Olavarrieta 
Educar es lo mismo que poner un motor a una barca… Hay que medir, pensar, equilibrar… y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino… un poco de pirata… un poco de poeta… y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, … Leer más
Mi madre es un poema de blanca cabellera, que tiene a flor de labios un gesto de perdón. Cuando tras larga ausencia regreso ella me espera, me abraza como a un niño, me besa con pasión. Mi madre es pequeñita igual que una violeta, lo dulce esta en su alma, el llanto en el adiós. … Leer más
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse … Leer más
Abril florecía frente a mi ventana. Entre los jazmines y las rosas blancas de un balcón florido, vi las dos hermanas. La menor cosía, la mayor hilaba … Entre los jazmines y las rosas blancas, la más pequeñita, risueña y rosada, su aguja en el aire, miró a mi ventana. La mayor seguía silenciosa y … Leer más
La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes iban pasando sobre el campo juvenil… Yo vi en las hojas temblando las frescas lluvias de abril. Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor —recordé—, yo he maldecido mi juventud sin amor. Hoy, en mitad de la … Leer más
México, creo en ti, Como en el vértice de un juramento. Tú hueles a tragedia, tierra mía, Y sin embargo, ríes demasiado, A caso porque sabes que la risa Es la envoltura de un dolor callado. México, creo en ti, Sin que te represente en una forma Porque te llevo dentro, sin que sepa Lo … Leer más
Y la gente se quedó en casa. Y leyó libros y escuchó. Y descansó e hizo ejercicio. E hizo arte y jugó. Y aprendió nuevas formas de ser. Y se detuvo. Y escuchó más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Algunos bailaban. Alguno se encontró con su propia sombra. Y la gente empezó a pensar de … Leer más
Cayó como una rosa en mar revuelto… y desde entonces a llevar no he vuelto a su sepulcro lágrimas ni amores. Es que el ingrato corazón olvida, cuando está en los deleites de la vida, que los sepulcros necesitan flores. Murió aquella mujer con la dulzura de un lirio deshojándose en la albura del manto … Leer más
Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor.
Yo vengo de ver, Antón, un niño en pobrezas tales, que le di para pañales las telas del corazón.