¿La ciencia, instrumento neutral?

Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo.

Ahora que el mundo libra una lucha sin tregua en contra de la pandemia global del Covid-19, epidemia sin precedentes, la ONU propuso enfocar especialmente la atención en la ciencia para y con la sociedad por ello propuso reforzar las colaboraciones científicas mediante 3 pilares, la promoción de la investigación científica internacional, asegurar el acceso al agua y apoyar la recuperación ecológica.

La UNESCO reconoce que la cooperación entre científicos y gobiernos es débil, cuando los frutos de la investigación en ciencia -incluso las vacunas- debieran ser compartidas de manera internacional, lo cual está lejos de ocurrir, al contrario, hay una competencia internacional feroz por colocar en el mercado las posibles fórmulas de curación y medicamentos.

En efecto, la industria farmacéutica está en guerra para alcanzar resultados tangibles y vender primero las vacunas importando muy poco la curación de las colectividades, la meta es vender, vender, vender, ahí no hay compromiso social alguno.

El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es una conmemoración anual que se celebra en todo el mundo desde el año 2002 para recordar el compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, que se celebró en Budapest en 1999,  a fin de hacer hincapié en el uso responsable de la ciencia para el beneficio de las sociedades, en particular para la erradicación de la pobreza y el exterminio de las enfermedades que estos segmentos de la población padecen.

Esa conmemoración también pretende concientizar a la población acerca de que la ciencia es una actividad social y para la sociedad; la ONU reconoce que a partir de este compromiso de han generado muchos proyectos, programas y fondos concretos para la ciencia en todo el mundo.

Ese Día también ha contribuido a fomentar la cooperación entre científicos que viven en regiones marcadas por conflictos, como por ejemplo la creación de la Organización de la Ciencia Israelí-Palestina (IPSO), apoyada por la UNESCO.

Es evidente que nos encontramos en una situación de interdependencia creciente y que nuestro futuro es indisociable de la preservación de los sistemas de sustentación de la vida en el planeta y de la supervivencia de todas las formas de vida.

Los países y los científicos del mundo deben tener conciencia de la necesidad apremiante de utilizar responsablemente el saber en todos los campos de la ciencia para satisfacer las necesidades y aspiraciones del ser humano sin emplearlo de para la destrucción.

La ONU promueve la colaboración activa de todos los campos del quehacer científico: las ciencias naturales, las ciencias físicas, biológicas y de la tierra, las ciencias biomédicas y de la ingeniería y las ciencias sociales y humanas.

El Marco General de Acción hace hincapié en las promesas y el dinamismo de las ciencias naturales, así como en sus posibles efectos negativos y en la necesidad de comprender sus repercusiones en la sociedad y sus relaciones con ella.

Todas las culturas pueden aportar conocimientos científicos de valor universal. Las ciencias deben estar al servicio del conjunto de la humanidad y contribuir a dotar a todas las personas de una comprensión más profunda de la naturaleza y la sociedad, así como de una mejor calidad de vida y un medio ambiente sano y sostenible para las generaciones presentes y futuras.

El saber científico ha dado lugar a notables innovaciones sumamente beneficiosas para la humanidad. La esperanza de vida ha aumentado de manera considerable y se han descubierto tratamientos para muchas enfermedades. La producción agrícola se ha incrementado enormemente en muchos lugares del mundo para atender las crecientes necesidades de la población.

Está al alcance de la humanidad el liberarse de los trabajos penosos gracias al progreso tecnológico y a la explotación de nuevas fuentes de energía, que también han permitido que surgiera una gama compleja y cada vez mayor de productos industriales.

Más, frente a este “progreso”, tenemos desastres naturales inconmensurables y todavía imposibles de superar, de manera que lo que ahora está en juego es la vida humana y la vida de la naturaleza, así que el primer compromiso de la ciencia es forjar el desarrollo social y la paz.

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