Benditos sean. Edna Frigato

Benditos sean los que llegan a nuestra vida en silencio, con pasos suaves para no despertar nuestros dolores, no despertar nuestros fantasmas, no resucitar nuestros miedos.

Benditos sean los que se dirigen con suavidad y gentileza, hablando el idioma de la paz para no asustar a nuestra alma.

Benditos sean los que tocan nuestro corazón con cariño, nos miran con respeto y nos aceptan enteros con todos nuestros errores e imperfecciones.

Benditos sean los que pudiendo ser cualquier cosa en nuestra vida, escogen ser generosidad.

Benditos sean esos iluminados que nos llegan como un ángel, como flor o pajarito, que dan alas a nuestros sueños y que, teniendo la libertad para irse, escogen quedarse a hacer nido.

La mayoría de las veces llamamos a éstas personas “amigos”

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