Acusaciones cruzadas por la captura fallida del hijo del Chapo

Durazo presentó su renuncia. El sigilo de la Sedena y el rol de EU. Fuertes acusaciones sobre la autoridad estatal.

Son momentos límite al interior del gabinete de seguridad de Andrés Manuel López Obrador. Mientras la confrontación entre grupos criminales y fuerzas de seguridad no se detiene en Sinaloa, en la Ciudad de México se multiplican las acusaciones y crece el dato de que el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, le presentó su renuncia al Presidente por el fallido intento de captura del hijo de Joaquín Guzmán Loera en un fraccionamiento de Culiacán.

AMLO conoció la situación minutos después del mediodía del jueves. Una operación llevada con máximo sigilo entre las Fuerzas Armadas y las agencias de seguridad de Estados Unidos -acaso los verdaderos interesados en esta captura- que le impidieron al Gobierno cualquier margen de maniobra. 

Según afirman fuentes del gabinete, desde la Secretaría de la Defensa se organizó un operativo para que fuera la Guardia Nacional quien detuviera al hijo del narcotraficante. Al verse rápidamente superados en número, fue precisa la intervención de la Secretaría de Marina que rápidamente asumió el control del escenario.

La narco insurgencia del Cártel de Sinaloa logró la liberación del hijo del Chapo

El mecanismo puesto en marcha por la organización criminal de Sinaloa dejó a las fuerzas regulares sin posibilidad alguna de resolver la encerrona. En el transcurso de la tarde se liberaron reos, fueron bloqueadas carreteras, así como también se hizo imposible el acceso a aeropuertos civiles y pistas militares. La captura se logró pero era imposible sacar a Ovidio Guzmán de Culiacán y mucho menos del estado.

Desde el círculo militar agitan la tesis de que hubo colaboración de efectivos municipales y estatales en favor de los grupos criminales. Por ahora sólo versiones, que de confirmarse anticiparían semanas muy complejas para el gobernador del PRI Quirino Ordaz. Por mucho menos se habló de “desaparición de poderes” en Guanajuato y Tamaulipas.

Desde el círculo militar agitan la tesis de que hubo colaboración de efectivos municipales y estatales en favor de los grupos criminales. Por ahora sólo versiones, que de confirmarse anticiparían semanas muy complejas para el gobernador del PRI Quirino Ordaz. Por mucho menos se habló de “desaparición de poderes” en Guanajuato y Tamaulipas. Está por verse.

En Palacio Nacional advierten que el plan de la Sedena organizado en conjunto con autoridades de EU tenía la motivación política de que Donald Trump pudiera iniciar su campaña en EU con una detención estruendosa. Sería el mismo grado de cooperación -que roza la sumisión- que la 4T está demostrando en materia migratoria con el país vecino. 

La madrugada deja más heridos aparte de Durazo. El titular del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez Zapata, nunca tuvo la información necesaria para facilitar al Presidente y por eso quizás el error más costoso a nivel político: el Gobierno podría haber dicho que intentó capturar a Guzmán y que en ese proceso se descontroló la situación, pero la idea de que fue capturado y liberado para contener la violencia cristaliza como pocas veces lo endeble que es el Estado de Derecho en México.

La Guardia Nacional también sale muy herida. Intentó tener un golpe de efecto en un momento en el cual las cifras de seguridad no mejoran en el país y en lugar de un triunfo la fuerza quedó como articuladora de una entrega, de una rendición que de ser tal dará la vuelta al mundo.

El presidente vive una noche turbulenta por un manejo de información compartimentado y receloso que pone en jaque la utilidad de reunir a sus responsables de seguridad todos los días al alba para que después lo sometan a un tropiezo político de semejante envergadura. ¿Habrá más renuncias?

LaPolíticaOnline.

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