El amor en tiempos de Pokemón Go…

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Vamos por la vida hilvanando madejas de hilo que hechas un relajo nos despedazan a veces, no complementan otras tantas, y que a veces terminan por dejarnos con cara de estúpidos mirando al infinito con una sonrisa en los labios o una lágrima en las mejillas. Cada quién hablará de cómo le haya ido en la feria de la vida.

Miramos entre divertidos y escandalizados lo que nuestras decisiones terminan por hacer con nuestro destino, y luego nos preguntamos el porqué de nuestros arrebatos, de nuestros impulsos, de nuestra putería pues…

En tiempos modernos eso de “amarse hasta que la muerte nos separe”, a más de sonar naive y hasta patético suena a sentencia de muerte, o a cadena perpetua por decir lo menos, a veces lo único que se busca es la compañía de otro ente, de otro cuerpo, y en ocasiones sólo el espacio de penetrar o de ser penetrado.

En tiempos de Pokemón Go, pareciera que el amor está destinado a morir, a no existir más, a darse por vencido, a ser una falacia que ha perdido vigencia.

Veo niños, jóvenes y uno que otro chavo – ruco a la búsqueda irrefrenable de pokemones por toda la Plaza Juárez, ensimismados en encontrar a Pikachu a pesar de que en esa búsqueda se pierdan todo lo que ocurre a su alrededor: hay eventos culturales y uno que otro aleluyo entonando canciones religiosas, hay tipos en motocicleta, uno que otro en las jardineras, otros tanto tomando café o cervezas, pero nadie se acerca, todos están en compañía de su dispositivo aislante por naturaleza, acompañados de su soledad.

Entonces busco un paralelismo y lo encuentro en Tinder, la “nueva” aplicación para encontrar al “amor de tu vida” (manque sea dicho de paso, sólo por un ratito), ahí también hay uno que otro repetido, uno que otro Pikachu y varios monstruos verdaderos.

¿Pero qué clase de escritor se atreve a hablar sin probar de lo que habla, aunque sea sólo una cucharadita? Y aquí me tienen esperando a la quinta cita de la quincena. No es nada fácil eso de volver a salir, el estúpido ¿estudias o trabajas? Cuando ya pasas de 35 se va volviendo cada vez más y más aburrido, y la correspondencia directamente proporcional a la extrema urgencia de los especímenes que se atraviesan por generar vínculos que terminen en un lugar “más privado” se vuelve algo común.

¿Por qué no le dicen directamente a los hombres: Andas urgido o con ganas de tirarte a alguien? Nosotros te ayudamos, y a las mujeres “dulces criaturas” incapaces de romper un plato ¿Te sientes solita y tienes ganas de un buen (si pusieran regular, mediocre o malo no tendrían tanto jale, supongo) acostón sin culpa? Nosotros somos tu solución….
Resulta gracioso y hasta ridículo eso de ver las acciones aprendidas, las frases hechas, el “Te amaré hasta que muera”, cuando a veces una lo único que quiere es una buena oreja con Alzheimer selectivo.

No tengo ganas de volver a amar hasta que muera, tengo ganas de amar hoy, y sólo un ratito, después tengo un par de juntas y muchas responsabilidades que cumplir con mis hijos. No hay pues espacio en mi agenda para andar amando todo el día…

Hoy sólo pido a alguien honesto, ni siquiera tiene que ser tan inteligente, ni tan poderoso, ni siquiera pido que tenga ya un cuerpazo, porque siendo honestas hace rato que dejó de preocuparme eso de darle gusto a cualquier cualquiera con mis curvas de infarto, sino más bien he comenzado a bailar de nuevo por el puro placer morboso que me provoca ver cómo me miran cuando me doy la vuelta y volver a utilizar falditas de veinteañera a mis treinta y cinco (36) con ganas de desafiar al “Newton ese” y sus leyes de gravedad y a las gente que se sorprende cuando digo mi edad y dicen no creerme, cosa que no podría importarme menos.

A veces las mujeres también tenemos ganas de ser perversas un rato, de decir palabrotas y de que nos deseen así nomás, porque se nos da la gana…

Mientras tanto sigo incubando una idea millonaria… Tinder Go, donde una pueda encontrar en las plazas públicas, en los lugares de interés, y hasta turísticos a su “mejor es nada” y pasar un ratito maravilloso encubriendo la soledad con un poco de sexo para comer aquí y a otra cosa mariposa…

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