueno, es que la responsabilidad de dar estudios después de la secundaria sea en la mayoría de los hogares mexicanos sólo responsabilidad de los padres según sus posibilidades, esto hace que muy pocos adolescentes y jóvenes lleguen a concluir sus estudios, ya que una minoría llega a la universidad ya sea pública o privada, una gran mayoría se queda con estudios de secundaria inconclusos por la escasa y débil economía de los hogares mexicanos que; por nuestra manera de proteger a nuestros hijos no los hemos enseñado a responsabilizarse de su economía escolar, ya sea superándose con becas o trabajando en sus ratos libres para pagar algo de sus estudios y así alivianar un poco la carga económica de sus padres.

Sin embargo, las características de nuestra familia mexicana es de asumir y compartir responsabilidades, es así como nace la costumbre del COMPADRAZGO, el cual aumenta la familia mexicana, porque se integran a la misma y no hay reunión donde el compadre o la comadre falten, ya que este lazo es también muy fuerte, hay compadres de grado como los que llevan al bautizo, al casamiento u otro acto religioso de relevancia, y compadres de menor grado como: estreno de casa, de automóvil, de graduación, de conclusión de cualquier nivel escolar, etcétera, etcétera. Cada vez que se estrena un compadre la fiesta no puede esperar, porque de esa manera la familia mexicana expresa otra característica, su hospitalidad y su alegría para festejar los acontecimientos.

Afortunadamente en la familia mexicana se conserva la tradición de que en las fechas memorables como en Navidad, Año nuevo, los cumpleaños de los miembros de la familia, los casamientos, los entierros, etc. siempre está unida y presente, los abuelos son parte importante de la misma.

Yo creo que México es uno de los pocos países que por esa fuerza de las familias y la manera de compartir en grupo se vendan vacaciones y tiempos compartidos para 6 y hasta para 12 personas, porque esa es otra característica de la familia mexicana: la solidaridad para disfrutar de la vida y si no que lo digan las películas mexicanas de los años 50s y hasta los años 70s, pues uno de sus temas favoritos eran las vacaciones, para dar a conocer como los mexicanos  llevaban no sólo a los abuelos, sino hasta el perro y el loro que no podían quedarse solos en las casas, ya que eran parte importante de la familia.

Por eso ahora que estuve en Oaxaca, en ese su centro o zócalo en el día de Reyes me dio gusto ver a las familias jóvenes y no tan jóvenes pasear por el zócalo tomados del brazo o de la cintura, compartiendo la alegría de sus hijos que emocionados llevaban sus juguetes, triciclos, juguetes de peluche, camioncitos de madera, coches de pilas, otros un balero, otros más flautas o pequeñas guitarras, trastecitos de plástico, muñecas de trapo, celulares de juguete, unos correteando, otros tomados de las manos de sus papás o de sus abuelos, algunos con el perro junto a ellos, meneando la cola de gusto por pasear ceca de ellos en pleno centro, la música de la marimba entonando el Dios Nunca Muere, la sombra hermosa de los laureles de la India, los vendedores de algodones, las marías vendiendo separadores, dibujos en papel amate, flores, semillas, collares y pulseras de piedras semipreciosas, y los niños que no tuvieron Reyes ofreciendo dulces, pulseras, réplicas de figuras de ídolos, o pidiendo un peso, ya que en sus hogares no pudieron tener Reyes.

Vivir en familia, tener una familia, formar una familia, ser parte de una familia es un compromiso, pero ser miembro de una familia mexicana es una Bendición. Es por eso que me siento inmensamente dichosa de ser parte de una familia mexicana; mis padres tienen 68 años de convivir como esposos y ya han visto a la primera, segunda y tercera generación, y nos siguen reuniendo los domingos y los días festivos para compartir los alimentos, pero sobre todo compartir las penas y alegrías de una familia.

Elizabeth Solano Méndez

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