Clima, sequías, agua

Parecería que es de sentido común para la humanidad proteger el medio ambiente, no obstante, falta mucho para despertar e incrementar la conciencia de nuestra total dependencia de la naturaleza, de que somos naturaleza y vivimos gracias al agua, al sol, al viento y las plantas.

Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Sanidad Vegetal establecido por la ONU, algunos dirán y qué es eso para que merezca ser nominado como Día  Internacional, simplemente se trata de hacer conciencia de que tanto nuestra salud como de nuestro planeta dependen de las plantas, ellas constituyen el 80% de los alimentos que comemos y proporcionan el 98% por ciento del oxígeno que respiramos, no obstante las plantas están amenazadas ya que 40 % de los cultivos alimentarios se pierden cada año a causa de plagas y enfermedades lo cual afecta y altera tanto a  la seguridad alimentaria como a la agricultura, que es la principal fuente de ingresos para las comunidades rurales más pobres.  

Las actividades humanas, el cambio climático y la pandemia del Covid-19 han alterado los ecosistemas y dañando biodiversidad, es obvio que por el bien de todos y por la vida del planeta tenemos que proteger y actuar para preservar la biodiversidad y las plantas, todos nosotros tenemos y podemos hacer mucho para detener este deterioro.

Contar con plantas sanas es esencial para lograr el desarrollo sostenible y alcanzar la meta de cero hambre, reduciendo la pobreza, protegiendo el medio ambiente e impulsando el desarrollo económico, lo cual no es una utopía, sino una propuesta posible impulsada por la Organización de las Naciones Unidas.

Conviene comentar que hasta hace algunos años el clima de Saltillo era bastante benigno, se estimaba como uno de los más benévolos y favorables del norte del país. Pero esta situación se ha ido modificando a medida que la ciudad se expande y el cambio climático se intensifica, hemos vivido un mes de mayo en el que las temperaturas algunos días han alcanzado más de los 35 grados, por fortuna, después de una intensa sequía de más de 2 años que se extendió a la mayoría de los municipios del estado y que ha traído consigo intensos incendios en las serranías, esta semana las lluvias aparecieron para mitigar los diversos daños.

Uno de esos días de intenso calor me sorprendió llegar a una tienda de convivencia y encontrar avisos -No hay agua- – No hay hielo- los refrigeradores  estaban semi vacíos de cerveza y refrescos, la gente  se veía urgida del agua para beber y asustada frente al potente calor; son avisos de la naturaleza, pero no entendemos, vemos  personas que tranquilamente lavan sus autos con manguera, y  las banquetas las limpian también con agua de consumo humano porque piensan que el agua es infinita, cuando hay tantas formas de reusarla, ahora que nos lavamos las manos con mayor frecuencia puedes usar un lavamanos, juntar en una cubeta el agua que deshechas y usarla en el sanitario, en las plantas o en trapear, pero eso implica usar la cabeza y es trabajo: qué flojera, mejor la tiras.  

Demográficamente Saltillo seguirá creciendo y con el aumento poblacional obviamente aumentará la demanda de agua, se prevé que para 2030 la ciudad podría contar con más de un millón de habitantes lo que hace urgente una visión  gubernamental que prevenga un futuro certero para las nuevas generaciones en cuanto al abasto de agua, lo cual implicaría una reforestación intensa; los desarrolladores urbanos devastan todas las zonas que les dejan cantidades inmensas de dinero y las autoridades son omisas, se hacen de las vista gorda, no ponen límites ni fronteras, no hay planeación o ésta es  muy limitada.

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